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Atrapados en el mañana: el peso de la ansiedad anticipatoria

Por: Nora Itzel Sierra Altamirano
Estudiante de Psicología
nora.si@strategaconsultores.com

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“Hemos preparado a los hombres para pensar en el futuro como una tierra prometida que alcanzan los héroes, no como lo que cualquiera alcanza a un ritmo de sesenta minutos por hora, haga lo que haga.” (C. S. Lewis)

  • Definiendo la ansiedad anticipatoria

La anticipación es un tipo de ansiedad que aparece cuando nos preocupamos excesivamente por situaciones del futuro. Va más allá de ser solo nerviosismo, ya que genera un malestar constante que afecta el presente, a pesar de que los escenarios temidos aún no se hayan presentado. Puede ir desde inquietudes mínimas, como preocuparse por una reunión de trabajo, hasta miedos más grandes, como el temor a una crisis personal, esta ansiedad puede influir en nuestras decisiones, perjudicar nuestra salud mental y afectar significativamente nuestra calidad de vida.

Es normal que todos pensemos sobre las situaciones futuras y las decisiones que vamos a tomar. Sin embargo, si afrontamos estas situaciones anticipando los peores resultados posibles y creando predicciones catastróficas, esto puede llevar a una preocupación excesiva, ansiedad y pensamientos obsesivos centrados en escenarios negativos. Este patrón es lo que define la ansiedad anticipatoria, que puede presentarse con diversos síntomas según su intensidad, incluso llegando a desencadenar ataques de pánico.

El verdadero problema radica en las emociones que vienen con este estado de inseguridad respecto al futuro: ansiedad, miedo, irritabilidad, tristeza o enfado y estas emociones no son más que por nuestras expectativas sobre lo que podría ocurrir con el futuro.

 

  • Origen y su influencia en la vida diaria

Las causas de la ansiedad anticipatoria son diversas y varían siempre de una persona a otra, dependiendo de las vivencias de cada individuo, algunos de estos casos están relacionados con una historia de trauma, en la que las experiencias pasadas alimentan la necesidad de prever el peligro; para otras personas, puede estar ligada al perfeccionismo, la necesidad de control o la preocupación constante y persistente por el futuro; y así todas estas causas pueden deberse a multiples razones.

Esto no solo se manifiesta mentalmente; afecta nuestra capacidad de tomar decisiones, puede llegar a alterar el sueño, nos lleva a evitar situaciones en las que percibimos peligro, aunque no lo haya. Una persona que vive con esta ansiedad podría pasar horas, días o hasta semanas preocupándose por una conversación con su jefe, o meses sin emprender algún nuevo proyecto por miedo al fracaso. En el peor de los casos, se transforma en un círculo vicioso que limita el crecimiento personal y profesional, afectando significativamente la salud mental, emocional y física.

 

 

  • El miedo al futuro

La ansiedad anticipatoria está profundamente ligada al miedo al futuro, o de manera más específica, a la incertidumbre. Actualmente vivimos en un mundo donde el cambio y lo inesperado son la norma y esto para muchas personas, genera ansiedad. El futuro representa lo desconocido, y en nuestra búsqueda por controlarlo, podemos terminar atrapados en un ciclo de persistencia a la preocupación por no saber qué es lo que nos espera y comenzar a maquinar los escenarios más negativos, provocando así la aparición de la ansiedad, sin embargo, vivir constantemente temiendo lo que vendrá nos priva de disfrutar el presente y de confiar en nuestra capacidad para adaptarnos. El futuro, por más incierto que sea, es también una oportunidad de crecimiento.

  • Estrategias para manejar la ansiedad anticipatoria

Por fortuna, existen formas de reducir y manejar la ansiedad, Aunque no siempre es una tarea fácil, con las herramientas adecuadas, es posible aprender a vivir más en el presente y dejar de temer constantemente al futuro.

Con la terapia cognitivo-conductual se ha demostrado ser uno de los enfoques más efectivos para tratar la ansiedad en general, incluida la ansiedad anticipatoria. Este tipo de terapia aborda los problemas desde su origen, ayudando a las personas a reorganizar sus patrones de pensamiento progresivamente y, de esa forma, modificar la manera en que perciben y enfrentan las situaciones que generan ansiedad.

Hay varias formas de obtener ayuda psicológica, tanto a nivel público como privado, aquí hay algunas alternativas, que se adaptan a todo tipo de horario y rutina.

  • Centros de salud pública:

IMSS o ISSSTE: Si estás afiliado a alguno de estos seguros, puedes solicitar apoyo psicológico o psiquiátrico en tu clínica familiar.

  • Líneas de ayuda y apoyo psicológico gratuito:

Línea de la Vida (CONADIC): Ofrece atención psicológica relacionada con adicciones, pero también brinda apoyo en crisis emocionales, este servicio es gratuito y confidencial, funciona las 24 horas de los 365 días del año a nivel nacional; número: 01800 911 2000

Línea Nacional Contra el Suicidio (SAPTEL): Un servicio telefónico de apoyo psicológico en crisis: (55) 5259-8121, este servicio tambien es gratuito y funciona las 24 horas los 365 dias del año.

  • Plataformas en línea: Existen diversas plataformas de atención psicológica en méxico, como Terapify o Psico.MX, estas son opciones te ofrecen acompañamiento terapéutico de forma gratuita.

También cabe mencionar que hay algunas maneras en las que se puede tratar de afrontar estos episodios de angustia, no sustituyen un acompañamiento profesional, pero pueden ayudarte en un momento, en el que no puedas acudir a terapia y necesites encontrar una manera de tranquilización:

  1. Identifica las emociones que te generan la incertidumbre, pero no trates de luchar contra ellas, detente un momento a analizarlas y aprende a aceptarlas.
  2. Comprende las emociones haciéndote estas preguntas, ¿de dónde vienen?, ¿por qué están ahí?, ¿que te generan?
  3. No trates de pensar de manera obsesiva sobre alguna situación: que eso no sea el centro de tus pensamientos, la meditación y la respiración profunda pueden ayudarte a volver al momento presente.
  4. Cambia tu foco de atención: cuando notes que estás centrado en lo negativo, haz una pausa y reconoce esos pensamientos. Esto te permitirá ser consciente de ellos y tomar la decisión de cambiarlos.
  5. Aprende sobre la flexibilidad y no trates de querer controlarlo todo: permítete ser espontáneo, acepta que te puedes equivocar y aprende de las experiencias y resultados que eso te otorgue.

Todo esto puede ser un peso difícil de llevar, pero no es invencible. A través de la atención plena, el autocuidado y el apoyo profesional, es posible manejarla y, poco a poco, liberarse. Aunque el futuro siempre traerá incertidumbre.

Vivir la vida con plenitud significa sin duda tomar decisiones, acertando unas y equivocándose otras, pero avanzando. No tiene sentido aferrarse al miedo del futuro, hay que observar con atención lo que está sucediendo aquí y ahora, o sea: vivir el presente.