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Salud en la infancia

Por: MSP. María Jocelyn Bravo Ruvalcaba
Médica egresada de la UASLP; maestra en Salud Pública por la Escuela de Salud Pública de México, del INSP
@Ma_joshyta

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En el año de 1948, durante la primera asamblea a la que convocó la Organización Mundial de la Salud (OMS), se instauró el Día Mundial de la Salud, el cual se celebra –desde 1950– el 7 de abril; cada año, la OMS insta a la población alrededor del mundo, pero en especial a sus integrantes, a trabajar en pro de dicho tópico.

Para el tiempo en que escribo este artículo, aún no se ha publicado el tema a tratar en 2019, no obstante, dado que durante el mismo mes se celebra el Día del Niño, considero un deber ineluctable hablar de la salud en la infancia. La población infantil, de acuerdo con la Ley General de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes (2014), corresponde a la población menor de 12 años y, según la Convención sobre los Derechos del Niño (1989), deben ser reconocidos como personas con derecho a la supervivencia, el desarrollo, la protección y la participación.

¿Cuáles con los problemas de salud en la infancia?

La mortalidad en los menores de un año de edad es un indicador sensible para evaluar el estado de desarrollo de los países, a nivel internacional y en México las políticas públicas han estado encaminadas a disminuirla, y aunque de 1990 a 2016 disminuyó en más de un 60%, pasando de 32.5 a 12.1 muertes en menores de un año por cada mil nacidos vivos, todavía queda mucho por hacer, como se evidencia cuando nos comparamos con países desarrollados con tasas inferiores a 2, o incluso latinos, como Chile o Costa Rica, que tienen una tasa por debajo de 10.

La mortalidad neonatal, es decir, la que ocurre durante los primeros 28 días de vida, afecta hasta en dos terceras partes la mortalidad infantil, y mucho de ello se debe a los defectos al nacimiento, partos prematuros y bajo peso al nacer, entre otras complicaciones durante el embarazo. En los lactantes y escolares los principales problemas están relacionados con enfermedades infecciosas como diarreas e infecciones respiratorias, problemas de malnutrición, así como por cáncer, discapacidad y, sorprendentemente hoy en día, por accidentes, maltrato e, incluso, depresión.

Afortunadamente, la mayoría de los padecimientos en las niñas y niños puede prevenirse, y mucho depende de un ambiente favorable, unos cuidadores informados y responsables, así como contar con un sistema que brinde atención de calidad. Es decir, la salud de la niñez es responsabilidad también de la sociedad, pues “representa hoy un periodo de gran vulnerabilidad en el cual el organismo es especialmente sensible a factores favorables y desfavorables del entorno… los contextos en los que se produce el desarrollo son críticos y, en ese sentido, el más inmediato y temprano, el familiar, es sobre el que se construyen las bases. A medida que el niño crece, otros contextos relacionales adquieren mayor relevancia”, señalan Colomer-Revuelta y colaboradores.

¿Cuáles con las estrategias actuales para atender este tema?

A nivel internacional se ha promovido la Estrategia para la Prevención de las Enfermedades Prevalentes de la Infancia (AIEPI) y en México se le conoce como Atención Integrada a la Infancia.

Dentro de las actividades centrales destacan: la promoción de la Consulta de Niño Sano, dado que, como se mencionó previamente, es un periodo de desarrollo y gran vulnerabilidad, requiere de una vigilancia estrecha y es por ello que se recomiendan cuatro consultas médicas de control durante el primer mes de vida; después, cada dos meses hasta el primer año; al menos cada 6 meses de los 12 a los 48 meses de edad y, por lo menos, una vez al año a partir de los 5 años.

Se fomenta, además, la vacunación; en nuestro país contamos con un reconocido esquema de vacunas, el cual comienza desde el nacimiento y se fortalece de manera importante durante el primer año de vida. La vigilancia de los defectos también forma parte de esta estrategia, se sustenta en los tamices metabólico, auditivo y oftalmológico. No puede faltar el cuidado de la alimentación con la finalidad de evitar la anemia, la desnutrición o el grave problema actual que tenemos como lo es la obesidad. También se incluye la evaluación del neurodesarrollo y se promueve la estimulación temprana, la detección oportuna del cáncer, el evitar accidentes –en especial en el hogar– y la prevención del maltrato infantil. Y, de manera fundamental, la salud de la madre, así como la capacitación a padres o cuidadores de los infantes.

Como revisamos brevemente, la labor referente a la salud de la niñas y niños no es cosa menor y, además de la responsabilidad de los gobiernos, es una obligación que como sociedad ya no miremos a la infancia como la población del futuro, sino como la del presente, que tiene derechos y su bienestar depende directa o indirectamente de nuestras acciones.

Bibliografía:

Indicadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible México. Tasa de Mortalidad Infantil 1990-2016. Objetivos de Desarrollo Sostenible sitio web: www.agenda2030.mx

OECD. (2017), Health at a Glace 2017: OECD Indicators, OECD Publishing, París, Francia.

Centro Nacional para la Salud de la Infancia y Adolescencia. (2016). “Programa de Atención a la Salud de la Infancia y la Adolescencia”. Secretaría de Salud de México sitio web: ww.gob.mx

Colomer-Revuelta C., Colomer-Revuelta J., Mercer R., Peiró-Pérez R., Rajmil L. (2004). “La salud en la infancia”. Gac Sanit 18 (4): 39-46.