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ESTILO Y VIDA

Sugar baby, intercambiando emociones por dinero

Por: LN. Laura Sánchez Flores
Terapeuta especialista en cognición, lenguaje y biodescodificación
sanlauris@hotmail.com

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Toda relación interpersonal es un intercambio. Dependiendo de los involucrados será el tipo de trueque a realizar. Ya sea amor por amor, amor por dinero, amor por agradecimiento. El ser humano no puede vivir solo, le es preciso relacionarse con quienes lo rodean.

Como menciona Sarah-Jayne Blackemore, líder en Neurociencia Cognitiva de la Universidad de Londres, “somos una especie deliciosamente sociable”. Y cada vez se dificultan más estos encuentros, debido al ritmo acelerado del día a día y las distancias que imposibilitan estar cerca de las personas que amamos.

La sensación de soledad puede generar problemas psicológicos y de estado de ánimo que afecten el desempeño en todas las áreas de la vida. Es por esto que las relaciones virtuales se han vuelto pieza importante.

El problema es que los noviazgos son cada vez más escasos, el tipo de canje vía Internet está carente de afecto real, así que los compromisos creados por este medio cubren a medias las necesidades afectivas.

Aprovechando esta situación, se han creado aplicaciones para encontrar personas, ya sea parejas, amigos o lo que ambos deseen. La más conocida es Tinder, la interacción se da a través de un perfil creado por el usuario, para dar a conocer sus intereses.

Aplicaciones de este tipo fueron evolucionando conforme la sociedad necesitó cubrir diferentes demandas. Y, de pronto, se pusieron de moda los hombres exitosos que tienen el poder económico para “comprar” compañía, atención, sexo o tener a alguien a su disposición, pagando con dinero y regalos.

En la aplicación Seeking Arrangemen existen perfiles de hombres y mujeres que tienen el suficiente dinero como para “apoyar” a quien esté dispuesto a cubrir sus necesidades afectivas.

Se les llama Sugar Daddy o Momma y, de mutuo acuerdo con su Sugar Baby, tendrán una relación a corto o largo plazo. Los chicos y chicas que buscan este tipo de uniones, por lo general, son jóvenes atractivos que buscan mejorar su situación económica y les gusta vivir con lujos.

En la mayoría de los casos, ninguno busca un compromiso serio, solamente una permuta: dinero por atención, compañía o lo que el adinerado elija. Casi siempre la solicitud es para cubrir las cuotas de las universidades, y el arreglo dura el mismo tiempo que los estudios.

Esto no es invento moderno, desde tiempos antiguos ya existían este tipo de transacciones, sólo que los elementos en juego eran diferentes, casa y comida por trabajo, manutención por obras de arte.

Se podría decir que el mecenazgo de la Edad Media es un antecedente de las relaciones sugar de hoy en día, los mecenas solicitaban la remuneración de valor estético, moral o intelectual para satisfacer su vanidad.

En los diálogos de Platón, filósofo griego, específicamente en “Lisis”, se expone la idea de la apreciación de lo atractivo, derivando esto en amistad o amor, y es parte fundamental para los que buscan a chicas atractivas que satisfagan esa apreciación de la belleza.

Para los Sugar Daddies, estas acciones pueden llenar un vacío en su vida, con compañía diversa, aventura, coqueteo; en la aplicación se especifica que no es un lugar para realizar acuerdos sexuales, solamente es para unir personas con intereses complementarios.

Por ejemplo, un director financiero de una gran empresa posee todo lo necesario y deseado en su vida profesional, pero en lo personal algo le falta. Por su ajetreado ritmo de trabajo le es imposible sostener una relación formal con alguna mujer, por lo que, por recomendaciones de un amigo, se acerca a esta página de encuentros y se reúne con una chica universitaria que estaba buscando un trueque a mediano plazo mientras termina un posgrado.

Las mujeres no se quedan atrás, también están enfocadas en su trabajo o empresas y muchas han pasado por divorcios, así que están solas. Ellas buscan pasar un buen rato con jóvenes atractivos.

Los acuerdos construidos por Sugar Mommas son más dinámicos y tienden a ser más largos. Las mujeres maduras buscan relaciones más estables y duraderas, a comparación de los hombres.

Por ejemplo, una mujer recién divorciada realiza un encuentro con un joven apuesto que trabaja en un bar, a él le encanta la idea de pasar tiempo con una mujer madura y ella recupera la juventud que sintió perdida en su matrimonio, por lo que se juntan a largo plazo.

Como se puede observar, la soledad nos lleva a buscar compañía que se adapte al estilo de vida que llevamos, aunque sea un encuentro virtual u ocasional.

Sin embargo, ante todo, debe haber respeto mutuo, honestidad y poner las reglas del juego desde el principio, para no causar algún problema personal, satisfaciendo las necesidades de cada miembro de la pareja.

Un intercambio de este tipo no es muy diferente a una relación de pareja, ya que hay actividades que se realizan de la misma manera, como pasar tiempo juntos, salir a cenar, platicar. Cada involucrado deberá decidir qué pide y qué da, así se establecerán el vínculo y las condiciones para cubrir las necesidades.

Qué importante es revisar lo que nos hace falta para elegir el tipo de intercambio interpersonal que requerimos, tomando siempre en cuenta el precio que hay que pagar.