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¿Qué tan unida es la organización de las naciones unidas?

Por: MGT. Andrés Salomón Pedraza
Maestro en Gestión turística del patrimonio cultural y natural por la Universidad de Barcelona
andres.salomon@strategamagazine.com

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El mundo estaba desolado, hecho añicos; la moral y la economía en Asia y Europa por los suelos, muchas de las ciudades europeas se habían convertido en ruinas. La Segunda Guerra Mundial había concluido con la victoria de los Aliados, pero a un altísimo precio: la vida de aproximadamente 60 millones de personas, así como el uso sistemático de campos de concentración y extermino; el fomento al odio racial, la sobreproducción en la industria bélica y genocidios en Europa y Asia. El hombre, sin lugar a dudas, no estaba consciente de la cantidad de odio que podía llegar a manifestar; habíamos tocado fondo.

Pero retrocedamos un par de décadas y es que en 1918 el entonces presidente de los EUA, el idealista Woodrow Wilson, había formulado sus famosos “14 puntos” para concientizar a los gobiernos a mantener una paz duradera, a la solución pacífica de controversias mediante el respeto a la soberanía y la autonomía de los Estados, pero hizo énfasis en la creación de un organismo, el cual vele por la seguridad colectiva en el escenario internacional. Es así como nace la Sociedad de Naciones en 1919, dentro del Tratado de Versalles (el cual daba por terminada la I Guerra Mundial), con 65 miembros (incluido México); y aunque es cierto que tuvo algunos aciertos en distintos conflictos de la época, no contó con un peso considerable en las relaciones internacionales; y es que, para empezar, el Senado de los Estados Unidos nunca ratificó su entrada, es decir, que no eran parte de su “propia creación”; tampoco pudieron imponer su autoridad en la invasión a Manchuria por el Imperio Japonés en 1931 o en Abisinia (hoy Etiopía) por la Italia Fascista de Mussolini en 1935. Pero el mayor fracaso fue no poder impedir que el mundo se volviera a enfrentar en 1939, aunque esta vez con mayor agresividad y odio. La Sociedad de Naciones había fracasado.

El 24 de octubre de 1945 (con la II Guerra Mundial concluida) entra en vigor “La Carta de las Naciones Unidas” y así nace la Organización, la cual cuenta con 193 miembros y seis órganos principales, donde se discuten temas de distinta índole. Es la Organización intergubernamental (OIG) más importante del mundo y mediante sus organismos subsidiarios se encarga de velar por la paz y seguridad, el desarme, el derecho internacional, erradicar el hambre, fomentar la cultura y educación, entre muchos otros objetivos.

Hoy en día existen algunas “sombras”, y es que a pesar de que cuenta con el apoyo financiero de los países que la componen, y que cada uno tiene un voto en la Asamblea General en cuestiones sobre justicia, derechos humanos o el ingreso de nuevos integrantes, es bien sabido que, dentro del Consejo de Seguridad, los intereses de sólo 5 de ellos son considerados como ultimátum en las negociaciones de relevancia. Los llamados “P 5” o “5 permanentes” son los vencedores en la Segunda Guerra Mundial: Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China, los cuales tienen derecho de veto, si una resolución no les parece pertinente. Sin importar que comparten esa estancia con otros “10 no permanentes” (elegidos de 5 en 5 cada año, por un periodo de 2 años) y que es necesario el voto de 9 miembros para que la resolución pase, basta con que un “P 5” utilice su veto para frenarla. No es coincidencia que solamente ellos tienen “el derecho” de producir y almacenar armas de destrucción masiva. Otro problema es que se ha buscado incorporar a Alemania, Brasil, India, Japón y Sudáfrica como Permanentes, pero no parece que vayan a ceder los 5 originales. Añadiendo a estas “fallas”, la organización cuenta con sus famosos Cascos Azules, pero no pueden intervenir en un conflicto armado tan fácilmente, es el Consejo de Seguridad el que decidirá.

Existen casos como el de Ruanda, donde

–por intereses particulares y económicos del gobierno francés– en vez de enviar refuerzos, retiraron a los Cascos Azules, provocando un genocidio de casi un millón de vidas tutsis; además, las denuncias de abuso sexual por parte de estas fuerzas de paz en países africanos o Haití han agregado otra raya al tigre… Concluyo con Kofi Annan: “Muchos pensaban que los horrores de la Segunda Guerra Mundial no se podrían repetir. Y, sin embargo, se han repetido en Camboya, Bosnia y Herzegovina, Ruanda. Nuestra época nos ha demostrado que la capacidad del hombre para la maldad no conoce límites”.