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PANORAMA INTERNACIONAL

Colombia, más allá de la PAZ

Por: DA. Javier Rueda Castrillón
Analista económico en diferentes medios; autor de artículos sobre política y economía
jruedac@me.com

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Colombia cuenta con personajes difíciles de olvidar, que endiosados en la nuevas narconovelas, pareciera que nunca han dejado su fama en relación con lo ilícito. Viajar con pasaporte colombiano resultaba un sinónimo de inspección aduanal obligatoria, por causas que van mucho más lejos que el famoso Juan Valdez, o los mediáticos Juanes, Falcao, Shakira y Sofía Vergara. La tierra del café representa un pasado lleno de violencia, pero con un futuro halagador que, para muchos países del continente latinoamericano, significa un ejemplo a seguir tras los intentos de acuerdo hacia la paz establecidos con las FARC, impensable y retador dentro de un gobierno encabezado por Juan Manuel Santos, convencido en dejar atrás el pasado.

Colombia vive una democracia dónde Uribe y Santos, decidieron encontrarse en el Vaticano, escenario perfecto para conciliar políticas distintas que los han llevado a ser un ejemplo de diálogo y búsqueda de acciones en pro del país, que si bien están llenos de intención, siguen polarizados tras el atentado del pasado mes de junio en Bogotá.

Nuevas normas tributarias, incrementos en costos y salarios, alzas en los precios del petróleo y una dinámica y reforzada actividad turística, son titulares fijos en cada reporte económico colombiano; como si de un clon se tratara, es inevitable relacionar este marco con nuestro país, inmerso en reformas, aumentos y una larga lista de similitudes. Aurelio Casillas, el animal de Chacorta y todo el catálogo de capos televisivos, dejan en evidencia el presente de un México que calca a la perfección el pasado colombiano, siempre seducidos por Rutila y Matilde e impresionados por el omnipresente Escobar.

Paradojas del momento, hoy el pasaporte mexicano empieza a ser motivo de revisión, entendiendo una historia en la que el día a día mexicano vive un deja vu, motivo para aprender y consolidar esquemas de crecimiento, un reforzamiento a los pilares económicos de la nación y un juicio directo hacia necesidades de cambio.

Un control a la inflación como política prioritaria, tasas de interés favorables para la inversión, un recaudo de impuestos mayor auspiciado por una reforma tributaria, una subvención menor al petróleo, la inversión en infraestructura y comunicación dentro del país, el aumento en la producción agropecuaria y la reactivación turística, son puntos que nos harían pensar en la actual economía de México, pero que representan una realidad en la política colombiana, haciendo de esta comparación, un clon perfecto con opciones de futuro, ¡mucho futuro!

Dime con quién andas y te diré quién eres… México y Colombia estrechan distancia y emergen en busca de un adelanto significativo, inmersos en una situación de alta tensión en la geopolítica internacional, con una Venezuela con los días cada vez más contados y un Trump cada vez más perdido, afrontando una política de exportación dependiente de un Dólar y con una fama cada vez más pareja.

Siendo un socio amigable para poder formalizar negocios en la región de América Latina, el acumulado de inversión de México en el país de las esmeraldas es de cinco mil millones de dólares entre 2000 y 2016, siendo el primer inversor en el país de América Latina y el onceavo del mundo. Colombia presume sus acuerdos comerciales vigentes que le permiten tener acceso preferencial a cerca de 1,500 millones de consumidores en importantes mercados, algo que desde la época del innombrable Salinas, México buscó con su larga lista de TLC.

Las condiciones están dadas para invertir; el esperado final en el conflicto con las FARC, abre la oportunidad de diseñar un plan de incentivos con beneficios tributarios especiales; informes de FDI Markets confirman cómo actualmente en Colombia operan directamente más de 55 firmas mexicanas, destacando empresas como Cementos Mexicanos, Grupo Bimbo, Mexichem, Grupo Salinas, Telmex e Interjet, entre otras, que muestran la confianza en el crecimiento económico sudamericano.

En esta Alianza del Pacífico, acompañados por dos economías “de moda” como son Chile y Perú, existe un mercado de más de 215 millones de personas, siendo de carácter vital una integración política, social y económica, que la convierta en el panorama más exitoso de América Latina.

Colombia trata de posicionarse en la economía mundial, sabiendo de su necesidad de poner fin al conflicto armado y consolidar el rumbo para reconciliarse y vivir en paz. De igual manera, México está obligado a mirar a detalle y trazar su propia ruta hacia el crecimiento y la estabilidad. Estampas de un ejército en la calle, retenes carreteros y el toque de queda, fueron rutina en un pasado colombiano que revive sus momentos en tierra azteca, al son de un narcocorrido y con el look del Cochiloco que pone de manifiesto de dónde viene la plata, un juego peligroso que puede complicar la estabilidad internacional en el bloque americano.

Sustentados los pilares económicos, el trabajo social hacia una mejora tangible obliga un cambio a favor de la educación, la igualdad y el esfuerzo, así como a una confianza en las instituciones y un monitoreo constante en cada actividad, siendo el paraíso de Botero el lugar óptimo para empezar a romper paradigmas; veremos la capacidad de éxito, algo que, por similitud, pasará en México.

El colombiano por excelencia, Gabriel García Márquez y sus Cien años de Soledad, dejaban entre líneas una frase épica: “Lo esencial es no perder la orientación. Siempre pendiente de la brújula…”, oración eterna para retomar el buen rumbo de las cosas...