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Seis acciones para mantener el entusiasmo de los colaboradores

Por: Elisa de Sampedro
Creadora de Contenidos en Great Place to Work® México. Comunicóloga por la UNAMs; autora de textos educativos.
elisa.marquez@greatplacetowork.com

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La pandemia por coronavirus continúa y a pesar de las esperanzas puestas en las vacunas, todo indica que aún tiene muchos meses por delante. Innumerables organizaciones de diversos sectores continúan sorteando el desafío que representa esta crisis sanitaria.

Uno de los principales retos consiste en mantener el entusiasmo y el compromiso de los colaboradores, sobre todo para aquellas organizaciones cuyo personal continúa —en su mayoría— trabajando desde casa.

Por fortuna, el Modelo® de Great Place to Work® ofrece alternativas importantes para mantener en su mejor nivel el compromiso emocional de la gente, a veces tan esquivo. La cultura basada en la confianza ofrece herramientas para reforzar el entusiasmo de los colaboradores durante la pandemia. A continuación, seis acciones agrupadas en tres niveles: individual, organizacional y de los líderes.

A nivel individual:

  • Desarrollar empatía con los demás. Esto puedo hacerlo yo independientemente de que sea un líder o un colaborador sin gente a mi cargo. Si me acerco a mis compañeros y a mi propio jefe con la apertura de comprender lo que están viviendo, generaré una reacción de confianza en cadena. Cuando me siento triste, emproblemada, como que estoy perdiendo la brújula, pocas cosas son tan reconfortantes como saber que mi compañero o compañera está sintiendo lo mismo o que lo ha sentido en otras ocasiones. Se trata de quitarnos la careta del optimismo y la perfección que muchas veces nos impide reconocernos vulnerables.
  • Disfrutar al máximo mi trabajo. Cada quien desde su trinchera puede realizar este pequeño esfuerzo: mantener presentes aquellos grandes momentos que nos han dotado de alegría en el trabajo. Traer a la mente nuestros logros y nuestros sueños. Y tratar de aplicarlos en la nueva realidad. Al actuar de este modo contagiaré a mis colegas en mi grupo de trabajo. Es también una acción que debe estar impregnada del punto anterior: conviene que lo haga con naturalidad, sin estridencia, sin que parezca que me siento superior porque yo sí soy optimista y no caigo en la depresión. Se trata de hacerlo con sencillez y alegría para que mi ejemplo represente un motivo de inspiración para aquellos que se sienten con el ánimo caído.

A nivel de los líderes:

  • Reconocer. Ya sabemos que todos nos encontramos bajo fuego, ya sabemos que todos hemos tenido que reaprender nuestra forma de vivir a fin de salvarnos de los contagios. Para muchos, esto ha significado aprender a trabajar desde casa. Aprender a trabajar en un contexto diferente y en un hogar que casi con seguridad no tenía las instalaciones necesarias para hacer las veces de oficina. Todo esto supone un gran esfuerzo y quizá un desgaste. El mero hecho de que los colaboradores se conecten todos los días a una teleconferencia con una sonrisa en los labios debería ser motivo de agradecimiento y reconocimiento por parte de los líderes. Son ellos quienes deberán reconocer los crecimientos y las mejoras en todos los ámbitos. De este modo, coadyuvarán a mantener los ánimos a la altura de las circunstancias. Como en tantos casos, este reconocimiento debe ser sincero, y supone un crecimiento personal del líder en términos intelectuales, estratégicos e incluso espirituales.
  • Alimentar al grupo con los mejores. A los líderes les corresponden las nuevas contrataciones. Estas incorporaciones hoy más que nunca deben centrarse en la atracción de nuevos talentos cuyos perfiles coincidan con los valores y los objetivos de la organización. Aunque pudiera parecer reiterativo, reclutar a los mejores es fundamental para la sobrevivencia de la organización. Que los nuevos talentos sirvan de inspiración para los que ya están a bordo. En este punto, la sensibilización está en lo siguiente: que la incorporación de elementos externos sólo se haga cuando no haya elementos internos que puedan cumplir la función. Si se quiere motivar al personal es fundamental que perciban que dentro de la organización existen oportunidades de crecimiento y desarrollo. Lo contrario, por supuesto y como siempre, hunde el ánimo de los colaboradores.

A nivel organizacional:

  • Comunicar oportunamente y con honestidad. Nada es peor para una organización —sobre todo si se enfrenta grandes desafíos— que comunicar mal. Cuando la organización se guarda información, cuando no dice la verdad o cuando la inclina deliberadamente, los colaboradores lo perciben. Y eso destruye la confianza. Y si no hay confianza, no hay compromiso. Comunicar a tiempo antes de que el radio pasillo se adelante, demostrará honestidad e integridad de parte de los directivos. Asumir la verdad como es y convocar a todos a resolver los problemas entre todos, motivara a cada uno a dar lo mejor de sí mismo.
  • Innovar. Esta última sugerencia es crucial en tiempos de grandes retos. Las organizaciones deben aprender a rehacerse a sí mismas, a reconstituirse. Aprender a hacer las cosas de manera nueva. Y en este proceso la colaboración de cada integrante es indispensable. Pero la magia está en lo siguiente: en abrir las puertas a la innovación por todos elevará al máximo el ánimo y el compromiso de los colaboradores al reconocerse como valiosos. Nada entusiasma tanto como descubrir la propia capacidad para hacer crecer a la organización para beneficio de todos. Con este fin, será indispensable que la organización aprenda a escuchar y respetar la opinión de su gente. Que aprenda a reconocer que incluso en la más pequeña sugerencia para innovar o mejorar un proceso, puede haber una mina de oro.

Aplicar estos criterios y derivar de ellos nuevas prácticas culturales es una tarea que no puede postergarse. El futuro de las organizaciones se juega en el compromiso de los colaboradores y su adhesión a las metas que inspiren los líderes. Si no hay inspiración, congruencia y honestidad de parte de los líderes, el futuro estará echado.