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ESTILO Y VIDA

Separando y tirando la “basura mental”

Por: LN. Laura Sánchez Flores
Terapeuta especialista en cognición, lenguaje y biodescodificación
sanlauris@hotmail.com

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Martes, jueves y sábado pasa el camión recolector de basura, la cual separamos en casa en diferentes bolsas, según les enseñaron a mis hijos en la escuela. Y qué bueno que pasa seguido porque se junta bastante por día. Imagina si la tuviéramos que conservar, desde el horrible olor hasta la suciedad que se generaría, sólo de pensarlo me dan náuseas. Así como tiramos los desperdicios, así se expulsa lo que no sirve dentro de nuestro organismo, como el sudor o la orina, que, si se retiene, llena de toxinas el cuerpo.

Resultaría maravilloso que nuestros pensamientos, recuerdos y creencias pudieran tener un sistema automático de eliminación, la vida sería más sencilla y placentera, pero la mente necesita del análisis y autoobservación para saber qué necesita ser desechado porque está provocando toxicidad en nosotros.

Los residuos orgánicos e inorgánicos, con el tiempo, producen mal olor, la basura mental produce inconformidades, infelicidad, ansiedad e incomodidad general. De aquí la importancia de limpiar la mente de vez en cuando para sacar lo que no sirve antes de que cause estragos. Para tirar ideas, creencias y pensamientos, primero tienes que querer hacerlo, sólo tú decides cuánto tiempo deseas conservar recuerdos, resentimientos y sensaciones que te perjudican.

La información que ingresa en tu vivir deja una huella en la mente, pero no toda es valiosa, eso sí, es producto de las decisiones y acciones que realizamos, al permanecer allí afecta nuestros actos dejando nuevas influencias, y así sigue la cadenita. No sólo es importante limpiar, sino estar atentos a lo que dejamos entrar, por ejemplo, noticias alarmantes que inquietan, conversaciones con personas quejumbrosas...

Esos residuos mentales transformados en juicios deben ser clasificados. Hay etiquetas que no aportan nada bueno, por ejemplo, la idea de que una persona es “floja”, “rebelde”, o cualquier otro adjetivo, que surgió en una situación específica y nos hace reaccionar de determinada manera ante ellos. Lo peor es que cada etiqueta va ligada a un estado emocional que experimentarás cada vez que convivas con la persona en cuestión y te será difícil catalogarla de forma diferente sólo porque sí.

Las creencias también deben ser clasificadas, hay las que nos limitan, las que impiden hacer cosas, las que desvalorizan; como están desde que somos niños es más difícil identificarlas, pero te puedes dar una idea con expresiones como: “no sirvo para nada”, “nada logro hacer bien”, “soy un tonto”.

Estos conceptos no aportan, al contrario, por lo que deben ser desalojados cuanto antes, porque nos hacen creer que eso somos, que es nuestra realidad y no es así. Por eso es importante eliminar la “basura mental”, pero ¿cómo?

Primero que nada, vas a realizar un profundo análisis de tus ideas, pensamientos y recuerdos, clasificándolos en los que aportan y los que no. Separa todo aquello que produzca malestar, incomodidad, ansiedad con sólo pensarlo y una vez que esté lista tu selección de desechos, con lápiz en mano y una hoja en blanco, vamos a tirar la basura:

Escribe en tu hoja, por cada creencia que hayas encontrado, una situación en la que te limite, así con cada uno de los conceptos apuntados al hacer tu análisis. Escribe lo que pienses, no importa que parezca absurdo; puedes escribir groserías, reclamos, situaciones caóticas, incluso sumirte en la más grande negatividad que imagines; puede ser que al finalizar estés incómodo o enojado. La única manera de quitarles fuerza a esos pensamientos es haciéndolos conscientes, es decir, “tirándolos” fuera de la mente, a través de la escritura.

Al terminar, vas a romper las hojas escritas, posteriormente las vas a quemar, con mucho cuidado. Ahora, vas a escribir todas las cosas positivas que merecen ser conservadas. Apunta todo sobre tu familia, amigos, trabajo, pareja, estudios, con esto experimentarás una profunda gratitud.

Por último, piensa a futuro, proyéctate en 2 años, escribe en otra hoja lo que deseas, sin limitaciones, aunque parezca imposible de realizarse. Describe tu futuro “ideal”, sin basura que estorbe en el logro de tus metas. Al escribirlo debes irlo visualizando, siente la escena como si ya estuviera hecha. Con este ejercicio hacemos una limpieza y una reprogramación con el escenario ya sin “basura mental”, que asegure un logro de las metas con mayor facilidad, sin estorbos.

Realiza este ejercicio las veces que lo necesites y platícame tu experiencia, te aseguro que te vas a sentir más ligero y relajado al terminarlo.