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ECONOMÍA

¿Qué hay detrás del Great reset?

Por: MBA. Ramón Arturo García Miró
Máster en dirección de empresas por el IPADE (MEDE) con especialidad en finanzas.
linkedin.com/in/MBA-RAGM

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Desde hace unos años se viene hablando de un gran reinicio económico mundial (Great reset), pero no había ido más allá de teorías. En junio de este complicado 2020, anunciaron –a través del Foro Económico Mundial, liderado por Klaus Schwab, apoyado por el Fondo Monetario Internacional, el príncipe Carlos de Gales y la Organización de las Naciones Unidas– que, en el 2021, en una “cumbre gemela” en Davos, finalmente se sentarán las bases para apretar el botón de reinicio.

Viendo en esta pandemia una “gran oportunidad”, como menciona Schwab, y bajo el estandarte de evitar situaciones de este tipo en un futuro, mitigar el calentamiento global, empujar la inclusión global de género y crear un sistema económico más sostenible, nos plantean algunos puntos en los que se centrará la agenda de este foro. Pero ¿qué hay detrás? ¿Realmente la “elite” mundial que controla los hilos económicos está preocupada por un mundo más verde, justo e igualitario? ¿O sólo pretenden hacernos sentir que somos parte y es por nuestro bien este reset? Insensible, inconsciente, egoísta y avaricioso el que no se sume al cambio, ¿no?

Analizando los esbozos de esta próxima cumbre, no se está proponiendo un reinicio, sino una restructuración del sistema capitalista actual, en el cual se plantea una corrección de arriba hacia abajo, con una imposición global de nuevas normas económicas, tributarias, industriales y administrativas. Porque, aunque nosotros no elegimos realmente a estos “líderes”, no dejarán de actuar como eruditos patriarcales que guían a un rebaño global. Si los resultados de estas imposiciones los benefician en cuanto a poder, dominio y riqueza, es mera coincidencia.

El impuesto al patrimonio, la evolución forzada a la cuarta revolución industrial, el control de nuestras decisiones organizacionales en la empresa, conocer hasta el último detalle de nuestro flujo económico a través de la digitalización de las monedas y la planteada prohibición del efectivo son algunos de los cambios que se proponen a ser impuestos por los gobiernos federales mundiales. Este tipo de políticas están siendo probadas en China, pues la estructura político-monetaria de este país capitalista/comunista, con un poder absoluto centralizado en el estado, permite la alineación forzada; teniendo resultados increíbles en materia de control de masas y reflejándose en constante aumento del poderío como potencia mundial económica. El resto de esta elite mundial no puede quedarse atrás, aunque antes tengan que tratar de convencernos de que es por el bien común.

Casualmente, no se menciona una condonación de deuda de países emergentes, sumamente apalancados y con el pie en el cuello por las grandes potencias mundiales, pues suelen tener ideas más nacionalistas y menos globalizadoras; y no hay mejor manera de mantenerlos a raya que una deuda estratosférica. Pero también las grandes potencias luchan contra este problema por la impresión desmedida de papel moneda y el control artificial de las crisis económicas. Sólo así se pudo mantener un mercado inflado hasta los dientes en Wall Street, cuando la producción, el consumo y otros factores macroeconómicos están por los suelos. ¿Cómo solucionar este problema? La impresión de dinero a gran escala, la renta básica universal ya propuesta (dinero gratis para todos), las tasas de interés en cero y la disminución de producción son variables que estos líderes están moviendo en la dirección trazada en los planes, resultan en menor oferta de productos/servicios y mayor demanda, pues hay dinero de sobra; esta es la receta perfecta para un incremento en la inflación. Y, ¿qué pasa si pedimos prestada cierta cantidad que usamos para consumir productos/servicios, pero pagamos años después con una inflación anual promedio alta? En poder adquisitivo, lo que ese dinero compra hoy a lo que compraba hace unos años, acabamos pagando cerca de nada. Pero alguien tiene que pagar y si no aumentamos el ingreso anual en la misma relación que la inflación creada, no podremos mantener nuestro estilo de vida.

El que inventa el juego será el dominante, mientras los demás terminan de entender y perfeccionar su complejidad, ahí será el momento de inventar uno nuevo o cambiar las reglas otra vez.