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PANORAMA POLÍTICO

Tres mujeres

Por: Guadalupe Loaeza
Autora de varios libros. Conductora de televisión y radio, articulista en diversos diarios y revistas de circulación nacional
@gloaeza

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No hay nada que me guste más que hablar de mujeres inteligentes, realizadas y libres. No hay nada más seductor que una mujer segura de sí misma, preparada e independiente. Y no hay nada más inspirador que una mujer empática, compasiva y honesta. Las tres mujeres líderes que estoy a punto de presentarles reúnen, precisamente, todos estos dones fundamentales en su actual circunstancia política; las tres están conscientes de la importante misión que tienen entre sus manos, de allí que no tengan otra cosa en la cabeza que... sacar, a como dé lugar, a Donald Trump de la Casa Blanca.

Kamala Harris (Oakland, California, 1964), de ascendencia jamaicana e india, madrastra de dos hijos, con un esposo judío, es una política de izquierda, negra, gran luchadora por los derechos humanos, abogada, dos veces fiscal de California, senadora y miembro del Partido Demócrata. "Tengo el gran honor de anunciar que escogí a Kamala Harris –una valiente luchadora en defensa de los más débiles y de los mejores funcionarios públicos del país– como mi compañera de fórmula (presidencial)", escribió Joe Biden en Twitter. El ahora candidato a la Presidencia no tuvo la menor dificultad de elegir a Harris, entre más de 20 nombres.

Sabía de su trayectoria como fiscal general y de cómo había enfrentado a los banqueros, estimulado a la clase trabajadora y protegido a mujeres y niños del abuso. Como hija de migrantes, si alguien conoce esa realidad, es Harris, de 55 años, la primera mujer afroamericana en integrar una fórmula presidencial. En la tercera jornada de la Convención Demócrata, con un precioso traje color vino y viéndose más guapa que de costumbre, después de hablar de las maravillosas enseñanzas de su madre, Harris dijo: "Podemos cambiar el curso de la historia". Su discurso fue espléndido.

"Soy el esposo de la doctora Jill Biden", solía presentar a su mujer el candidato demócrata a la Presidencia, Joe Biden. No hay duda que quien podría ser la próxima primera dama, Jill Biden, de 69 años, profesora de inglés, con un doctorado y dos maestrías en Educación, es una mujer que ha sabido mantenerse al margen de la carrera política de su marido. Desde que era la "segunda dama" de la Casa Blanca, cuando él era vicepresidente, evitaba todo tipo de protagonismo. Nunca renunció a su carrera como profesora. Su trabajo era remunerado como cualquier profesora y eso la hacía sentir muy independiente. Desde que tenía 15 años empezó a trabajar. "Quería mi propio dinero, mi propia identidad, mi propia carrera", dijo al New York Times. (El País). Cinco veces le propuso Joe Biden matrimonio y las cinco veces le dijo que no. Lo que más le aterraba era convertirse, en sólo un día, en la madrastra de los dos hijos de Joe, ya que su primera esposa e hija habían muerto en un accidente. Finalmente, Jill y Joe se casaron en 1977, tienen una hija y son abuelos de cinco nietos. La pareja se unió aún más por la muerte del hijo mayor de Biden, en 2015, a causa de un tumor cerebral.

En el arranque de la Convención Nacional Demócrata, sin duda, la estrella fue Michelle Obama, la última primera dama demócrata. Su discurso fue tan conmovedor e inspirador que se reprodujo en las primeras planas de todos los diarios de Estados Unidos y de Europa. "Cuando miramos a esta Casa Blanca, en busca de liderazgo, compasión o cualquier apariencia de firmeza, lo que tenemos es caos, división y una total falta de empatía", decía Michelle mirando fijamente a la cámara, con una voz cálida pero muy firme. Se notaba triste, su tono era íntimo, pero sobre todo se advertía preocupada. "Donald Trump es el Presidente equivocado para nuestro país. Ha tenido tiempo más que suficiente para demostrar que puede hacer el trabajo, pero está claro que está por encima de su cabeza. No puede afrontar este momento". Trump no pudo aguantar el mensaje sincero y claro de Michelle. No aguantó la forma tan eficaz y sensible de dirigirse a millones de mujeres negras ofendidas por su racismo. Tan no aguanto que de inmediato el cínico escribió un tuit que decía: "Que alguien le explique, por favor, a Michelle Obama que Donald Trump no estaría aquí, en la bonita Casa Blanca, si no fuera por el trabajo que hizo su marido, Barack Obama". Algo me dice que la espléndida influencia de estas tres mujeres logrará, con muchos esfuerzos, sacar al peor presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y rescatar la democracia que merecen los estadounidenses.