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Resiliencia fiscal

Por: MDF. Ricardo Manuel Derreza Gutiérrez
Asesor y planeador fiscal

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Se entiende por resiliencia a la capacidad que tienen determinadas personas para lograr sobreponerse a situaciones adversas y lograr el éxito a pesar de los contextos difíciles o las arduas experiencias vitales experimentadas. Este término proviene del latín resilio, que significa volver atrás y su origen se relaciona con el campo de la física, donde sirve para denominar la capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido.

Actualmente, ha sido adoptado por la psicología siendo entendido como las habilidades del ser humano ante situaciones complicadas o choques emocionales. Sin embargo, no se trata sólo de superar problemas, sino de hacerlo de la manera correcta.

Ahora bien, ¿por qué hablar de resiliencia fiscal?, con este concepto se busca interconectar la idea de resiliencia con la materia tributaria respecto a poder superar algún caso con la autoridad derivado del no cumplimiento de obligaciones fiscales.

Podemos encontrar similitud con la vida cotidiana, pues, como sociedad, carecemos de una preparación fiscal idónea que nos instruya al debido cumplimiento de obligaciones fiscales, donde las omisiones, errores o malas prácticas sin dolo pueden ocasionar experiencias con la autoridad como invitaciones formales, determinación de créditos, embargo de cuentas, cancelación de sellos digitales, querellas por la vía penal, que, como en la vida real, muchas veces se deben al desconocimiento del tema.

Cuando un contribuyente tiene una vivencia como estas, difícilmente puede regresar a operar con la misma tranquilidad y seguridad jurídica que tenía, es común que su contabilidad y su cálculo de impuestos se convierta en un mecanismo de defensa y muchas veces pague impuestos en exceso para evitar alguna otra visita de la autoridad; evite pedir devoluciones de IVA para eludir algún tipo de requerimiento y cada vez que llegue un correo de la autoridad se lea como un mensaje del mismísimo SATanás.

Para construir una resiliencia fiscal con la cual podamos superar lo vivido con alguna de las autoridades, o bien prevenir, es importante empezar por conocer en materia fiscal nuestra operación y con eso desarrollar nuestro propio esquema tributario, cumpliendo con cada una de las obligaciones sin miedo de salir de lo cotidiano, cuidando que toda acción tenga un fundamento jurídico que ayude a enfrentar cualquier acto de molestia.

Acepta que el cambio es parte de nuestro sistema y que cada año existe la posibilidad de que la reforma fiscal adicione obligaciones o impuestos que nos hagan cambiar nuestra manera de operar.

Establece relaciones de apoyo, estamos en un sistema jurídico dinámico y siempre hay algo nuevo, por lo que es importante estar informado y rodeado de profesionales que te orienten, te ayuden y prevengan todo tipo de actos que puedan generar, en un futuro, algún problema.

A diferencia de la vida real, en el tema fiscal, como contribuyentes, jugamos el rol del sujeto pasivo (quien paga las contribuciones) y la autoridad, el sujeto activo (quien recauda), sin embargo, si bien la función del sujeto activo es recaudar más, muchas veces sus tiempos y formas no son correctos y nuestro sistema contempla tribunales que buscarán resolver de la manera más justa.

Por último, el sistema tributario se rige por lineamientos internacionales que señala la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y, en ocasiones, nos cuesta tropicalizar estas medidas a la realidad económica de nuestro país. Es así que el Estado también enfrenta el proceso de adaptación a nuevas maneras de fiscalización, por lo que las herramientas más importantes que se tienen son el conocimiento y la actualización en la materia, lo cual nos ayudará a la correcta toma de decisiones, a enfrentar a la autoridad con firmeza y respeto, demostrando que nuestra postura cumple en derecho con la legislación, de modo que vivamos en contexto tributario la frase de “la vida no se hace más fácil o más indulgente, nosotros nos hacemos más fuertes y resilientes”.