
En la 97ª entrega del Oscar, Sean Baker –director de la película Anora (ganadora de la categoría a “Mejor Película”, entre otras más)– mencionó en sus tantos discursos de aceptación la importancia del “cine independiente”. Para aquellos que no están familiarizados con este término, es el que se realiza sin el apoyo de grandes estudios y, por lo tanto, con recursos bastante limitados; es obvio que la apuesta es muy alta, ya que las pérdidas financieras (si las hubiese) recaerán directamente sobre los inversionistas de los proyectos (como siempre ha sido), pero en este caso son usualmente los miembros de la producción: los actores, el director, los diferentes equipos involucrados en los largometrajes o los cortometrajes los que se verán afectados. Esto forzosamente nos hace formularnos una pregunta, o más concretamente “la pregunta”: ¿es rentable el cine independiente? Aquí vale la pena hacer un gran apunte. Cintas como Parasite (2019), The Whale (2022) o incluso Everything Everywhere All at Once (2022), por nombrar algunas, son películas independientes, pues cumplen con el criterio de no tener a un gran estudio detrás de su producción.
Una vez sacado esto del camino podemos entrar en materia.
Por lo general, se le da el título de “película independiente” a las cintas que, como mencioné antes, son realizadas con bajo presupuesto. Sería presuntuoso entrar en la retórica acerca de lo que es rentable o no; muchas de estas cintas han sido la puerta de entrada de grandes talentos a los grandes estudios y a los grandes cheques que, por supuesto, eso conlleva. En ese tenor se le puede llamar a esta rama del séptimo arte una especie de “caldo de cultivo” de talentos.
La pronunciada desventaja que este tipo de trabajos presenta obliga –obviamente– a todos los involucrados a buscar formas no sólo de producción, sino también de capitalización. La llegada de nuevas tecnologías (específicamente los celulares) ha permitido la creación de largometrajes significativamente más baratos y, conforme avanza el tiempo, su calidad ha ido mejorando progresivamente. En el lado de la preproducción, las páginas de crowdfunding han ayudado a quitar un poco de presión económica a los productores dando recompensas a cambio de una aportación monetaria, un modelo que ha probado ser, si no infalible, al menos, bastante útil, dependiendo en gran parte de las campañas en redes sociales de los colaboradores de los proyectos. Una vez teniendo el material grabado sólo falta el último paso que es uno de los más caros en la vida de una película: su distribución.
La verdad sea dicha es difícil que una cinta sea adquirida por una plataforma como Netflix o Amazon Prime, aunque, por supuesto, no imposible. El cine independiente ha hecho de sitios como YouTube o incluso los de descargas de Torrents su “hábitat natural”. Por supuesto muchos alzan la voz por el conflicto de intereses que existe al subir un trabajo a una página donde el público lo pueda ver o descargar sin costo alguno, sin embargo, para muchos es esto o que su obra simplemente jamás sea vista.
De acuerdo con el anuario estadístico del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), al primer trimestre de 2024, el 54% de las cintas producidas en 2022 fueron de capital privado, una cifra elevada si se toma en cuenta realmente cuan pocas de esas películas llegaron a las salas de cine, lo que a todas luces debe mostrarnos poca rentabilidad.
…y es en este punto donde volvemos al inicio. Sí, una cinta que no devuelve lo invertido es una pérdida, pero sin este tipo de trabajos jamás habríamos conocido a toda una gama no sólo de directores y actores, sino también a todos aquellos que están de alguna u otra manera involucrados en el mundo del cine; tampoco tendríamos tantas películas que ahora son consideradas de culto. Los creadores muchas veces sólo buscan tener su obra allá afuera, en el mundo. A esto se le puede ver claramente como una inversión.
Hace muchos años un joven de ascendencia mexicana quiso compartir una historia. Con cámara en mano, poco dinero y muchos amigos, Robert Rodríguez se lanzó a las calles a contarnos El Mariachi…una gran hazaña, independientemente de por dónde se le vea.