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ECONOMÍA

China en latinoamérica, ¿aliado o amenaza?

Por: DA. José Ramón Álvarez González
Desarrollador de negocios, especialista en Comercio Exterior y Logística
ramonalvarezslp@gmail.com

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China ha mantenido relaciones crecientes con los países de América Latina en las últimas décadas, su presencia en la región se ha intensificado en áreas como el comercio, la inversión, la tecnología, la cooperación económica y la diplomacia. China ve a América Latina como una fuente importante de recursos naturales, mercados emergentes y socios estratégicos; además de considerarla pieza clave y apoyo para convertirse en el centro económico del mundo.

China ha estrechado sus lazos con América Latina a través del comercio. Importa productos como petróleo, mineral de hierro y soja, entre otros. Ha realizado grandes inversiones en la explotación de recursos naturales en países como Brasil, Chile y Perú, obteniendo acceso a materias primas necesarias para su crecimiento económico. El proyecto más ambicioso de China es la Ruta de la Seda, una iniciativa de desarrollo global que pretende tener seis corredores industriales que contacten distintos países del mundo por tierra y mar, incluyendo Latinoamérica.

Además del comercio, China ha aumentado significativamente su inversión directa en América Latina. Ha invertido en sectores como la energía, la minería, la infraestructura y las telecomunicaciones, ha financiado y construido proyectos de gran importancia en la región, como represas hidroeléctricas, ferrocarriles, puertos y redes de telecomunicaciones. Estas inversiones han brindado empleo y desarrollo económico en algunos países latinoamericanos, pero también han generado preocupaciones sobre la dependencia económica y la influencia en la región, por ejemplo, en Brasil, China invirtió más de 38 mil millones de dólares en el sistema eléctrico, modernizó el Puerto de Santos y creó en Nicaragua un canal interoceánico; donó el Estadio Nacional de El Salvador, así como la nueva biblioteca nacional del mismo país.

China ha publicado más patentes y artículos científicos que ningún otro país, con el objetivo de estar a la cabeza en tecnología e inteligencia artificial para evitar depender de occidente, especialmente de Estados Unidos; empresas como Alibaba, Baidu y Tencent, líderes mundiales en inteligencia artificial, robótica y coches autónomos; compañías como Nio, líder en automóviles eléctricos, han llevado la delantera por años a las armadoras europeas y estadounidenses –por cierto, en México ya los están vendiendo en Liverpool con la marca BYD–.

China ha intentado reforzar sus vínculos políticos con los países latinoamericanos por medios diplomáticos; ha incrementado las visitas de alto nivel y ha firmado acuerdos de cooperación con muchos gobiernos. Se ha observado que ha aprovechado su poder económico para asegurarse el apoyo de dichos países en cuestiones delicadas, como el reconocimiento de Taiwán como nación independiente. China ha recompensado a naciones que han puesto fin a su relación con Taiwán, como El Salvador, en 2017, y Honduras, en marzo de este año.

A algunos les preocupa la creciente presencia de China en América Latina, ¿podría ser una amenaza? Los críticos sugieren que está utilizando su influencia económica para obtener ventajas estratégicas y recursos naturales a expensas de los latinoamericanos. También preocupan los derechos humanos y la calidad de los productos chinos de bajo costo, sobre todo el impacto negativo en sectores locales como el manufacturero, que se enfrenta a la dura competencia.

Para finalizar, China se presenta como un socio confiable, pero también como un arma de presión geopolítica para ganarle a Estados Unidos en la carrera por dominar América Latina, lo está logrando, por lo que con seguridad en unos años diremos: ¡Hola, China!, ¡adiós, Estados Unidos!