Hoy por hoy, todo el mundo sabe que existe la posibilidad de que Estados Unidos pudiera salirse del Tratado de Libre Comercio, o tal vez, no tomen tan drástica medida; sin embargo, pero no sabemos cuáles serían los nuevos términos que dicho tratado pudiera tener y qué tan favorables resultarían para continuar las exportaciones hacia el vecino país.
El Secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, ha reconocido públicamente la necesidad de buscar nuevos mercados y disminuir la fuerte dependencia que México tiene hacia los Estados Unidos. Esto es fácil de decir, pero no tan fácil de hacer, sin embargo, algunas empresas han empezado a pasar de los planes a la acción.
Un pequeño ejemplo de esta clase de empresas que están empezando a encontrar oportunidades en otras latitudes, lo tenemos con Cott México, compañía dedicada a la producción de bebidas y refrescos de etiqueta privada, de capital canadiense y establecida en nuestro país desde hace 15 años, la cual está ya cerrando nuevas negociaciones con empresas de Cuba, Costa Rica, Colombia y Chile.
Al parecer algunos países asiáticos han visto con buena cara nuestros intentos de diversificación, así que han aumentado considerablemente las exportaciones a países como Malasia, Tailandia, Japón, India y China, superando ya los incrementos que se han logrado con Europa.
El Banco Nacional de Comercio Exterior (BANCOMEXT), ha anunciado que apoyará con créditos a los exportadores que opten por negociar con nuevos países, una buena decisión.
Podemos aprender del ejemplo que nos dio la industria atunera en 1982, cuando Estados Unidos prohibió las importaciones de atún mexicano, en represalia a que México ya no le permitió pescar atún en aguas mexicanas. Fue una medida drástica, el 80% de las exportaciones de atún se iban a territorio estadunidense, muchas empresas del ramo desaparecieron, pero no todas, aquellas que se resistieron a morir, empezaron a buscar nuevos mercados. No fue nada fácil, pero poco a poco, fueron consiguiendo consolidar al atún mexicano y lograron que fuera apreciado en diversas partes del mundo.
En la actualidad, solo el 6% de las exportaciones de atún se van a los Estados Unidos. “Sí se pudo. Sí se pudo.” Diría la sabiduría popular.
No todo es miel sobre hojuelas.
Las empresas emprendedoras que se han abocado a buscar nuevos mercados, se han topado con un serio problema: la infraestructura.
Debido a los conocidos antecedentes del comercio exterior, donde el 80% de nuestras exportaciones e importaciones, van o vienen del norte, la infraestructura existente ha sido creada para eso, las mejores carreteras, los puertos más desarrollados, la red ferroviaria, todo está orientado hacia el movimiento de mercancías hacia el norte.
Analicemos el siguiente caso:
La tan publicitada nueva terminal de contenedores del puerto de Tuxpan, sin lugar a dudas, moderna y con bastante capacidad, en conjunto con la autopista México – Tuxpan, que por fin terminaron de construir, después de casi 20 años de haberla proyectado y que pone a la Ciudad de México a solo tres horas del puerto, todo eso suena muy bien, pero si ahondamos un poco en el tema, notaremos algunos detalles:
Conclusión
Deshacerse de la dependencia hacia los Estados Unidos no es tarea de corto plazo, en definitiva, tomará varios años lograrlo. Sin embargo, no estamos cruzados de brazos, a pesar de los dimes y diretes sobre el TLCAN, los dos últimos meses del 2016 y todo el primer trimestre del 2017, las exportaciones han seguido creciendo a muy buen ritmo.
De peores situaciones hemos salido airosos. Ésta, no tiene por qué ser la excepción.