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La magia para los negocios de Disney

Por: Esteban Cortés Sánchez
Compositor de música para cine y director de orquesta
lecscorp.com

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En semanas pasadas Disney hizo un anuncio que muchos fans esperábamos desde hacía tiempo, pero sin esperanzas de que sucediera: las series de streaming de Marvel que estaban en Netflix encontrarían una nueva casa en Disney+. Estas tienen un corte ciertamente más adulto, algo que no va muy acorde con lo que se puede ver en todo lo que hasta ahora nos ha dado “La casa de las ideas”, propiedad de la ya mencionada Disney, que siempre se había caracterizado por brindar productos de corte muy “familiar”, más para niños, pues. ¿Qué cambió? Veamos.

Disney Bros. se fundó en 1923 por los hermanos Walter y Roy Disney. En 1925 la compañía cambió su nombre a Walt Disney Studios. Durante su primera década la empresa vivió un crecimiento significativo creando no sólo personajes como el emblema de la casa, Mickey Mouse, sino también Pluto y Goofy. Fue durante esta época que llegaron los primeros premios y se cimentó su reputación como una productora de caricaturas, una empresa familiar… y una máquina de hacer dinero.

En 1940 la empresa movió su sede a Burbank, California, y en ese mismo lustro vendría el descalabro: debido a la guerra que en ese momento sucedía en Europa, al propio esfuerzo de guerra estadounidense y al pobre desempeño de películas como Fantasía (ahora un clásico) Disney estuvo al borde de la banca rota. La heroína del cuento, tanto en la pantalla grande como en la vida real, fue Cinderella, estrenada en 1950 y que con una entrada de casi 4 millones de dólares (por la inflación alrededor 40 millones de hoy en día) logró, en ese momento, no sólo salvar a los estudios, sino sentar las bases de lo que estaba por venir y hablando de eso…

Para diversificar sus negocios, la empresa abrió en 1955 Disneyland, el parque temático inspirado en los personajes de su propiedad. Lo que al principio se pensó por muchos que sería un fracaso, se convirtió en más parques, no sólo dentro de los Estados Unidos, sino también en otros países como Japón y China. De acuerdo con un artículo de 2021 de Los Angeles Times, las ganancias (ahora también incluyendo resorts) son cercanas a los 4 billones de dólares anuales.

A mediados de los 80 Disney lanzó su propio canal de televisión, Disney Channel. Así fue que la compañía que hoy nos ocupa consiguió un lugar en el hogar de todos los norteamericanos (que pagaran cable, por supuesto).

A partir de los 90, Disney se comenzó a diversificar más comprando el estudio de cine Miramax, el canal deportivo ESPN y haciendo acuerdos con compañías como Pixar, hablando claro, el ser algo “sólo para niños” desde hacía mucho ya no estaba en sus planes. Pero saltemos a las joyas de la corona…

En 2009 para la sorpresa de todos (y, dicho sea de paso, suspicacia de muchos) Disney compró Marvel Entertainment por 4 billones de dólares (por si se preguntaban en que se gastaban lo que ganaban en los parques) que incluía Marvel Studios, productora de sus películas, y Marvel Comics, dueña de los derechos de los personajes. El paquete casi completo… casi.

En 2012 vendría otra sorpresa: Disney compró Lucasfilm, es decir, todo Star Wars por alrededor de otros 4 billones de dólares y de inmediato comenzó a crear contenido nuevo basado en los personajes de esa franquicia, pero no olvidemos que nos quedamos con un casi…

En los años 90 Marvel estuvo en quiebra y tuvo que vender los derechos de varios personajes a otras compañías, como Spider-Man (a Sony) y X-Men, Fantastic 4, Ghost Rider (a Fox). Fue a esta última a la que le vendió gran parte de su catálogo y, siguiendo el ejemplo del Batman de Ben Affleck, si no puedes quitárselo al banco, compra el banco. Disney compró en 2017 21st Century Fox por 71,300 millones de dólares.

En 2019 Disney adquiere el servicio de streaming HULU y anuncia con bombo y platillo Disney+, que con más 129 millones de suscriptores ya supera a Netflix. ¿Qué aprendimos?: diversificarse para ganar, pero, sobre todo, tener visión… y toda la paciencia del mundo.