Si tuviéramos que ponerle una banda sonora al cine como tal, serían pocos los compositores que estarían a la altura de dicha tarea. Tal vez tres o cuatro nombres, de entre todo un mar de músicos, podrían encabezar esta lista tan singular y, sin temor a equivocarme, John Williams terminaría siendo el encargado de tan épica labor.
La música es, sin lugar a dudas, ese “tercer personaje” que no se ve, pero que está presente en –casi– todo el séptimo arte y hay que decir que el maestro no sólo lo visibilizó, sino que lo volvió mainstream quizá antes de que esta palabra fuera mainstream. En una dupla que cambiaría la manera de ver y escuchar el cine, Jaws, de Steven Spielberg, fue un parteaguas; fue la segunda vez que este colaboraba con Williams (The Sugarland Express fue la primera) y con dos notas, uno de los mejores villanos de la historia saltó a la vida. No sería el primero. Con ese triunfo bajo el brazo, Spielberg sólo pudo recomendar a su amigo a otro director conocido suyo que por aquellos días estaba rodando un guion de su autoría. Su nombre es George Lucas y, por supuesto, la película era Star Wars: A New Hope. El resto es historia.
Nacido el 8 de febrero de 1932 en Queens, New York, tal vez el maestro sea el mejor ejemplo de cómo el contexto en verdad educa. Hijo de un percusionista de la CBS Radio y del Quinteto de Raymond Scott, desde muy joven comenzó con su aventura en el mundo de la composición musical. A los 19 años estrenó su primera sonata para piano. Asistió tanto a la UCLA como Los Angeles City College, donde vivía desde 1948, e incluso dirigió y arregló música durante tres años en la fuerza aérea de los Estados Unidos. Fue después de su estancia en la renombrada Julliard School of Music que el destino lo llevaría al lugar donde se convertiría en la leyenda que es hoy en día: Hollywood.
Comenzando como pianista para programas de televisión, a los 24 años se convirtió en arreglista para Columbia y después en 20th Century Fox. Sus trabajos como orquestador lo llevaron a componer en series como Gilligan's Island, Lost in Space, Land of the Giants y, la ganadora del Emmy, Heidi.
Fue a principios de los años 70 que dio el salto a la pantalla grande y, siguiendo el estilo del maestro, fue a lo grande. En su haber encontramos cintas como The Poseidon Adventure (1972), The Towering Inferno (1974) y Earthquake (1974), entre otras. Llegamos a nuestro punto de partida.
¿Qué es lo que hace tan especial a este compositor? No hace falta una búsqueda muy profunda en Internet para encontrarse con videos que sugieren alguna especie de plagio por parte de este gran músico a compositores como Prokofiev, Stravinsky o Holst. Si bien se puede escuchar cómo estos inspiraron a Williams, la realidad es que son miles los que también se inspiraron con estos mismos compositores, y es esto, junto con un lenguaje armónico con raíces también en el jazz y una sensibilidad melódica que nos ha dado temas entrañables, lo que, sin lugar a dudas, eleva a nuestro héroe al nivel tan merecido de genio.
Para ejemplificarlo, la anécdota que cuenta el mismo John Williams acerca de su reunión con Steven Spielberg para ver Schindler’s List (1993) y tratar el tema de la música. Al terminar la proyección Williams le pidió unos minutos a su amigo para salir a caminar y pensar. A su regreso el maestro le dijo “Steven, necesitas a un mejor compositor de lo que yo soy para esta película”, a lo que el cineasta contestó “lo sé, pero todos están muertos”; por supuesto, refiriéndose a los grandes compositores de la historia de la música.
Entre los temas compuestos por nuestro paladín se encuentran: Superman, Jurassic Park, Indiana Jones, I.A., Harry Potter (hay que hacer una mención muy especial a la tercera parte y su colaboración con Alfonso Cuarón), E.T., Home Alone, entre muchos más. Como se puede ver, decir que fue el sonido de Hollywood durante casi 40 años no es una exageración, sin mencionar sus colaboraciones con gigantes de la música orquestal como Yo-Yo Ma, Itzhak Perlman, Anne Sophie Mutter y la Filarmónica de Viena.
En 2022 durante la posproducción de Indiana Jones and the Dial of Destiny, el maestro dejó entrever que esta será su despedida del mundo del cine y, con una red con un valor de alrededor de 300 millones de dólares, de acuerdo a la página musicalmum.com, este es tan buen momento como cualquiera para decir adiós… mientras cabalga con una fanfarria de frente al ocaso…