INICIO | PANORAMA POLÍTICO
PANORAMA POLÍTICO

A todo se acostumbra uno

Por: MAPPP. Samantha Aurora Acosta Cornu
Economista, maestra en Asuntos Políticos y Políticas Públicas, docente y doctorante
samantha.acosta@uaslp.mx

Share This:

Desde que era niña escuché a mi papá decir, muchas veces, que “a todo se acostumbra uno”. Como en varias otras ocasiones, esa sabiduría no la comprendí hasta bastante tiempo después. Y es que, mirándolo desde un ángulo humano, es muy cierto, podemos llegar a acostumbrarnos a prácticamente cualquier cosa, situación o persona.  ¿Qué pasa con los temas políticos, sociales, económicos y, en general, humanos?

Hay una analogía, o relato muy famoso, que casualmente (o quizá no tanto) se ha arraigado en la conversación cotidiana y popular, es la historia de la rana que murió hervida. Si no la conocen, aquí va muy breve.

En cierta ocasión, una rana fue capturada, al principio tuvo mucho temor, fue llevada a una olla con agua caliente, se sintió a gusto. Cada que el agua aumentaba de temperatura (gradualmente) había un poco de incomodidad, sin embargo, siempre se acostumbraba, llegó un punto donde ya no sintió cambios, eventualmente, pereció en el agua hirviendo.

Como seres humanos pasamos por momentos muy similares, y los conflictos, eventualidades y hasta las crisis que en un momento nos hacen temblar, al no ser atendidas de manera inmediata, se van diluyendo. Pero ¿significa que están resueltas? No. En ocasiones, lo contrario.

Ejemplos, muchos. Vamos a ver tres muy puntuales y de carácter político, ambiental y económico. Seguramente se acuerdan de las primeras noticias que nos alarmaban con una inminente “guerra fría”, con respecto del conflicto entre Rusia y Ucrania. En ese momento de explosiones y gran tensión política todo era caos, confusión y bombardeo mediático. En aquellos meses de este 2022 los medios de comunicación cubrían el evento, las redes sociales se inundaron de gente opinando, recaudando fondos, mostrando el terror de los ucranianos y la incertidumbre tocando sus puertas.

Influencers internacionales viajaban “temerarios” a Ucrania para cubrir la nota y “mostrar” de viva voz la crueldad rusa. El mundo comenzó a polarizarse de manera evidente, mandatarios se pronunciaron en bandos y todo parecía a punto de explotar en una Tercera Guerra Mundial… ¿Y luego?

El tema se diluyó. La exposición y la premura de otros temas lo volvieron cotidiano, la cotidianidad en la política y la economía lleva a la normalización. Lo que parecía tan urgente se fue esfumando, los medios dejaron de darle todo el espacio de cobertura, los likes y las vistas de las redes sociales cambiaron de interés y, por ende, se aminoró la premura y el terror, pero ¿se resolvió el tema? Ni cerca de ello. Los ucranianos siguen en tensión con los rusos, los conflictos fueron “manejándose” y “olvidándose”. Seguramente nos enteraremos cuando haya algún acuerdo y momentáneamente se reavivará el tema.

En al ámbito económico ha sucedido algo similar, a principios del año la gran preocupación se llamó inflación, tasas no vistas desde hacía algunos años alarmaron a la población en el mundo, incluso se habló de una posible recesión en Estados Unidos y las opiniones no se hicieron esperar. Hoy es un fenómeno que pasó de ser catastrófico a “manejable por ser inevitable”.

La situación ambiental es el ejemplo más claro y longevo para mostrar este fenómeno de dilución. Desde la década de los 90 es que el asunto fue acogido de forma evidente y, a pesar de todos los avances habidos, se continúa inmerso en la gran problemática del calentamiento global y el deterioro natural. Sigue siendo motivo de alarma, cuando hay un desastre, una sequía y cuando los científicos suben el tema a la élite política, pero el deterioro es diario y, por lo tanto, cotidiano. Es un grado más en nuestra olla.