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Tetralemas: cambio de enfoque para la solución de problemas

Por: DCH. Edgar Josué García López
Doctor en Ciencias y Humanidades, por la UNAM y la UAdeC; investigador de la UCEM y del GICOM
edgarjosuegl@hotmail.com

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Es común encontrar en la cotidianidad la referencia a un dilema, entendida como dos opciones frente a una problemática, donde ambas posibilidades suelen ser favorables o desfavorables, lo que resulta en una elección complicada entre alternativas que por lo regular están compuestas por parte y contraparte, es decir, tienen un lado de beneficio y otro de perjuicio, por eso es complicado tomar una decisión con prontitud, y por lo mismo no tiene una solución ideal. Un ejemplo de ello sería tener que elegir una decisión entre asumir despidos masivos para mantener una empresa a flote o mantener a los colaboradores con la inminente posibilidad de la banca rota; una decisión para nada sencilla.

Algunas variantes del tetralema ya se observaban en la cultura griega, sin embargo, su delimitación más directa tiene una profunda tradición en la filosofía india; es un recurso argumentativo lógico que presenta cuatro posiciones frente a una situación dada, sobre la cual habría que elegir una. A diferencia del dilema que presenta dos alternativas, aquí se cuenta con cuatro. La versión más conocida de un tetralema es el catuskoti, proveniente de la escuela de pensamiento budista llamada Madhyamaka; en esta figura se presentan cuatro escenarios probables frente a una situación o problema dado: afirmativo (A), donde la afirmación es verdadera; negativo (non-A), donde la afirmación es falsa; ambos (A y non-A), que presenta la afirmación como verdadera y como falsa al mismo tiempo; y finalmente, ninguno (ni A ni non-A), donde la afirmación ni es verdadera ni es falsa. Este enfoque explora más variables, de manera compleja, para la toma de decisiones, más allá del sólo hecho de abordarlos desde una postura excluyente como ocurre con los dilemas.

Aunque el uso de los tetralemas es poco común y tiene sus variantes en escuelas, perspectivas y filosofías diversas, hace varios años que ha tenido mayor presencia en los análisis sociales y más recientemente en los ámbitos organizacionales. Para ilustrar sus usos en la toma de decisiones estratégicas, un ejemplo en el terreno empresarial haría referencia a la introducción de un nuevo servicio en el mercado, para lo cual un tetralema se plantearía los siguientes escenarios: afirmación A, entendido como el éxito del servicio y generando altos ingresos; afirmación non-A, asumido como el fracaso del servicio y resultando con pérdidas financieras significativas; afirmación ambos (A y non-A), entendido como éxito en ciertos segmentos del mercado y como fracaso en otros simultáneamente, provocando un equilibrio financiero general; y por último la afirmación ninguno (ni A ni non-A), concebido como el escenario con resultados neutros, donde el nuevo servicio no tendrá gran éxito, pero tampoco un fracaso total, llegando a generar ingresos moderados para cubrir lo básico. En este caso la empresa deberá evaluar meticulosamente cada una de estas posibilidades antes de tomar una decisión estratégica sobre su lanzamiento, considerando factores como investigación de mercado, competencia y capacidad de oferta, entre otros aspectos relevantes.

Cinco puntos clave para comprender los tetralemas en la toma de decisiones:

  1. Existen diversas variables del tetralema, pero la más común tiene su origen en la filosofía budista Madhyamaka: catuskoti.
  2. Esta postura lógica presenta cuatro escenarios posibles frente a una situación dada, a diferencia del dilema donde sólo hay dos excluyentes.
  3. Las opciones son: afirmación verdadera; afirmación falsa; afirmación verdadera y falsa simultáneamente; y afirmación ni verdadera ni falsa.
  4. Los tetralemas permiten ampliar el análisis de los escenarios posibles, facilitando anticipar con mayor precisión las contingencias.
  5. El uso correcto de tetralemas requiere de especialización y práctica.

El manejo adecuado de esta metodología promueve diversos beneficios entre sus usuarios, como la exploración exhaustiva de opciones, manejo de la complejidad, consideración de implicaciones éticas, conciencia de riesgos, manejo de crisis, claridad en la comunicación, mejoría en planificación estratégica y fomento de pensamiento crítico; a cambio, exige especialización continua y rigor metodológico.