Un automóvil choca contra un camión como los que usualmente transportan gasolina, solo que este no lleva dicho combustible, su cargamento es leche. Contra todas las posibilidades el camión explota de inmediato. Esta no es ninguna película de Michael Bay, el director/productor de Hollywood del que hablaremos en este artículo, esta es una escena de un capítulo de Los Simpson, pero seamos sinceros, bien podría haberla filmado el señor Bay.
Michael Bay es un cineasta muy particular, odiado o adorado; nadie es indiferente a su trabajo; siempre que inicia un nuevo proyecto podemos estar seguros de que la polémica no estará muy lejos.
Los principales detractores del señor Bay casi siempre usan los mismos argumentos: un guion extremadamente débil, actuaciones mediocres por decir lo menos y lo que ya es su firma cinematográfica y precisamente lo que nos liga a la imagen al principio de este artículo, EXPLOSIONES A LA MENOR PROVOCACIÓN –sí, así, con mayúsculas-, explosiones por todo, explosiones por lo que sea, explosiones porque ¿por qué no?
En alguna ocasión, respondiendo a las críticas a sus películas él dijo “Hago películas para adolescentes, oh Dios, qué crimen¨. Si bien podemos mencionar con santo y seña todo lo que “está mal” en las películas de Michael Bay algo es innegable, funcionan; ¿la prueba? sigue haciendo el trabajo, y así como se tendría que ser muy estúpido para darle las llaves del automóvil a alguien que sabemos lo chocará, se tendría que ser un estudio –de cine- muy tonto para invertir millones de dólares en un proyecto que no generará ganancias, y las películas de Bay vaya que las generan. Entonces, con todo esto dicho, ¿Es Michael Bay un mal o un buen director? La respuesta no es simple y para responderla hay que ver un poco más allá. Vayamos al comienzo.
Michael Benjamin Bay desde pequeño mostró interés en las películas de acción: a
la edad de 15 años trabajó para George Lucas en Raiders of the Lost Ark (1981), su trabajo era como dibujante de storyboards (tarjetas rectangulares con dibujos de las diferentes escenas de la película en las que se basará el director para ángulos de cámara, posición de actores etc.). El resultado de su trabajo en pantalla terminó de concretar su deseo de volverse director de cine.
Egresado de la universidad Wesleyan en 1986, comenzó a trabajar en comerciales y videos musicales. Artistas como Tina Turner, Meat Loaf y Lionel Richie tienen videos dirigidos por este cineasta en su haber. ¿Recuerdan “Got Milk”?”, bueno, ese es Michael Bay, quien gano el León Plateado en Cannes por dicha campaña publicitaria creada para la California Milk Processor Board. En 1995 dio el salto a la pantalla grande. Con un presupuesto de $19 millones de dólares rodó, junto con Will Smith, Bad Boys, que generó más de $160 millones en todo el mundo. Le siguió The Rock (1996) con Nicholas Cage y Sean Connery con un presupuesto de $75 millones de dólares y una recaudación mundial de $335 millones. Alguien se estaba volviendo muy bueno en lo que hacía, pero el viaje estaba por ponerse un poco accidentado.
Bad Boys fue una película “especial” debido a que fue la primera de Michael Bay. Era el chico nuevo en la cuadra y como tal era un respiro de aire fresco; no era la mejor película del mundo pero definitivamente era algo nuevo. The Rock, si bien no es una cinta que se pueda llenar de elogios, fue aceptada tanto por los críticos como por la audiencia. En pocas palabras, es una “buena” película.
Armaggedon (1998) es el verdadero punto de inflexión en la carrera de Michel Bay. Con un presupuesto de $140 millones de dólares y una ganancia mundial de más de $550 millones, este largometraje significó el divorcio temprano entre la crítica especializada y la audiencia para este director. Mientras los críticos la llamaron -y cito- “adorable de ver, pero tan inteligente como el asteroide que sirve como antagonista”, nosotros, los simples mortales, corrimos a las salas de cine para ver como Bruce Willis salvaba al mundo con la música de Aerosmith de fondo.
