El secreto para cimentar una Organización Inteligente radica en comprender cómo se manifiestan en la práctica dos conceptos que van de la mano: aprendizaje y participación.
Para Senge (1994), una Organización Inteligente es aquella que aprovecha el entusiasmo y la capacidad de construir conocimiento de todos sus integrantes, y esto es posible porque en realidad todo ser humano es un aprendiz nato. Una empresa no nace siendo exitosa, sino que aprende a tener resultados extraordinarios a partir de la experiencia, por lo tanto para consolidar una Organización Inteligente se debe mantener una actitud abierta al cambio y al aprendizaje.
Además de las necesarias discusiones semánticas que buscan revalorarles dentro de un organigrama, ya sea como empleados, socios, colaboradores, talento humano o cualquier otro concepto que les defina como parte integral de la misión, es vital la generación de espacios donde los integrantes de una organización puedan desarrollarse a su máximo potencial. Garfield (1992) y Mink, O. et.al (1993) coinciden en que siempre la gente es primero; las empresas saludables requieren personas saludables, tan simple como complejo, se requieren climas organizacionales que nutran la lealtad, el temperamento y la creatividad, sin ello no se puede ser exitoso; los equipos de trabajo débiles son temerosos al cambio, por lo tanto están destinados a su extinción.
Hurst (1998) reconoce dos tipos de estructura organizacional comunes en cualquier proyecto que se emprende: Cajas y Burbujas. Las Cajas son estructuras perfectamente delimitadas en formato y funcionalidad, en ellas se establecen líneas de acción, perímetros y protocolos; estas estructuras dan certidumbre porque tienen orden y mantienen el control, suelen ser exitosas siempre y cuando el entorno se mantenga estable y sin transformaciones, es decir, cuando no haya emergencias que atender, sin embargo casi todo es emergencia en las organizaciones. Las Cajas son, por lo mismo, cerradas, opacas y rígidas.
Las Burbujas, dice Hurst (1998), son organizaciones minimalistas, hay un límite transparente entre lo de adentro y lo de afuera, son temporales, transparentes, suaves. Una organización Burbuja es minimalista porque no requiere, en exceso, de detallados programas de acción, manuales, guías, normas, reglas y demás formatos que las abrumen; en su conformación se debe tener claro lo mínimo necesario para que se puedan desarrollar perfectamente.
Una Burbuja es transparente cuando la información fluye en ella con libertad, hay una comunicación abierta donde sus miembros están invitados a participar en el diseño del plan general de la empresa desde el dominio que les atañe; por estar dispuestas al cambio son temporales, se encuentran en constante transformación, adaptándose y adelantándose a las alteraciones del entorno, como a las de su propia estructura, sus necesidades y sus metas; por lo tanto, una organización así requiere de una composición suave, flexible, maleable, que le permita agruparse fácilmente con otras Burbujas para formar alianzas estratégicas.
Una Burbuja se compone de pequeñas Burbujas; en una organización cada una de ellas se establece en tres niveles: el mental, el estructural y el físico. Cada persona es una Burbuja si su pensamiento es flexible y su comportamiento es transparente, si está abierto al aprendizaje y al cambio, si puede establecer grupos y redes de colaboración y si mantiene altos niveles de participación para el cumplimiento de las metas individuales y grupales. En una mente así la autorrealización es el motor principal.
Una estructura-Burbuja es aquella que promueve la confianza, la credibilidad y el compromiso; es pertinente recordar que hablar de estructura es hablar de aquello que a simple vista no se percibe, es el alma de una empresa, tanto lo institucional como lo instituyente; no se ve, pero se vive todos los días, es su cultura, o propiamente dicho son sus culturas empresariales. Una organización tiene una estructura así, si facilita el fortalecimiento, la reproducción y la recreación de mentes del mismo tipo.
