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Adaptarnos al estrés: tarea imposible

Por: Dr. José Antonio Malfavón Ruiz
Médico Cirujano especialista en Psiquiatría por el ITESM
amalfavon@diloterapia.mx

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¿Sabías que existe un término para explicar la muerte por estrés laboral? Se denomina karoshi y fue acuñado en Japón a raíz del efecto compensatorio que tuvieron como cultura, después de luchar para sobreponerse de los estragos provocados por la Segunda Guerra Mundial. Este país se convirtió en el líder de la eficiencia profesional, sin embargo, trajo consigo una serie de problemas en la salud mental de todos aquellos que llegaron a reportar hasta 100 horas laboradas a la semana. Tomémonos un minuto para digerir la información: ¿hay gente trabajando 100 horas a la semana? Eso quiere decir 14 horas diarias de lunes a domingo (¡sí! Dije: lunes a domingo).

Toma esos datos en cuenta y ponlos en stand by mientras te cuento sobre lo que provoca en nuestro organismo el estrés y, en particular, el generado en el área administrativa. Hablemos desde una perspectiva de psicología evolutiva, remontémonos a la época de las cavernas. Los seres humanos estaban en constante peligro, el cuerpo se sometía a un estrés instintivo que ayudaba, pues permitía que el organismo secretara niveles altos de cortisol y adrenalina en función de prepararlo para una rápida huida o lucha contra la amenaza en turno. Quizá ya vayas adivinando hacia dónde me dirijo con estos datos.

Maravilloso el cuerpo con sus químicos que nos hacían pelear o correr para ponernos a salvo, ¿no? Pero, espera un momento, y si el estrés viene de estar frente a una pila gigante de documentos para revisar o capturar y que tienen un deadline (situación que jamás consternó a los hombres de las cavernas) o hay cuentas por pagar... Entonces, ¿de qué sirve el cortisol? ¿Acaso vas a correr rápido para alejarte de los archivos? O ¿vas a pelear a muerte contra los agentes de cobranza? No lo creo, después de siglos de hominización hemos quedado con vestigios adaptativos que aún no se acomodan como debieran. El cortisol contenido, sin ser disipado con la huida o la lucha, nos está enfermando a todos.

¿Recuerdas que iniciamos hablando de las presiones en la cultura japonesa y las muertes que está causando el karoshi? Bueno, no te vayas a espantar, pero ¿qué crees? En la lista de los países con el mayor número de personas afectadas por el síndrome del burnout (agotamiento por estrés laboral) el tercer lugar lo tiene Estados Unidos, con un 59% de la población económicamente activa que presenta la sintomatología característica. El segundo lugar se lo lleva China, con un 73%; hace sentido, ¿no? Son grandes economías y potencias mundiales, sus niveles de producción están continuamente bajo presión… pero que alguien explique qué hace México (sí, estás leyendo bien, EME, E, ACENTO, EQUIS, I, CE y O) encabezando la lista con un 75%. El dato viene de la Organización Mundial de la Salud, en un estudio realizado en 2017.

Vamos a ponernos más serios y pensemos: ¿qué nos está pasando?, aunque es verdad que el 85% de las organizaciones en México, según la revista Forbes, no ofrecen las condiciones para establecer un balance entre la vida personal y laboral de sus empleados, también es cierto que el cómo actuamos frente a las adversidades depende de cada uno de nosotros.

Mis recomendaciones, si detectas que estás sometido a niveles altos de estrés, son:

  1. Organízate: no le saques la vuelta a tus pendientes. Administra tu tiempo, dales estructura a tus asuntos.
  2. Mindfulness: el pasado y el futuro son conceptos, no realidades. Vive aquí. Vive ahora. Se vale ser previsivo, pero no aprehensivo.
  3. Actívate: mueve tu cuerpo, los químicos en nuestro cuerpo necesitan la lucha o la huida, ¿recuerdas? Haz ejercicio, muévete.
  4. Recréate: piensa en algo que disfrutes mucho hacer y dedícale tiempo. Tu cerebro se sentirá relajado y secretarás más serotonina, la cual te ayudará a sentirte mejor.
  5. Medita: ponte en blanco. Al inicio es complicado, pero te recomiendo informarte sobre técnicas básicas para principiantes. Poco a poco te irás percatando de los beneficios de esta práctica milenaria.

Y recuerda: acude con tu médico a valoraciones anuales, la vida nos dura lo que nos aguante el cuerpo.