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No se diga más… Star Wars

Por: Esteban Cortés Sánchez
Compositor de música para cine y director de orquesta
lecscorp.com

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En el verano de 1977 llegó a las salas de cine Star Wars (o como se le conoció en Latinoamérica, La Guerra de las Galaxias), título que más tarde cambiaría a Star Wars Episode IV: A New Hope. Esta cinta se rodó con un presupuesto de apenas 11 millones de dólares, al tipo de inflación de hoy serían como 45 mdd y ha logrado una recaudación global, incluyendo reediciones, de alrededor de 775 mdd. Pero no estamos hablando sólo de una película.

La trilogía original, Episode IV: A New Hope; Episode V: The Empire Strikes Back; y Episode VI: The Return of the Jedi generó más de 1,500 millones de dólares. La segunda trilogía –que técnicamente se podría ver como la primera– Episode I: The Phantom Menace; Episode II: Attack of the Clones y Episode III: Revenge of the Sith generó alrededor de 2,500 mdd y la tercera, Episode VII: The Force Awakens; Episode VIII: The Last Jedi y Episode IX: The Rise of Skywalker, ya supera la línea de los 2,500 mdd. Y, sin embargo, el cine no es el plato fuerte. Cualquier productor de Hollywood puede dar fe que la venta de juguetes –casi siempre– es el verdadero negocio en el género que hoy nos ocupa.

Si el cine nos puede dar una cifra de alrededor de más o menos de 7,000 millones de dólares, la venta de juguetes relacionados con Star Wars nos arroja al menos lo doble, es decir, 14,000 mdd. Es entonces cuando uno puede darse cuenta de que los 4,000 mdd que pagó Disney por Lucasfilm en 2012 no es una cantidad tan exorbitante, después de todo. A todo lo anterior nos falta sumar la venta de videojuegos, novelas, convenciones, entre otros.

No podemos dejar de mencionar la música

La banda sonora compuesta por John Williams básicamente revivió el hambre por música de orquesta en Hollywood. Hoy por hoy, el tema de Star Wars es tal vez el más reconocido alrededor del mundo. 40 años después y, en palabras de Hans Zimmer, “Hollywood es el único lugar en el planeta en el cual se siguen encargando composiciones para orquesta sinfónica de manera regular”.  El verdadero tamaño de Star Wars comienza a develarse ante nosotros.

Cuando se anunció la adquisición de Lucasfilm por parte de Disney se hizo a la par de otro anuncio: una nueva trilogía que tomaría la estafeta y continuaría la historia donde la original la había dejado. Si bien habría más precuelas (como Rogue One o Solo), la joya de la corona sería un set de películas que “miraría al futuro”, yendo temerariamente “a donde nadie había ido antes”. Bueno, eso no salió como todo mundo esperaba.

The Force Awakens, dirigida por J.J. Abrams, fue una carta de amor para todos los fans, pero por sí sola no alcanzó ese grado “épico” que habría podido llegar a tener. Sin embargo, mala no era. Rian Johnson escribió y dirigió The Last Jedi, la que prometía ser la mejor de la nueva trilogía (al grado de que Disney le ofreció al director una nueva para él solo) resultó ser la peor recibida, incluso Mark Hamill manifestó públicamente su desagrado por como había sido manejado su personaje. The Rise of Skywalker, dirigida una vez más por J.J. Abrams, se siente como un cierre apresurado y un fan service extremo.

Y es aquí donde llega la lección del día: la franquicia sobrevivió porque cuando tienes un fandom fiel, no importa qué lances, ellos seguirán ahí. Y ¿cómo consigues eso? Escuchándolos, dándoles lo que desean antes de que sepan que lo desean. Star Wars estuvo “dormida” durante años entre The Return of the Jedi y The Phantom Menace, hubiera desaparecido a no ser por los fans que no sólo devoraron la mercancía que salía al mercado día a día, sino que también generaba contenido nuevo. Las novelas e historias creadas por los seguidores fueron pieza clave en mantener viva esta saga y, de hecho, algunas pasaron a formar parte del canon oficial de Star Wars.

 Nada mal para un chico que creó un personaje inspirado en su perro, porque siendo sinceros ¿quién no querría vivir mil aventuras con el suyo?