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Dile adiós, con sentido humano

Por: Dafne Miranda
Especialista en Capacitación Empresarial, DE&I y Desarrollo Humano

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La desvinculación laboral es un hecho incómodo para todas las partes, piensa en esto, a nadie le gusta dar malas noticias y casi a nadie le gusta decir adiós. Sin embargo, el proceso no debe estar lleno de sufrimiento, malos ratos y sinsabores.

Despedir, desvincular, hay quienes dicen que es lo mismo, en realidad, no lo es. Las palabras nos demuestran el sentido transaccional o el sentido humano en ello.

El prefijo des, de origen latín, significa “negación”, en español indica “privación” y puede significar “fuera de”. La palabra “despedir” se entiende como negar un pedido o encargo; una transacción que refiere al dar y recibir, el intercambio de trabajo.

En la palabra desvincular existe aún más profundidad en su significado, de negar un vínculo, y prepárate para escucharlo de manera más cruda, quedar fuera del vínculo. La connotación refiere a un acto relacional entre dos o más individuos.

La acción de desvincular en el ámbito laboral a las personas implica un acto de humanidad, el cual más que una elección, debería ser una buena práctica a realizar. Te contaré por qué.

La confianza

Así como la relación de trabajo se basó en la confianza desde un principio, así debería mantenerse hasta el último día. No hay nada peor que descubrir que durante semanas previas se ocultó al colaborador la decisión de desvincularlo. Existen mecanismos que pueden asegurar el proceso, la información y la seguridad de la empresa, sin tener que recurrir a un proceder poco profesional y ético.

Con respeto

Significa dar un trato digno a la persona, desde su reclutamiento hasta el último día de su permanencia y, si es posible, más allá de la desvinculación. Existen servicios de apoyo psicológico y, si el presupuesto es mínimo, llamadas telefónicas de RR. HH. para, en los siguientes meses, saber cómo se encuentra el colaborador.

Los hechos

Dar a conocer el motivo real por el que se le está desvinculando, la mentira no está permitida. Comunicar los hechos reales y verdaderos, esto mantiene el vínculo de la confianza firme y dará a la persona una retroalimentación para identificar posibles áreas de oportunidad en sus funciones, su actitud o sus resultados.

La empatía

No se puede pedir a un gerente que sea empático al momento de desvincular al colaborador, si antes no tiene las habilidades necesarias para comunicar, percibir, manejar conflictos y emociones que surjan en el proceso. Es importante que conozcan la situación de la empresa, las opciones que se ofrecen a los desvinculados y dotarlos de herramientas para la gestión de emociones.

Los sobrevivientes

Casi nadie piensa en los vínculos del colaborador con su equipo de trabajo. Estas relaciones resultan en otra pérdida para el colaborador y con quienes creó afectos. Es sugerible no terminar el vínculo de forma abrupta, dar un tiempo para que realicen una despedida o actividad que facilite la separación. Quienes se mantienen en la organización también vivirán, a su manera, la desvinculación. El microclima laboral se verá afectado por un tiempo y, si no se toman acciones, esto podría detonar una crisis. Se recomienda atender la culpa de los que se quedan, escucharlos acerca de sus temores, explicar con claridad cómo se reasignarán funciones, horarios o reemplazo al puesto vacante.

Perder el empleo se puede comparar con la pérdida de un ser querido, y no estoy exagerando; se pierde a alguien de quien se depende económicamente, además de la profunda dedicación a cumplir con la misión de una empresa que ahora le abre la puerta, pero para decirle adiós.