Pearl Harbor (2001) sería el siguiente largometraje del señor Bay, una película que contó con un presupuesto de $140 millones de dólares y que generó $450 millones alrededor del mundo. Una vez más los críticos la odiaron pero la audiencia en general decidió no prestar mucho caso al excesivo melodrama de la historia o a las ilógicas situaciones que se presentan al por mayor; no, los ahora fans de Michael Bay querían una historia simple donde los malos fueran muy malos, los buenos muy buenos, hubiera una chica hermosa de por medio y claro, literalmente miles de explosiones. Michael Bay no solo tenía ahora su “fan base” sino también un género en el que podía llamarse maestro. A pesar de todo, el cine de acción tenía su nuevo campeón, no alguien que hacía buenas películas, sino alguien que hacía películas RENTABLES.
Es momento de hacer notar un punto más que importante: desde Armaggedon el señor Bay no solo tenía la tarea de director, sino también de productor, entre otras personas. Esto es algo importante porque los directores están bajo el mando de un productor, excepto cuando el mismo director es el productor, lo cual da –imagine aquí por favor un redoble de tarola- libertad creativa. ¿Alguien gusta más explosiones?
Las actividades como productor de Michael Bay no se limitan a las películas en las cuales él actúa como director. Cintas como The Texas Chainsaw Massacre (2003), The Amityville Horror (2005) o The Hitcher (2007) también forman parte de su haber como productor entre muchas otras, sin embargo, en este artículo solo hablamos de las cintas en las cuales él estampó su tan peculiar visión, su dirección de las cosas.
La siguiente película con Michael Bay al mando fue la secuela de Bad Boys, Bad Boys 2 (2003) que con un presupuesto de $130 millones de dólares, “solo” generó a nivel mundial poco más de $270 millones, no una derrota pero ciertamente no una “victoria aplastante” como las que había venido teniendo el héroe de nuestro artículo. En general se puede decir que Bad Boys 2 pasó sin pena ni gloria por el mundo del cine.
Acto seguido vino The Island con Ewan Mcgregor y Scarlet Johansson en lo que bien podría ser el primer gran revés en la carrera de Michael Bay. Con un presupuesto de $126 millones de dólares, generó a nivel mundial solo $163 millones, es decir, alrededor de $37 millones de dólares de ganancia, algo raquítico para los estándares de la industria en Hollywood. A estas alturas pocas veces la ganancia de alguna cinta va tan de la mano de su calidad.
Vamos a pasar por alto Pain & Gain (2013) y 13 Hours (2016), producciones “pequeñas” y saltemos a la joya de la corona: Transformers, un espectáculo visual impresionante. Mi yo de cinco años estará por siempre agradecido por esa primera cinta. De las cuatro películas siguientes uno no puede sino apreciar el esfuerzo de hacer cada una peor que la anterior. ¿Y qué dicen los números? Con un presupuesto promedio de $194.4 millones de dólares por película, esta saga ha generado poco más de $4 billones alrededor del mundo. En términos concisos, hasta mayo de 2016, Michael Bay tenía una fortuna que ascendía a $500 millones de dólares… nada mal para alguien que hace “malas películas”.
En cuestiones artísticas al final del día lo que cuenta es la visión del creador, puede o no gustar el resultado, pero la verdadera maestría del artista radica en saber utilizar las herramientas a su disposición para lograr el resultado que él o ella está buscando. Después de cometer el mismo “error” varias veces, uno puede darse cuenta de que no es un error después de todo, ese punto –o puntos- se quería de esa forma porque era lo que se necesitaba para que “el todo” funcionara de acuerdo a los deseos del creador. Michael Bay hace películas con malos guiones, peores actuaciones y con tierra que literalmente explota, sí, pero eso es exactamente lo que él quiere hacer, eso es exactamente lo que vende. Muchos lo critican por ser un vendido, un traidor al verdadero arte de hacer cine, y creo que él sin lugar a dudas los escucha…desde su yate, sosteniendo una margarita en la mano, navegando hacia un bello ocaso en el Caribe.
Bibliografía: