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¿Y si cambias la palabra “culpa” ¿por “responsabilidad”?

Por: LAE. Lili Torres
Administradora de empresas, descodificadora biointegrativa y consteladora familiar.
lilianatdl@gmail.com

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¿Cuántas veces le has dicho a alguien “fue tu culpa”? Y ¿cuántas veces has dicho “fue mi culpa”? ¿Cómo te has sentido esas veces? Probablemente en la primera opción te sientas libre, ya que estás poniendo la responsabilidad en alguien más, y en la segunda, te sientas mal. Pero vamos a ver ambas opciones con un poco más de conciencia, ya que lo que quiero expresarte es que la palabra culpa tiene una connotación social y energética mucho más pesada que responsabilidad, aunque, de acuerdo con la Real Academia Española, sean sinónimos; lo cierto es que decirlas resulta muy diferente y puedes hacer la prueba ahora mismo repitiendo las siguientes frases:

  1. Es mi culpa que nos distanciemos por no dedicarle tanto tiempo.
  2. Tomo sólo la responsabilidad que me toca del distanciamiento, por no dedicarle tanto tiempo.

Este cambio de palabras modifica la perspectiva y la forma de sentir, ¿no crees? Ya que la connotación de la palabra culpa es de juicio, de autocastigo, da una sensación que nos puede martirizar, que nos ata al pasado y, a veces, trae a ti otras experiencias en las cuales te sentiste culpable también, por tanto, te hace sentir peor. Por el contrario, la responsabilidad se suele apreciar más desde el tomar en el presente lo que nos toca de la situación para verlo sin que sea una carga, porque ya no hay juicio, sólo lo ves desde tu yo adulto, siendo consciente de que actuaste según lo que en el momento creías mejor, con las herramientas que tenías como el humano que eres, y revisar posibilidades de acción para solucionar o modificar la situación actual o, si ya no se puede, ser amable contigo y saber que en la próxima ocasión lo harás mejor.

Ahora, te invito a revisar ¿cuál es tu diálogo interno?, ¿cómo te hablas, desde la culpa o la responsabilidad?, si es desde la primera ¿te gustaría cambiar a la segunda? ¿Notas alguna resistencia cuando prefieres hablarte desde la culpa?

Vamos un poco más profundo, es decir, a tu niñez, cuando se gestaron las heridas más hondas que solemos tener los humanos. Y aquí te pondré como ejemplo la película de Disney Coco, que trata de un niño que quería ser músico, pero –por un trauma en la familia con el bisabuelo– esa profesión estaba prohibida. Aquí ya podrás ir deduciendo que el niño se sentía culpable porque le gustaba la música, pues consideraba que estaba traicionando a los suyos. Te menciono este ejemplo, para resaltar como el pertenecer a nuestra familia nos hace sentirnos culpables por cosas que realmente no tienen nada que ver con nosotros, sino con la historia de nuestro clan. Entonces, al darte cuenta, puedes actuar diferente desde otro nivel de conciencia y no desde la culpa (esto lo podrías notar haciendo consciente la historia de tu árbol genealógico o quizá en una sesión de constelaciones familiares). Ya no sentirás que traicionas a alguien, ya sea de tu familia o de tu círculo cercano, sino que al tomar la responsabilidad sólo de lo que te toca, puedes ser más tú, más libre y sentir todo desde un lugar más ligero y, por tanto, más sano para ti.

Porque he de agregar –por si los puntos pasados no te eran suficientes para cambiar la palabra culpa– que otra cosa que se genera al usarla es daño a tu sistema inmune, es decir, repercute en tu salud si se prolonga, al igual que el enojo o la ira.

Por ende, ahora que ya eres más consciente de la connotación de ambos términos, te hago la invitación a usar más la palabra responsabilidad, tanto hacia ti mismo como hacia los demás, y permítete sentir el cambio.