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El Yihadismo y orígenes del Isis

Por: MDE. Karen Lizbeth Ayala García
Abogada en el Departamento Jurídico Corporativo STRATEGA Consultores
karen.ayala@strategamagazine.com

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TERRORISMO=VIOLENCIA. Algunos países en el mundo han vivido la catástrofe de sentirse indefensos e impotentes por no poder hacer nada para cambiar las situaciones de terrorismo. Estas acciones traen como consecuencia problemas económicos, políticos y sociales; pero me pregunto ¿qué quieren las personas que hacen terrorismo? Sus respuestas para tratar de justificarlo son de carácter religioso, político, económico, territorial… pero,  ¿acaso estos grupos deben llegar a esas acciones de violencia para lograr sus objetivos?

El Islam es la segunda religión con más seguidores en el mundo, muchos asocian ser musulmán con ser terrorista, pero no debería de ser así, ya que el grupo terrorista musulmán, son aquellos que tratan de justificar su violencia y agresiones en la religión, en su falsa interpretación de la misma para alcanzar fines más allá de los religiosos, como políticos y económicos; qué desgracia para aquellos que de verdad quieren profesar su religión como es, y no con la idea de que todo aquel que sea musulmán debe impartir violencia contra aquellos que no piensan de la misma forma o simplemente los ven como enemigos para sus fines.

Los llamados “extremistas musulmanes” han intervenido, mezquitas, iglesias, universidades, centros de estudio, incluso centros de reclusión, para propagar sus ideas, buscando debilidades y diferencias de esos grupos religiosos y políticos con la única finalidad de hacerse de más adeptos, han asumido popularidad ya que se han infiltrado mediante discursos, videos, películas, libros y todo tipo de medios de difusión ya sea vía internet, televisión, radio o prensa, entre otros.

Pero, ¿qué busca este grupo radical? Las respuestas son muy variadas, causas generacionales o antropológicas quizá… por un lado su justificación es expandir el Islam a todo el mundo, no importando el medio para su difusión ni las trabas que se presenten, así conlleve aniquilar a los que se opongan o resistan, y por otro lado, su lado su creencia de que llevando a cabo actos violentos en nombre de Alá, lograrán la perfección y felicidad dentro de su religión, a este grupo se les ha denominado como Yihadistas.

El yihadismo, trata de rescatar los orígenes del Islam, y considera la violencia como parte fundamental o importante para llevar a cabo sus fines, que son el aplicar literal la ley sustentada en el Corán respecto de cada individuo y su entorno social, por lo que ha recurrido a la extrema violencia, terrorismo, caos y pánico social para ejercer control y expansión de sus ideales; tienen una idea de la muerte y la vida como una simple experiencia, por lo que no sienten miedos, frustraciones ni sentimientos de culpa por sus actos.

Dentro del Islam, existen dos grupos, los suníes y los chiíes, los primeros no reconocen una autoridad religiosa suprema; en cambio los chiíes admiten la existencia de una autoridad superior, a quien denominan “imán oculto” o “mahdi”, pero afirman que vive escondido hasta su regreso como redentor.

Los Chiítas son moderados y consideran que el Corán aparte de su literalidad debe interpretarse a través de los imanes, que son sabios, seguidores espirituales y políticos de Mahoma, a diferencia de los suníes que son más radicales e interpretan de manera literal.

En el año 1988, surge el grupo terrorista denominado Al Qaeda, yihadistas extremos, de ideología no territorial como sus antecesores sino mundial, ya que querían difundir su ideología islámica por todo el globo terráqueo, recuperando territorio antes musulmán y acabando con los gobiernos occidentales y sus ideas contrarias a las suyas; este grupo fue liderado por el mundialmente conocido Bin Laden.

Tras la muerte de Bin Laden, surgieron múltiples grupos terroristas musulmanes, hasta que el 13 de noviembre del 2015, el ahora denominado ISIS, ocupó el lugar de Al Qaeda como el grupo terrorista número uno y más temido a nivel mundial, con el ataque que perpetró en Paris, Francia que dejó un saldo de 137 personas muertas y más de 400 heridos.

Este grupo de yihadistas, en su mayoría sunitas, se formó por guerrilleros, generales y militares que participaron desde los inicios de Al Qaeda y durante la guerra civil en Irak, con los grupos sunitas en el año 2006.

Desde su aparición, este grupo ha perpetrado miles de actos violentos y crímenes masivos, como secuestros, violencia sexual, decapitaciones, con un afán de expansión que ha nublado el verdadero Islam, y que ha acarreado tensiones mundiales y locales, ya que se han incrementado las tensiones entre sunitas y shiítas, convirtiéndose en confrontaciones entre regímenes en Siria que se convirtió en el lugar de guerra entre locales y extranjeros. Esclavitud, acoso y persecución a minorías religiosas y étnicas y a shiíes, conversiones forzadas al Islam, y destrucción de patrimonio religioso y cultural de incalculable valor, se han vuelto el sello de estos terroristas.

Su nombre viene de “Estado Islámico de Irak” y “al-Sham”  que traducido al árabe es “Gran Siria” o “Levante”, ISIS o ISIL, llamado así por su acrónimo en inglés, y “Daesh”, por sus siglas en árabe.

Desgraciadamente, este grupo ha motivado la migración forzada de miles de personas de su lugar de origen, por miedo, así como la huida de sus adversarios; el grupo es autosustentable, ya que sus recursos proceden de la venta de petróleo y gas en el mercado negro, de los fondos decomisados de bancos, de la venta de restos arqueológicos, de secuestros y extorsiones, de robos y del cobro de impuestos en las zonas bajo su dominio.

Pese a la constante lucha internacional contra ellos, ISIS ha golpeado en Europa devastando lo que se cruza por su camino, tal es el caso del doble atentado en Bruselas que en 2016 dejó 31 muertos; mucho menos se han visto ni producido cambios en Siria e Irak, donde el Califato que intenta construir este grupo de yihadistas extremos, ha podido resistir y en ocasiones superar los ataques del ejército de Bashar al Assad (actual presidente de Siria), así como los ataques aéreos de Rusia y la coalición que lidera Estados Unidos.

Considero que destruir a ISIS no es una solución viable, ya que el yihadismo es parte de la ideología; vimos cómo al derrocar Al Qaeda se multiplicaron los grupos sunitas que buscaban expandir sus ideas. Más bien deberían buscarse políticas y castigos más firmes, así como reforzar, desde las instituciones del propio Islam, denunciando desde el mismo Corán y su interpretación, sin minimizar los bloqueos económicos y de comercio en el mercado negro de armamento, con el fin de limitar el poderío del grupo.