En la mayoría de los casos no nacemos siendo líderes. Poco a poco vamos modelando estilos de liderazgo y de gestión, los adaptamos, según las experiencias que adquirimos con nuestros jefes.
A pesar de que invertimos en capacitación, seguimos quedándonos cortos. Hay ciertas competencias culturales necesarias para consolidar una cultura de Alta Confianza entre líderes y colaboradores: la credibilidad, el respeto y la imparcialidad.
Con una cultura de Alta Confianza, fácilmente las personas pueden tener una calidad óptima en las relaciones interpersonales en su lugar de trabajo, lo que impacta positivamente en los colaboradores, para que den lo mejor de sí mismos, logren los objetivos organizacionales y trabajen con un espíritu de equipo.
La credibilidad, el respeto y la imparcialidad son, entonces, pilares fundamentales para que se genere, a su vez, una cultura de Alto Desempeño, que se refleje en la eficiencia operativa, productividad y resultados de negocio positivos para los stakeholders organizacionales.
¿Alguna vez te has preguntado si sólo compartes información o también escuchas a la gente de una forma genuinamente accesible?, ¿cómo encaminas a las personas hacia objetivos estratégicos y alineados a una visión?, ¿eres congruente con lo que dices y haces?
Como líder, ¿consideras a las personas meros empleados o colaboradores?
¿Alguna vez has favorecido a alguien por afinidad personal? ¿Aplicas las reglas por igual?
Los colaboradores de Los Mejores Lugares para TrabajarTM mantienen percepciones positivas de sus líderes con relación a estas tres competencias culturales. En el caso de las organizaciones de menos de 500 colaboradores, evalúan con un promedio de 85% de favorabilidad; mientras que las compañías con más de 500 mantienen percepciones de 80%.
Esto, a su vez, repercute en un gran compromiso de las personas hacia las organizaciones, derivando en que 9 de cada 10 se encuentran altamente comprometidas.
Líderes con credibilidad, respeto e imparcialidad favorecen ambientes de trabajo que maximizan el potencial de los colaboradores, permitiéndoles tomar riesgos, aprender constantemente y abrir las puertas al pensamiento disruptivo. Las competencias culturales son herramientas que fomentan la formación de mejores personas, mejores negocios y un mejor mundo para vivir.