INICIO | CINE
CINE

El amor en los tiempos del remake (y secuelas innecesarias)

Por: Esteban Cortés Sánchez
Compositor de música para cine y director de orquesta
lecscorp.com

Share This:

Hace unos meses, Netflix anunció con bombo y platillo la segunda parte de Death Note, cinta estrenada en 2017 como parte del contenido propio de la casa productora. La primera parte obtuvo muchas opiniones negativas por la inevitable comparación con el “original”; no hablo del manga que vio nacer la historia, sino del anime transmitido de 2006 a 2007, en Japón. A pesar de dichas críticas, Netflix se decidió a realizar una segunda parte que, a todas luces, solo puede tener una justificación: obtener ganancias. Death Note es la más reciente víctima de la usanza hollywoodezca de darle vueltas a material ya existente. ¡Adiós, creatividad artística!

Por más de 10 años, la tendencia al alza ha sido recuperar historias y contarlas de nuevo o continuarlas, muchas veces sin sentido. La saga de Star Wars es un ejemplo muy claro; Star Wars: The Force Awakens (2015)* recaudó a nivel mundial más de 2 billones de dólares, pero su “puntaje” en las páginas de crítica especializada se aleja mucho de sus predecesoras, ya no mencionemos el caso de Star Wars: The Last Jedi (2017)*, que recaudó poco más de 1.3 billones de dólares… y dividió por completo a los seguidores de la saga. De lejos se pueden ver las verdaderas razones para seguir exprimiendo a estos personajes.

¿Y por qué seguimos yendo al cine?

¡Ah! La hermosa –y bastante redituable– nostalgia…

Si observamos detenidamente el mercado del entretenimiento de hoy en día, veremos que la mayoría de los juguetes, ropa y artículos en general considerados hace años “para niños”, tienen, literalmente, a esos mismos niños en mente. Quienes nacimos en los años 80 y la primera mitad de la década de los 90, somos los que ahora nos estamos encargando de perpetuar el eterno regreso de las franquicias que alguna vez tanto amamos. Tenemos no solo el poder económico para comprar toda la parafernalia relativa a nuestros personajes favoritos, sino también el de crear una nueva generación de futuros compradores en nuestros hijos. Un negocio que seguirá existiendo, pues, seamos sinceros, cuando éramos niños todos soñamos con ver The Avengers en el cine y, como ahora, no nos hubiera importado si era buena o no.

Muchas secuelas y remakes pueden, a pesar de su falta de calidad, justificar su existencia con el éxito financiero; muchas otras no tienen tanta suerte:

Conan, The Barbarian (2011) - Presupuesto: $90 millones USD. Recaudación: $48 millones USD.*

Fright Night (2011) - Presupuesto: $30 millones USD. Recaudación: $41 millones USD.*

Carrie (2013) - Presupuesto: $30 millones USD. Recaudación: $85 millones USD.*

Fantastic Four (2015) - Presupuesto: $120 millones USD. Recaudación: $168 millones USD.*

Robocop (2014) – Presupuesto $100 millones USD. Recaudación: $242 millones USD.*

Las anteriores podrán parecer grandes cifras, pero con cintas como Avengers: Infinity War superando ya el récord de los dos billones de dólares, es comprensible por qué estas películas se consideran fracasos de taquilla.

En camino vienen secuelas de Star Trek: The Next Generation, en CBS All Access; Hancock 2 o la nueva entrega de Terminator, de la mano de Tim Miller (Deadpool), por citar algunos casos. La nostalgia ha probado ser un buen negocio.

Pareciera que la inventiva en Hollywood es cosa del pasado, y tal vez lo sea, pero esto únicamente puede tener una consecuencia lógica: en algún momento, la gente pedirá contenidos diferentes, nuevas historias para recordar con añoranza, así como esta generación lo está haciendo ahora…

…y la historia se repetirá.

Referencias bibliográficas

*Cifras consultadas en www.boxofficemojo.com