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STRATEGIAS

Conjugar estrategia en pasado, presente y futuro

Por: DCH. Edgar Josué García López
Doctor en Ciencias y Humanidades, por la UNAM y la UAdeC; investigador de la UCEM y del GICOM
edgarjosuegl@hotmail.com

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Es posible que en todos los aspectos de la vida cotidiana que requieran de procesos de planificación lo primero en lo que se piense es en responder el cuestionamiento: ¿hacia dónde vamos?, lo cual no está mal, pero si ello será lo único que lleve a la toma de decisiones, entonces esa visión limitada del panorama seguramente traerá consecuencias negativas para el proceso. Lo que se requiere para concretar nuevos escenarios es la configuración de modelos estratégicos de acción en tres tiempos. En este punto me he de permitir asumir que el lector ha de elegir los conceptos de modelo y estrategia que más le convenzan, y que estos encajarán perfectamente en el sentido de las siguientes explicaciones, que pretenden focalizar otros aspectos: las acciones y los tiempos.

Inicialmente hay que reconocer que en los procesos organizacionales como en la vida social todo es acción, es decir, nada pasa si no se hace, suena obvio, pero si los planes sólo se quedan en buenas intenciones, manuales, guías, idearios o algunos otros documentos que no se materializan, entonces, como ya se dijo, nada pasará. Las acciones son lo único que podemos observar, son lo palpable, lo medible; metas, objetivos, indicadores, todo tiene que ver con ellas. Atendiendo esto, lo siguiente será ubicar cuál es la acción o acciones que el modelo quiere que acontezcan. Por decirlo de forma resumida, todos los modelos tienen dos acciones, las que deben suceder y las que no, así que la siguiente pregunta clave es: ¿qué debe pasar para que ocurra lo uno y no lo otro? En este momento es cuando entra en juego la estrategia.

Ahora bien, para pensar en mundos posibles y factibles, se requiere de un modelo estratégico donde es tan necesaria la acción como la memoria y la imaginación; la interacción entre estos tres aspectos se puede comprender como el cruce del pasado hacia el futuro, o bien como el camino de la trayectoria a la tendencia. Para que quede más claro, entiéndase que la acción se manifiesta en el presente, la memoria reconfigura el pasado (conocida como la trayectoria) y la imaginación proyecta el futuro (entendido como la tendencia). Conjugar una estrategia en tres tiempos requiere de un modelo que trabaja la descripción de fenómenos, respondiendo a tres cuestionamientos específicos, uno para cada uno: en el presente la pregunta que se hace es ¿cómo está la situación?, en el pasado ¿por qué está así?, y en el futuro ¿cómo podría estar?

Nótese que la primera pregunta se establece en el presente, ya que es ahí, en el ahora, donde se identifica una necesidad a satisfacer, un problema a resolver, una interrogación a responder o una aspiración por alcanzar. Desde lo que está ocurriendo hoy es posible ver hacia atrás y hacia adelante, por eso este tiempo es el punto de partida. Como ya se pudo observar, la acción es el aspecto más importante de este modelo. El estratega debe ser muy descriptivo en los aspectos que le interesan de la situación actual al responder la pregunta ¿cómo está?, para que sea más sencillo atender las otras dos temporalidades.

Hacia el pasado no se debe cuestionar ¿cómo estuvo?, ya que su respuesta sólo describiría lo que pasó; por lo tanto, como lo que se pretende es identificar aquello que provocó el estado actual, el planteamiento es ¿por qué está así?, lo cual hace referencia directamente a vincular causas y consecuencias, a relacionar qué de lo que ocurrió antes afecta el ahora. Este momento es decisivo para comprender qué debe dejarse igual y qué debe cambiarse, para evitar los mismos resultados. A Albert Einstein, conocido por sentar los fundamentos de la física estadística y de la mecánica cuántica, se le atribuye aquella frase que bien puede representar lo antes dicho: “si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”, de ahí la importancia de voltear hacia atrás para proyectar hacia adelante.

Por último, hay que poner especial atención en que en el futuro (también conocido como tendencia), no se asume una posición determinista al preguntar ¿cómo estará?, como si por él mismo pasara, más bien se sostiene una postura abierta a las posibilidades y probabilidades que dependen de los factores, condiciones y circunstancias que se alteren o se mantengan, es decir, todo estará sujeto a lo dinámico o estático del acontecer cotidiano y de la forma en que se opere sobre él. Entonces, la pregunta que se establece aquí es ¿cómo podría estar?, con la cual también se entiende una sentencia de la que se habló líneas arriba, nada ocurrirá si no se hace algo para que ocurra; el término “podría” no da nada por hecho.

 

Cinco puntos clave para conjugar estrategia en tres tiempos:

  1. En procesos de innovación es necesario construir y apegarse a un modelo de acción estratégico que vincule siempre trayectorias y tendencias.
  2. Trayectoria se refiere al pasado, el presente es la acción y el futuro significa la tendencia. Sólo las acciones pueden alterar las trayectorias para impactar en las tendencias.
  3. De igual forma se asume que la acción es el presente, la memoria es el pasado y la imaginación, el futuro.
  4. Al centro de toda planificación estratégica deberán estar las acciones; jerarquizadas e identificadas como las que deben ocurrir y las que no.
  5. En el pensamiento estratégico, presente, pasado y futuro tienen una pregunta clave a responder cada uno respecto a una situación: ¿cómo está?, ¿por qué está así? y ¿cómo podría estar?, respectivamente.

En síntesis, construir modelos de acción estratégica en tres tiempos no sólo replantea preguntas, sino que también propone una visión integradora que articule trayectorias y tendencias para la toma de decisiones. En lo personal, siempre he sostenido que una es la acción y las demás son consecuencias. La clave radica no sólo en saberlo o asumirlo, más bien en identificar la relación entre unas y otras.