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ECONOMÍA

¿Cómo proteger nuestro capital en un ambiente inflacionario?

Por: MBA. Ramón Arturo García Miró
Máster en dirección de empresas por el IPADE (MEDE) con especialidad en finanzas.
linkedin.com/in/MBA-RAGM

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Al inicio de la pandemia existió terror financiero generalizado, guiado por la incertidumbre en los mercados. Esto se tradujo en un ajuste a la baja significativo en los mercados financieros. Al cabo de un año y medio desde aquel “simulacro de crash”, hoy casi todas las empresas han recuperado o superado sus valores en mercado. ¿Cómo ha sido posible esto, con subsecuentes olas y variantes de la pandemia azotando, empleo que aún no se recupera, empresas no vendiendo igual que en épocas prepandémicas y un largo etcétera?

En principal medida, por decisiones y acciones de los bancos centrales, guiados por la Junta de la Reserva Federal (en inglés, Federal Reserve System) de Estados Unidos. La tesis fue clara y, a mi parecer, correcta: inyectar dinero a la economía, a través de la compra de deuda e incentivar la circulación del dinero con tasas de referencia cercanas o debajo de cero, más un programa de incentivos intensivo. El plan funcionó y se logró mitigar en el mediano plazo el impacto económico que en el corto plazo parecía no tener freno. Pero como la ley de física “a toda acción corresponde una reacción”, en el mundo financiero es igual, entonces, ¿cuál fue la reacción de esta política monetaria expansiva y de rescate?

Inflación, aunque no se cansen los gobiernos y los bancos centrales de catalogarla como “transitoria”. ¿Cómo no va a haber inflación? Si sólo en el 2020 fueron impresos el 22% de todos los dólares en circulación en el mundo, si el plan de infraestructura de Biden inyectará otros 1.2 billones de dólares, si la contingencia ha golpeado las cadenas de suministro y, por ende, existe escasez de materias primas e insumos básicos para su transformación, esto en un mercado inundado de dólares en la calle, claramente no distribuidos de igual manera entre la gente. La inflación existe y se percibe en la calle, ¿cómo podemos proteger nuestro capital y poder adquisitivo ante esto? Muchos inversores famosos han acuñado frases para describir la inflación: “el impuesto de los pobres” o “el impuesto silencioso”, estas hacen alusión a que, con suficiente conocimiento, herramientas financieras e informados del panorama macroeconómico pueden no sólo protegerse, sino beneficiarse de épocas con alta inflación.

El primer paso es limitar las reservas en efectivo, sea en forma de billetes o en una cuenta de banco estacionado; debido a que por la simple definición de la palabra inflación el aumento de los precios hará que ese efectivo pierda valor.

La inversión en activos inmobiliarios siempre ha sido una estrategia interesante, puesto que este activo suele revalorizarse y ajustarse, ya que la necesidad de vivienda existirá, el costo de construcción aumenta, al menos, a la par de la inflación y construir una propiedad en el futuro será más caro que el día de hoy. Esta estrategia de protección podemos escalarla al siguiente nivel, si nos apalancamos a través de un crédito hipotecario, comprar un activo a precio de hoy y pagar con dinero que valdrá menos en el futuro. La mezcla de tasas de referencia bajas e inflación alta es perfecta para aplicar esta tesis, puesto que el aumento en los precios de construcción, las deducciones fiscales por el pago de intereses y los flujos que generará esa propiedad, ya sea rentándola o ahorrándonos en pagar renta, seguramente serán mayores al costo financiero que tendremos en el crédito, por lo que el beneficio de haber tomado ese riesgo podrá ser significativo. Adquirir un inmueble en preventa, fijando plan de pagos, también resulta interesante, puesto que, aunque no genere un ahorro o flujo de efectivo inmediato, si se negocia con inteligencia el costo financiero será de cero, a pesar de que exista un costo de oportunidad en el financiar al desarrollador en su proyecto. Otra alternativa son los metales preciosos, que han demostrado ser activos que conservan valor; así como acciones de empresas con una propuesta de valor sostenible, que compiten en un mercado capaz de trasladar el aumento de sus costos a los consumidores al tener demanda inelástica, como pudieran ser industrias de alimento, logística, inmobiliaria y de energías.

Por último, aunque con mayor volatilidad y con una necesidad de conocimiento técnico mayor, están los activos digitales (criptomonedas), los cuales han demostrado solidez, siendo el destino de mucho de ese nuevo dinero impreso, por lo que han aumentado su valor considerablemente y, en el largo plazo, sólo parecen consolidarse más.

El mundo financiero castiga a los indecisos y beneficia a los que lo estudian, no tomar decisiones ante la inflación mermará nuestro poder adquisitivo en el futuro cercano.