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CINE

Lumière en 4K

Por: Esteban Cortés Sánchez
Compositor de música para cine y director de orquesta
lecscorp.com

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Han sido muchas las películas que no sólo han encantado, sino también definido generaciones enteras. El cine es nuestro innegable acompañante desde hace poco más de 100 años y ha crecido de la mano de la tecnología como una herramienta artística para aquellos que desean contar historias.

Aunque hubo algunos intentos previos, fue al invento patentado por Louis y Auguste Lumière, en 1894, al que se le considera como el nacimiento del cine. Con “películas” de minutos de duración y sin sonido, el “cinematógrafo” daba al espectador la sensación de estar en otro tiempo y lugar, y fue el asombro de las pocas personas que acudieron a las proyecciones lo que generó una de las primeras oleadas de publicidad “de boca en boca”, llegando a convertirse en una empresa que, en cierto punto, no pudo sostener la demanda de los consumidores.

Mientras los hermanos Lumière se limitaban a proyectar lo que bien podríamos llamar postales, Georges Méliès se dio a la tarea de contar historias, simples, sí, pero que vieron el nacimiento de los primeros efectos visuales cinematográficos, algunos de las cuales se siguen usando, lo que habla de la genialidad del francés.

La siguiente gran conquista fue el sonido. Si bien la música y el cine han ido de la mano desde el principio, estos no estaban unidos. Debido a la imposibilidad de reproducir simultáneamente imagen y música, esta última tenía que ser interpretada en vivo, lo que limitaba lo que se podía hacer, ya no hablemos de escuchar las voces de los actores de moda. Esto cambió en 1927 y fue la cinta The Jazz Singer la encargada de entregar al mundo la primera cinta con sonido incluido.

El color comenzó  a emplearse antes que el audio. Los intentos por llevar el cromatismo al séptimo arte iniciaron con el colorido a mano de cada fotograma y pasaron varios procesos novedosos, en sus tiempos, pero siempre con dudosos resultados. Fue hasta que el technicolor se perfeccionó, alrededor de 1922, que comenzó a ser usado por las principales productoras, sin embargo, el viaje no fue corto, pasó más de una década para que se volviera un estándar.

Ya con los principales elementos que hoy en día conocemos, la experimentación tuvo lugar. Diferentes formatos de película y de exposición vieron la luz y con ellos otras maneras de contar una historia visualmente. La diferencia entre una cinta de los años 20 y una de los 80 es evidente, teniendo cada una su propia identidad.

Con el tiempo, las cámaras disminuyeron su tamaño, se emplearon mejores materiales y se redujo el costo de las producciones. Comenzando por el uso de la Imagen Generada por Computadora (CGI, por sus siglas en inglés); las computadoras poco a poco han ido ocupando un lugar cada vez más preponderante en el cine, siempre de la mano de artistas que necesitan expandir su arsenal de herramientas para llevar su visión a las salas. Directores y productores como James Cameron, Steven Spielberg o Christopher Nolan son algunos de los que han ayudado a desarrollar nuevas tecnologías con este fin.

Actualmente, el cine digital nos ha dado la oportunidad de convertirnos en cineastas. Obras como Usane, de Steven Soderbergh, fueron grabadas con teléfonos inteligentes y aplicaciones como Filmic Pro o Movie Looks, y gracias a sitios como YouTube o Vimeo, estas propuestas llegan a cualquier punto del planeta en cuestión de segundos.

¿Quién sabe?, gracias a todos los avances tecnológicos, tal vez tú, que estás leyendo esto, estás por comenzar a grabar ese trabajo que te llevará a ganar el tan anhelado Oscar.