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Bollywood: el gigante desconocido

Por: Esteban Cortés Sánchez
Compositor de música para cine y director de orquesta
lecscorp.com

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Hollywood se ha autoproclamado la meca del cine; título que nosotros, sin pensarlo dos veces, compramos. Esto no es de sorprender debido a que nuestro mercado cinematográfico está inundado de producciones estadounidenses; las películas gringas son dueñas, sin lugar a dudas, de las salas de cine de nuestro país. Sí, tenemos nuestro cine nacional –aún en desarrollo- y, de vez en cuando, la oportunidad de ver alguna que otra película de habla no inglesa que se proyecta en alguna sala de arte o cineteca. Para muchos, el “mundo del cine” podría ser más bien, una ciudad.

La realidad es que muchos países pueden jactarse de tener una producción cinematográfica bastante grande, pero hay uno en particular que genera −de hecho− más cine que el que se produce en Los Ángeles.

Señoras y señores, ¡bienvenidos a Bollywood!

El término nació en los años setenta del siglo pasado y hace referencia −erróneamente− a todo el cine generado en la India, sin embargo, la producción cinematográfica en aquel país comenzó en la primera década de 1900. Bollywood es un juego de palabras entre “Bombay” (ahora, oficialmente, Mumbay)  y “Hollywood”, debido precisamente a la producción de obras del séptimo arte; aunque como todo, con un muy peculiar toque lugareño.

Bollywood no cuenta con el poder económico de su contraparte estadounidense (que invierte un promedio de $150 millones de dólares por película) ya que la media de inversión del lugar que hoy nos ocupa, oscila entre 250 mil y 10 millones de USD por filme; no obstante, es su producción de material lo que impresiona: mientras que en Estados Unidos se generan alrededor de quinientas películas por año, Bollywood produce un promedio de mil. Solo por la cantidad de materia prima se pude ver por qué últimamente se dice que Bollywood es la nueva meca del cine… y ¡sí!, pero ¡no!

Si bien, Bollywood genera la mayor cantidad de filmes en el mundo, no todos son de buena calidad o siquiera redituables, y algunos son simple y llanamente malos. Por su parte, la tasa de recaudación del cine norteamericano sigue siendo la mayor en el mundo con películas como Avatar, Piratas del Caribe, Black Panther, etc. En palabras del actor indio Sumit Batheja: “la mayoría de las películas –en Bollywood- son malas y no triunfan ni en India”. Hace algunos años circuló por internet –al menos en México- un clip donde se veía a un hombre hablando con una mujer, plática que se vio interrumpida por un montón de rufianes, que como era de esperarse, terminaron en el suelo al final de una secuencia llena de acción igual de exagerada que cualquier buena película de clase B. Esta escena es un ejemplo de muchas de las producciones de Bollywood, aunque a decir verdad, no todas son así. Slumdog Millionaire o My Name is Khan son muestra de la calidad de los filmes que se pueden generar en aquel país.

Uno de los rasgos que diferencia a lo producido en este lugar, es su interés por “dar gusto a todos”. Las tramas tratan de ocupar la mayor cantidad de temas posibles y una sola película tiene gran variedad de líneas argumentales: romance, acción, aventura, etc. Esto hace que el tiempo de duración de una cinta de este tipo sea de aproximadamente tres horas.

Bollywood no está solo en la carrera por la corona de generar la mayor cantidad de cintas en el planeta. En los últimos años, Nigeria se ha colocado como el segundo país después de India en la producción cinematográfica con su Nollywood; e incluso, dentro de la misma India, Kollywood (cine en idioma tamil de la India) es un competidor de cuidado; y Trollywood en Suecia, también se ha ganado su lugar en el radar de la industria cinematográfica mundial.

Bollywood nos muestra como, de muchas maneras, el cine estadounidense puede eclipsar otras voces con su poder de marketing, pero, es innegable que su generación de “producto” ya superó al rey y que va por buen camino. Así, manda un poderoso mensaje: Goliat no es invencible.