INICIO | ESPECIAL
ESPECIAL

El mediador entre el hombre y el robot ha de ser la innovación

Por: Fernando Mora
Director de Asuntos Corporativos y Desarrollo de Negocio, Opinno LATAM
www.linkedin.com/in/fernandomoragarciapage/

Share This:

“Diseñados para imitar a los humanos en todo, menos sus emociones. Pero había una posibilidad de que desarrollaran emociones propias: odio, amor, miedo, enojo, envidia… Así que tomaron precauciones. ¿Cuáles? Les dieron cuatro años de vida”

Ridley Scott, Blade Runner (1982)

Para 2045, una sola computadora tendrá más capacidad que los 9,453,891,780 coeficientes intelectuales del planeta. Para entonces, puede que nos volvamos inmortales o acabemos siendo exterminados. Ambos desenlaces serán fruto del uso de la inteligencia artificial en nuestro día a día.

Si algo diferencia a los humanos de las máquinas en 1982, cuando Ridley Scott llevó al cine Blade Runner, o ahora, que a través de una inteligencia artificial se puede componer una melodía o ganar al campeón del juego asiático GO y, también, en 2045 que el miedo será: extinguirnos como los dinosaurios.

No quiero que imaginen el próximo día de muertos o un armagedón, sino que piensen en la extinción de empresas, grandes corporativos, sistemas educativos, partidos políticos, fábricas, entidades financieras… piensen en todos ellos, probablemente, llegarán a la conclusión de: destrucción creadora.

Schumpeter ya nos decía que en el mundo capitalista el mayor protagonista es el “innovador creador”, pero, no se desalienten, el innovador creador podemos ser todos y la inteligencia artificial puede ayudarnos.

México tiene unos 85 millones de internautas, 83 millones de usuarios de Facebook, 20 millones de usuarios en Instagram, pero lo realmente importante, es que México tiene 130 millones de habitantes que generan datos online y offline 24 horas al día, 365 días al año. ¿Cuántos de estos datos han sido capaz de digerir las grandes empresas mexicanas? Muy pocos. Por eso, antes de hablar de uso de datos, de chatbots, de deeplearning o algoritmos enfrentados debemos hablar de innovación o la falta de ella.

Aunque el uso de la inteligencia artificial se esté generalizando y se democratice su acceso a través de servicios cloud, no olvidemos de lo realmente importante: la tecnología solo es una pequeña parte de la solución. La verdadera revolución a la que deben hacer frente individuos, sociedades, empresas, movimientos políticos y Estados, es a la innovación. Y, cuando hablo de innovación, no me refiero a grandes laboratorios con científicos haciendo experimentos, desarrollando últimas tecnologías, enormes presupuestos en I+D+i y superstars como Elon Musk o Jeff Bezos.

Piense en su empresa, en sus clientes, en sus productos o servicios, en todos los datos que ahora no está aprovechando y sea consciente de que en 18 años ya no existirá. ¿Dieciocho? Sí, es la media de vida actual de las empresas de Fortune 500 o, en otras palabras, de las 500 empresas con mayor valor bursatil de Estados Unidos. Una media de edad que ha pasado de más de 60 años de vida en 1950 a 18 años en la actualidad.

Una lista en la que muchos invierten y de la que el 40 % de las empresas habrán desaparecido en 10 años. Por eso es importante seguir siendo relevantes, y se logra innovando.

La innovación nace de y para el individuo. Una empresa o un líder innovador se caracteriza por hacer coparticipes de la innovación a todos sus colaboradores, y una vez que haya transformado su organización será capaz de centrarse en sus clientes externos. Esta forma de pensar lleva años siendo utilizada por los diseñadores y creativos – mucho más sensibles al cliente final – a través de la metodología Design Thinking, de la que todos ustedes, probablemente, han oído hablar.

Para que su idea tenga sentido debe ser viable econonomicamente, factible tecnologicamente y usable por cada perfil de cliente. Por lo que, si queremos que la inteligencia artificial sea parte de nuestras vidas, debe serlo para las de nuestros clientes internos y externos.

Por último, al hablar de innovación no podemos olvidarnos de la ágilidad. No esperen a que el cambio llame a su puerta, salgan a buscarlo. En un mundo intercomunidado dónde innovar se convierte en la única base para diferenciarse de la competencia, debemos sacar nuestras ideas a la calle antes que los demás, hacerlas factibles con la mínima inversión y probarlas antes de que se queden obsoletas.

Recordemos que, para 2045, la inteligencia artificial será parte de nuestras vidas: marcará el nacimiento de nuestros hijos, los mapas genéticos, conducirá nuestros autos, hará la compra, imprimirá nuestro desayuno y nos hará la cama.