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Ganadería sostenible

Por: IQ. David Daniel Andrade
Ingeniero químico; líder del Área de Investigación y Desarrollo de Componentes, en la industria automotriz
daviddaniel.andrade@outlook.com

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El sector ganadero es uno de los principales ingresos económicos de la sociedad actual, sin mencionar que es de los mayores contribuyentes en el mercado alimenticio. Hoy en día se estima que más del 50% del territorio nacional se ocupa con estos fines, posicionando al país en el lugar 11 en el mundo.

Si bien es verdad que millones de personas dependen directa o indirectamente de este mercado no todo su aporte es estrictamente “bueno”. Conforme crece también lo hacen las repercusiones que tiene en el ambiente, como son la liberación de metano, dióxido de carbono y óxido nitroso, mayores contribuyentes del efecto invernadero y estimando una aportación de casi el 20% del total de emisiones en la atmósfera; sin mencionar las áreas que son deforestadas anualmente para permitir espacios adecuados de pastizal de dichos rumiantes.

Gran parte de la naturaleza de los volátiles mencionados depende de cómo se alimenta al animal, y de sus excretas. Es bien sabido que, como todo negocio, siempre se busca optimizar ganancias, ya sea incrementando la producción por masa o de derivados, como la leche, o en su defecto por cabeza, priorizando el factor económico sobre el ambiental. Afortunadamente, existen distintos tipos de mitigaciones y efectivas opciones para contraatacar este problema, las cuales consisten en realizar esta práctica de una manera más sensible y consciente, a esto se le conoce como ganadería sustentable o sostenible.

¿En qué consiste? Pues bien, tiene como intención la misma práctica desde una perspectiva más “orgánica”, como evitar el uso de alimentos ultraprocesados para engorda o estimulación hormonal, permitiendo a los animales digerir de una manera natural. Así como el uso de aditivos incluidos en sus raciones, los cuales tienen como fin suprimir las enzimas que activan las producciones de los gases mencionados, reduciendo su emisión casi en un 30%.

Estos suplementos son nuevos en el mercado y si bien su implementación tiene relativamente poco, han sido bien recibidos por algunas empresas. Un claro ejemplo de su uso es el Clean Cow Project, el cual comprobó la efectividad de dicho producto en 30 ensayos realizados en granjas, con esto busca aplicarlo a gran escala a finales del 2021 en Brasil y posteriormente en el resto de Latinoamérica.

Otro prometedor proyecto fue lanzado por la FAO, la organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (Latinoamérica), el cual se titula “Ganadería Climáticamente Inteligente”, que ha presentado siete propuestas de actualización de planes de desarrollo y ordenamiento territorial en los cuales promueve las buenas prácticas de ganadería, como la siembra o el cultivo en áreas previamente degradadas, la implementación de un sistema agrícola-foresto-ganadero, así como el establecimiento de escuelas para enseñar estos métodos. La implementación de estas técnicas, dirigidas al mejoramiento de los parámetros productivos, reproductivos, alimentación y manejo de excretas, influenció más de 40 mil hectáreas, incrementando los ingresos de los productores en 15.83%, su rendimiento en 12.85% y la eficiencia productiva-ambiental en 27.18%, colocándola como una pionera y prometedora iniciativa a nivel mundial.

Es una realidad que la ganadería cuenta con un papel crucial en la adaptación del cambio climático; hacer lo que esté a nuestro alcance para apoyar a este sector, esencial en la economía y el desarrollo mundial, es la clave para avanzar hacia un mejor futuro y proteger el medioambiente.