¿Qué tienen en común personajes tan dispares como George Clooney, el reguetonero por excelencia Daddy Yankee o el “teenager” Justin Timberlake? Millones y, aunque usted no lo crea, cada uno atesora su propia marca de tequila, una muestra del boom por el que atraviesa el planeta.
Si vamos a hablar de esta bebida, empecemos como Dios manda: ¡Salud! Posiblemente después de este gran deseo llegue un “Hidalgo” que caliente la garganta, algunos con limón y sal, otros preferirán la sangrita, la gran mayoría de golpe o en la tradicional paloma… el tequila está de moda, pasó de ser una bebida “X” para ratificarse como un clásico lleno de calidad, un negocio redituable que debe ser cuidado con esmero para no perder tradición matando a la gallina de los huevos de oro. Marcas hay muchas, para conocedores y para los que se conforman con el raspado, lo cierto es que cuenta con Denominación de Origen, lo cual protege el patrimonio de los mexicanos en el mundo con garantías de calidad.
El inevitable y bien ganado éxito del tequila a nivel internacional ha obligado la explotación de las plantaciones existentes, llama la atención cómo el agave tarda seis años en promedio en su maduración, un tiempo largo al compararlo con la gran expansión y necesidad de venta… El tiempo y la posibilidad de ganar mercado juegan en contra, aprovechar este boom obliga a recapacitar sobre las posibilidades de cubrir la demanda haciendo que algunos productores utilicen plantas poco maduras de las que extraen menos licor, aumentando la escasez de la materia prima. Los principales reguladores garantizan un abasto de agave hasta el 2024, pero encienden las alarmas reconociendo no trabajar la mayoría de las plantaciones jalicienses con una visión a largo plazo, el futuro está a la vuelta de la esquina y, si se quiere mantener el éxito, hay que proponer nuevas opciones.
El crecimiento en la producción no ha tenido descanso, gota a gota se ha formalizado una cadena de valor que en el 2018 registró récords en exportación, creciendo alrededor de un 7.5%, respecto al año anterior. México comercializó hacia el extranjero más de 200 millones de litros, con una producción total de casi 280 millones, este guinnes parece que será alcanzado año tras año. El tequila no conoce fronteras, Estados Unidos es el principal receptor, países como España, Alemania y Francia acompañan la lista de importantes clientes, impensable hace unos años y reconfortante en un presente que obliga a satisfacer esta pasión.
Hace una década, la exportación no sobrepasaba los 90 millones de litros, crecer más de un 150% no está al alcance de todos, el aumento de los pedidos va de la mano en el incremento de las variedades más puras del tequila, la demanda 100% de agave ha obligado a una mayor cantidad de materia prima complicando la capacidad y el tiempo futuro. Nadie quiere perder, ganar a como dé lugar en un mercado cada vez más competido y con una exigencia brutal.
Hoy, tener una plantación de agave en el país es una mina de oro, cada vez son más los que deciden entrar al negocio; el preciado cultivo es también presa de malandrines dispuestos a robar, al grado de tener que cambiar la reglamentación con el ánimo de proteger lo más posible este tesoro. El Estado de Jalisco tipificó como delito grave el hurto de agave con penas de entre 5 y 15 años, una medida que busca frenar el bochornoso pillaje, más de 170 toneladas han sido reportadas en el último año, afectando de manera imperdonable la producción tequilera.
Seguiremos creciendo, no tenga la menor duda, la moda al que le acomoda y a México le sientan muy bien José Alfredo Jiménez, el mariachi, la lucha libre, Frida Kahlo y Diego Rivera, el chile, la tortilla y un sinfín de presumideras que, al sabor de un buen tequila, ¡hacen que estemos orgullosos de cada sorbo!
Si la vida de te da limones… pide sal y tequila.