Hoy, más que nunca, los colaboradores tienen la necesidad de sentirse respetados, comprendidos y valorados ante un escenario caracterizado por la incertidumbre y la volatilidad. La valoración en el trabajo tiene su fundamento en el respeto, que puede tener muchos significados, cambiantes de persona a persona. Organizacionalmente, representa un importante “pegamento social”. Pero ¿cómo definir un concepto tan subjetivo y amplio?
El respeto, desde lo particular y lo colectivo
Al ser subjetivo, se conforma de percepciones; de manera colectiva es la idea global de que los colaboradores en la organización son apreciados por su contribución. Por otro lado, en lo particular se define como el valor percibido de una persona, basado en sus comportamientos, logros y acciones. Sentirse valorado se fundamenta en un equilibrio entre el respeto deseado y lo que se percibe.
El respeto satisface la necesidad humana de validación, la cual es fundamental. Lamentablemente, muchos estudios reportan un desequilibrio entre lo que desean los colaboradores y lo que reciben. Incluso, muchos de ellos revelan los efectos negativos en quienes se sienten poco valorados y respetados en el trabajo.
Por ejemplo, un estudio de la Profesora Christine Porath, de la Universidad de Georgetown, en Estados Unidos, señaló que el 48% de los colaboradores que se sienten poco valorados y respetados intencionalmente disminuyen su esfuerzo en el trabajo y el 48% del tiempo que invierten en él. El 80% reporta distraerse pensando en un proyecto en el que se sintieron poco respetados y el 66% afirma que su desempeño empeoró después de haberse sentido de esta manera. Dichos efectos son consistentes con hallazgos que concuerdan en el hecho de que el respeto es una base importante para la autopercepción y tiene un impacto en la autoestima, y que, en el contexto laboral, las personas confirman su “valor” basados en el respeto que reciben.
Promover el respeto y la valoración
De acuerdo con el modelo desarrollado por Rogers y Ashforth, existen cuatro antecedentes importantes en la percepción del respeto particular y colectivo: justicia, civilidad, empowerment y compasión. A continuación, algunas estrategias basadas en estos conceptos:
En todos los casos, lo que cuenta es que las acciones demuestren que el respeto y la valoración son reales y genuinos. Después de todo, las organizaciones se conforman de gente que necesita ser tratada con dignidad y consideración, y un respeto que no sólo es fundamental, sino que forma parte de nuestros derechos humanos.