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ARTE Y CULTURA

La suerte está echada. Los oráculos modernos

Por: MDG. Irma Carrillo Chávez
Maestra investigadora UASLP
@IrmaCarrilloCh

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Desde que el mundo es mundo, una de las mayores inquietudes de la humanidad ha sido conocer el futuro. Salud, dinero y amor son las variables principales de las artes adivinatorias en la actualidad; atrás quedó la lectura de vísceras de ave que arrojaban los augurios del éxito o fracaso de una batalla.

La industria de la premonición y las artes adivinatorias es brillante y muy compleja. Podemos encontrar productos relacionados con la obtención de toda clase de deseos, algunos buenos, como el deseo de obtener el amor del ser que puebla nuestros desvelos, o bien maliciosos, como aquellos de nombres terribles como “polvo de te tengo a mis pies” o aquel que reza “polvo del desespero”. En estos maravillosos lugares, ubicados por lo general en los mercados, siendo el más famoso el Mercado de Sonora, de la CDMX, podrán ustedes encontrar toda clase de polvos, aerosoles, cremas, resinas, perfumes, jabones y ungüentos, cada uno con su respectiva oración o conjuro, los cuales cumplirán sus expectativas amorosas, o las relacionadas con el trabajo, alejamientos o amarres, venganzas y demás lindezas propias de la condición humana, algunas verdaderamente increíbles como es el caso de la oración a San Nicasio Mártir, para solicitarle la extracción de una mota en el ojo. Oración a la Santa Mota: esta oración tiene que rezarse a San Nicasio, Santo Mártir, que soportó suplicios innombrables, pero no una mota en el ojo: “Yo te imploro, ¡oh Mota!, que por el Dios viviente desaparezcas del ojo de (decir el nombre del afectado) tanto si es negra, roja o blanca. Cristo puede hacerte desaparecer. Amén”. Por si se les ofrece.

¿A qué se debe que tanto hombres como mujeres busquen el auxilio de polvos, filtros, bebedizos y oraciones para hacerse amar? La discreta visita al yerbero se ha convertido en gran comercio moderno. Amuletos para la buena suerte, contra el mal de ojo y polvos con diferentes propósitos sentimentales, y en donde lo único que usted debe hacer es recuperar un mechón de cabello o, en su defecto, una fotografía del sujeto en cuestión, pueden hacer maravillas en trabajos contra los celos, para atraer al ser amado o para dañarlo cuando no se es correspondido.

Todos hemos tenido contacto alguna vez con conocidos que no dan un paso en sus relaciones sin antes haber consultado al quiromántico de moda o, por lo menos, su horóscopo en una revista del corazón. Y se dice que quienes poseen el don de la premonición no aceptan emolumento alguno por sus servicios, sin embargo, no hay más que ver casos como el de Walter Mercado o Mhoni Vidente para darnos cuenta de que el negocio de la premonición sigue aportando pingües ganancias a costa de la esperanza, la ansiedad e incluso el morbo de sus seguidores.

La justificación que estas personas ofrecen a sus detractores va en el orden del siguiente argumento: “las personas necesitan creer en algo, tener un atisbo de esperanza ante lo negro del futuro, o bien ante la desesperación por la ausencia total de felicidad y buena fortuna en sus vidas”. Lo cierto es que un negocio de esta naturaleza da para mantener a una familia completa, incluidos miembros de tercera generación. Esta clase de lugares ofrecen al aspirante a mago una cantidad ingente de productos, pero también una oferta peculiar: la fusión de varias religiones y creencias populares, lo mismo nos podemos encontrar todos los ingredientes para organizar un rito yoruba que uno católico; imágenes de bulto o estampitas de la santa muerte, así como personas subidas a los altares por el pópulo, como es el caso de Juan Soldado, Malverde y hasta el mismísimo Pancho Villa.

Es tal el éxito de estos lugares que varias empresas mexicanas han puesto a la venta productos parodiando las imágenes de envases y empaques y cuyo contenido se limita a una buena cantidad de pastillas de menta. Que, finalmente, todo es un paliativo en este esotérico mundo.