En el nivel físico, una Burbuja se refiere a la apertura de los espacios, si bien no siempre es posible la intervención de los lugares de trabajo en su totalidad, realizar pequeñas adecuaciones pueden representar grandes cambios. Los espacios ideales serían aquellas oficinas sin muros físicos, grandes salas de trabajo con escritorios o cubículos donde es posible verse todos cara a cara; existen otros donde solo hace falta levantarse del asiento para tener contacto con el resto del equipo; también los hay como cajones transparentes, aislados del ruido exterior, pero con acceso visual.
Cuando ninguno de estos espacios es opción, lo que queda es la aplicación de políticas organizacionales que invisibilicen las paredes, como trabajar a puertas abiertas, facilitar la movilidad, implementar espacios comunes o fomentar el libre tránsito; todo lo que signifique apertura de espacios y ruptura de barreras para acercar y fluir significa promover espacios abiertos.
Recientemente en México, algunas organizaciones-Burbuja han implementado estrategias, calificadas –todavía– como audaces, para promover la productividad entre sus integrantes, como los horarios flexibles, el home office o el pet friendly; todas esas acciones suman y pueden redituar en grandes beneficios para todos.
Sin embargo, no importa qué tan valiente, creativa o innovadora sea una medida, si las personas no están preparadas para asumirla con responsabilidad. En ese caso el camino hacia el fracaso está asegurado, por ello es oportuno recordar que el primer nivel sobre el que se debe trabajar es el mental, fundar una mente-Burbuja es vital. Por otro lado, hay que tener cuidado de no confundir los negocios en línea con esta clase de organizaciones sólo por no tener espacios físicos, una empresa, aun cuando se desarrolle íntegramente en internet debe cuidar el fomento de burbujas en los tres niveles, porque hay empresas en la web que son verdaderas Cajas.
Las organizaciones-Burbuja se fortalecen en la medida en que se consolidan las culturas empresariales, así que es casi una garantía de éxito el mantener un uso inteligente de la información; apoyar procesos de investigación, desarrollo e innovación; establecer ambientes de comunicación efectiva; y promover modelos de participación productiva
En estas organizaciones, las jerarquías no desaparecen, se flexibilizan; no es recomendable una organización acéfala, pero tampoco lo es una indiferente; el trabajo de un líder inteligente está en el grado de cercanía que tiene con su equipo, en la operatividad cotidiana se libran las batallas y se manifiestan necesidades y problemáticas que no se perciben hasta que ya han hecho daño a la empresa; también es ahí que radica la innovación y el crecimiento. Al respecto Christian Friedrich Hebbel, conocido dramaturgo alemán, creador de la trilogía Los Nibelungos, dijo: “Gran parte de las experiencias que he hecho sobre mí mismo las hice observando las particularidades de los demás”; esto implica verse a uno mismo y al otro, lo simple y lo complejo, lo particular y lo general.
Cinco puntos clave a considerar en la construcción de Organizaciones Inteligentes con estructuras Burbuja
No hay recetas, todas o algunas estrategias pueden ser útiles para las empresas, no se trata de seguir un solo modelo, se trata de promover Burbujas y no Cajas. Si su empresa fomenta la libertad, el compromiso, la confianza y el fortalecimiento de las culturas empresariales, entonces usted vive en una organización inteligente de tipo Burbuja. Si ha comenzado por alguno de ellos, felicidades, está dando los primeros pasos para transitar de las Cajas a las Burbujas.
Referencias bibliográficas:
García, E. (2015). Notas para comprender la relación entre participación y comunicación. O del por qué y cómo construir la cultura de participación en las organizaciones. En Galindo, J. e Islas, O. (Coords.). Ingeniería en Comunicación Social y Comunicación Estratégica. CAC/75. España: Sociedad Latina de Comunicación Social
Senge, P. (1994) La Quinta Disciplina. España: Editorial Granica.
Hurts, D. (1998) Crisis y Renovación. Argentina: Editorial Temas.
Mink, O. et.al (1993) Change at Work. USA: Jossey-Bass Publishers
Garfield, C. (1992) Los empleados son lo primero. México: McGraw-Hill