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1/09/1939 Génesis del apocalipsis

Por: MGT. Andrés Salomón Pedraza
Maestro en Gestión turística del patrimonio cultural y natural por la Universidad de Barcelona
andres.salomon@strategamagazine.com

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Panzers alemanes a toda velocidad arrasaban con todo lo que se les cruzaba en su camino, después de que la Luftwaffe (fuerza aérea nazi) minutos antes había bombardeado ciudades, poblados, personas, puentes y demás entes con tal de tomar al enemigo por sorpresa. En la retaguardia la Heer (infantería), detrás de los tanques, avanzaba liquidando a cualquier cosa o persona que quedara en pie. Este estilo de guerra nunca antes vista sería llamada Blitzkrieg, guerra relámpago, en donde se buscaba un ataque rápido y contundente. Y, sin duda, lo fue, ya que le permitió al III Reich de Hitler hacerse de prácticamente toda Europa en dos años.

El 1 de septiembre de 1939 es la fecha en que Polonia y el mundo entero, así como todo lo que habitaba en él, quedaría marcado de por vida, política, económica, ecológica, demográfica y estadísticamente. Iniciaría un conflicto en donde el odio, la xenofobia y la venganza acabarían con unos 60 millones de personas en sólo seis años. Múltiples conflictos actuales son el resultado de esta guerra que ha trascendido incluso después de casi 80 años de haber concluido.

Pero echemos un vistazo al preludio de esta carnicería; Hitler se jactaba de que después de la Primera Guerra Mundial, Alemania fue ultrajada y mutilada, y debido a estos acontecimientos buscaba recuperar aquellos territorios en donde había población alemana: los Sudetes, en Checoslovaquia, Austria y, por supuesto, Polonia.

De manera inteligente, una semana antes de invadir Polonia, Herr Ribbentrop, canciller nazi, firmaba un pacto de no agresión con su homólogo soviético Mólotov; de esta manera Hitler se aseguraba de no ser atacado por el flanco oriental. Posteriormente a la invasión alemana, Stalin, con su ejército rojo, se haría de la parte oriental de Polonia, ocupando así al país por completo. Sin embargo, sólo dos años después Hitler violaría este tratado e invadiría a la URSS buscando el tan deseado Lebensraum (espacio vital) para su pueblo y Reich de mil años… que para fortuna de todos sólo fueron unos efímeros doce.

Una vez en el poder, se dedicó a persuadir, de una manera muy agresiva, a Francia e Inglaterra (vencedores de la Primera Guerra Mundial y editores en jefe del Tratado de Versalles) para anexionar las zonas ya mencionadas o habría guerra; en el caso de los Sudetes, el gobierno checoslovaco ni siquiera fue invitado a la conferencia de Múnich en donde el objetivo principal era desmembrar su territorio (sí, esto ocurrió) y dárselo a Alemania; Austria (tierra natal de Hitler) fue anexionada sin un solo disparo, simplemente se ocupó con militares. Dato curioso, existe una plaza en Viena llamada Mexikoplatz en honor a México, ya que nuestro país fue el único que se opuso a esta anexión en la Sociedad de Naciones (predecesor de la ONU).

Poco a poco Hitler fue obteniendo todos y cada uno de sus caprichos, hasta que puso su mirada en Polonia. Este territorio sería la gota que derramó el vaso; Francia e Inglaterra se negaron a aceptar una ocupación amenazando con declarar la guerra en caso de invasión. Y así fue. Para este tiempo la Wehrmacht (fuerzas armadas alemanas) eran de las más potentes y modernas de la época, contaban con una fuerza aérea totalmente nueva, submarinos, tanques de última generación y armas de infantería más eficientes cuyo propósito era masacrar en una mayor escala.

Bastó sólo un mes para ocupar Polonia, pero la desolación, la destrucción y la muerte apenas comenzaban; propagándose por todo el continente y después por todo el orbe, involucrando a casi todos los países de forma directa o indirecta. En el caso de México, la participación fue principalmente aportando mano de obra para maquila de vehículos, armas y demás labores para los Estados Unidos, y, por supuesto, exportando recursos naturales, entre ellos nuestro oro negro, pues para esa época México contaba con una de las mayores reservas. Sería casi hasta el final de la guerra que enviaríamos a nuestro Escuadrón 201 en el frente del Pacífico.

Concluyo con Paul Valéry: “La guerra es una masacre entre gentes que no se conocen para provecho de gentes que sí se conocen pero que no se masacran…”.