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El efecto espejo: cómo la cultura organizacional moldea la salud mental

Por: MPO. Jennifer Amozorrutia
Experta en Cultura y Ambiente Laboral
jamozorrutia1@gmail.com

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Andrés siempre se ha considerado una persona tranquila, pero últimamente le irrita cada vez que su compañero toma el micrófono en las juntas… le parece arrogante. Sin embargo, lo que le molesta es que es él quien no se atreve a hablar con seguridad. No es que su compañero sea el problema, sino el reflejo. No se siente libre de expresarse así en su entorno. La cultura del equipo premia ciertas voces y silencia otras, y eso duele más de lo que él mismo había notado.

Cuando la cultura refleja

La cultura organizacional no sólo influye en las personas, también modela valores, creencias, normas y comportamientos. Y en esa interacción cotidiana que integra todo lo que se reconoce, lo que se silencia, lo que se tolera y lo que se aplaude, se produce un efecto espejo constante: las personas no sólo interpretan su entorno, sino que se interpretan a sí mismas a través de él.

Este fenómeno se basa en la teoría de Jacques Lacan, psicoanalista francés; plantea que lo que proyectamos en los demás es un reflejo de nosotros mismos. El Efecto Espejo tiene implicaciones a nivel personal y organizacional. La cultura en la que trabajamos funciona como un espejo emocional y relacional. Nos refleja y moldea constantemente.

El espejo cultural que forma y deforma

Cuando la cultura laboral premia el silencio, las personas aprenden a callar. Si se normaliza el favoritismo, los equipos internalizan que el esfuerzo no garantiza reconocimiento. Cuando hay líderes que actúan desde la incongruencia, lo que se refleja es un entorno donde confiar se vuelve riesgoso.

Del mismo modo en que ciertas actitudes de otras personas nos incomodan porque reflejan aspectos propios que no hemos aceptado, en el entorno laboral sucede algo similar. Cuando la cultura organiza señales contradictorias o negativas, lo que devuelve no es indiferente: afecta directamente el bienestar emocional de quienes lo viven.

 

¿Qué pueden hacer los líderes y los equipos de Recursos Humanos?

  1. Hacer consciente lo inconsciente. Muchos líderes no son plenamente conscientes del impacto emocional que tienen en su equipo. Sin embargo, las acciones y las reacciones dejan huella. Acompañarlos a reconocer con mayor claridad y conciencia el impacto que generan es el punto de partida para crear espacios laborales emocionalmente seguros.
  2. Fomentar culturas de reflejo saludable. Es importante asegurarse de que lo que devuelve a las personas no sea miedo ni competencia destructiva, sino señales constantes de confianza, respeto mutuo y posibilidades de crecimiento.
  3. Abrir espacio a las emociones. Es clave que las personas se sientan seguras de poder hablar de lo que sienten sin temor a ser juzgadas o penalizadas.
  4. Fomentar el autoconocimiento. Promover que líderes y colaboradores se conozcan a sí mismos –sus emociones, sus reacciones, sus propios reflejos– es clave para reducir proyecciones inconscientes. La inteligencia emocional es una competencia esencial en cualquier entorno laboral saludable.
  5. Fomentar la retroalimentación. El mejor espejo es la retroalimentación, ya que ayuda a las personas a identificar aspectos que no ven de sí mismas, tanto en lo que deben mejorar como en lo que pueden fortalecer. Convertir esta práctica en parte del día a día potencia la claridad y la conexión dentro del equipo.

Al trabajar en organizaciones no nos detenemos a pensar en cuánto influye en nosotros mismos el efecto espejo, en lo que hacemos, en lo que sentimos, en nuestros valores y creencias. Ahora que lo has hecho consciente, aprovecha para generar círculos virtuosos en las personas, trabajando en tu cultura laboral, generando su mejor versión y devolviéndoles un reflejo sano para cuidar su salud mental.