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Políticas públicas en materia de ciencia, tecnología e innovación para México

Por: Mtro. Juan Carlos Romero Hicks
Lic. en Relaciones Industriales, M. en C. Sociales y Admón. de Negocios; Ex Rector de la Universidad de Guanajuato y Ex Director del CONACyT
@JCRomeroHicks

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En un mundo globalizado, México tiene la necesidad de adaptarse a diversas condiciones de competencia, incertidumbre y cambios. Mediante la creación de políticas públicas en materia de ciencia, tecnología e innovación, nuestro país puede enfrentar estos y otros escenarios, teniendo como consecuencia tanto competitividad como desarrollo económico. En México se han instaurado fondos sectoriales, becas y estímulos económicos por medio de algunas instituciones gubernamentales, destacando la participación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT).

Por lo anterior, surge la siguiente pregunta: ¿cómo está México en materia de innovación? Desde el año 2007, el Índice Mundial de Innovación, creado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), la Universidad de Cornell y la escuela de negocios INSEAD, mide el desempeño de los gobiernos por medio de 81 indicadores, partiendo de la tesis de que la innovación es uno de los motores de crecimiento económico de los países. Según dicho informe, México ocupa el lugar 58 de 127 países, siendo el ranking encabezado por Suiza, Suecia, los Países Bajos, los EEUU y el Reino Unido. En América Latina, nuestro país ocupa el tercer lugar, después de Chile y Costa Rica. (Innovación, 2017). En consecuencia, ¿qué medidas puede tomar el gobierno ante este panorama?

El gobierno de la República Mexicana, en su Plan Nacional de Desarrollo, ha impulsado un programa especial de Ciencia, Tecnología e Innovación. Basándose en diversas estrategias (inversión nacional en ciencia y tecnología, formación de capital humano altamente calificado, etc.), busca lograr una sociedad y economía del conocimiento. Su meta es que, para el 2018, México tenga un GIDE (Gasto en Investigación y Desarrollo Experimental) del 1% del PIB. Cabe mencionar que el GIDE hasta este año es de 0.52 % del PIB y, de esta cifra, el 61.9 por ciento es de financiamiento público (Quino Adrián, 2017).  A pesar de los diversos esfuerzos del gobierno, aún se necesita establecer, entre otras condiciones, un marco regulatorio, para que el CONACyT y otras instituciones, puedan ayudar a la creación de las políticas públicas hacia la resolución de problemas tangibles de la sociedad, por medio de la innovación. Creo que ésta recibirá un impulso significativo cuando universidad, gobierno y empresas trabajen juntas, sin sacrificar la necesidad de la investigación básica. También, el alumno de posgrado debe ser incluido, ya que ha estado “invisible” últimamente y no es considerado en la creación de dichas políticas públicas ni en las decisiones institucionales.

La ciencia no debe ser vista como algo “exclusivo” o “selectivo” de unos cuantos. Sabemos que el conocimiento y lo que se produzca a través de la aplicación de sus principios, está para ayudar a la sociedad y, por tanto, generar riqueza. Por lo anterior, es necesario que todos los ciudadanos se involucren en la creación de la agenda de políticas públicas, con un gran sentido de responsabilidad. Afortunadamente, ya se ha dado un paso en ese sentido. Por ejemplo, en el año 2012, un grupo de ciudadanos y la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) lanzó una iniciativa para crear la Agenda Ciudadana sobre Ciencia, Tecnología e Innovación, cuya meta principal es acercar al ciudadano para que conozca las aportaciones que la ciencia, tecnología e innovación pueden hacer para el desarrollo de la comunidad. Por consiguiente, se realizó una consulta ciudadana a nivel nacional sobre los diferentes problemas que tiene nuestro país (7 de noviembre de 2012 hasta el 30 de enero de 2013). Esta encuesta arrojó diez retos elegidos por la ciudadanía que son: Educación, Agua, Medio Ambiente, Seguridad Alimentaria; Energía, Salud Pública, Cambio Climático, Investigación Espacial, Migración, Salud Mental y Adicciones. En cada uno de ellos, se apuesta a que la innovación es el siguiente paso que permitirá resolver muchos problemas que encierra cada categoría, sentando la base para la agenda sobre políticas públicas en el futuro.

La innovación, la investigación y el desarrollo tecnológico son actividades que tienen un papel fundamental en el crecimiento económico de un país. Se ha hecho un gran esfuerzo por parte del CONACyT y otras instituciones para promoverlas, sin embargo, aún no se cuenta con las políticas públicas suficientes que las fomenten de manera plena a corto, mediano y largo plazo. En el futuro, éstas deben fortalecer la participación activa, el vínculo y la comunicación entre universidades, industria, gobierno y la sociedad civil, fomentando así tanto la competitividad como la productividad. Una cadena virtuosa entre educación, ciencia, tecnología e innovación podrá acercarnos a una sociedad en la que muchos problemas sociales, la desigualdad y el combate a la pobreza serán enfrentados de manera eficiente. En definitiva, debemos inspirar a los ciudadanos a que exploten su creatividad y capacidad de asombro a través de la ciencia y la tecnología, México los necesita ahora más que nunca para su desarrollo y fortalecimiento internacional.

Referencias Bibliográficas

CONACyT (2016). Convocatorias CONACyT 2016. Disponible en: http://www.conacyt.gob.mx: http://www.conacyt.gob.mx/index.php/sni/convocatorias-conacyt/convocatorias-programa-de-estimulos-a-la-innovacion/convocatoria-2016/10245-informacion-basica-pei-2016/file

Domingo, R. L., & Eduardo, C. A. (n.d.). ¿Qué es una política pública? Disponible en: http://www.unla.mx/iusunla18/reflexion/QUE%20ES%20UNA%20POLITICA%20PUBLICA%20web.htm.

Innovación, Í. G. (2017). Global Innovation Index 2017 Report. Disponible en: The Global Innovation Index : https://www.globalinnovationindex.org/

Quino (2017). AM Querétaro. Disponible en: http://amqueretaro.com/periodico-hoy/2017/06/20/mayor-gasto-en-investigacion-igual-a-crecimiento-economico