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Pentontez poderosa

Por: Jorge A. Meléndez
Licenciado en Economía del Tecnológico de Monterrey, donde fue premio al saber. Director de Proyectos Especiales para Grupo Reforma
@jorgemelendez

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"Entonces, yo les pregunto: ¿qué tan dispuestos están a usar su perspicacia y audacia para desarrollar productos que satisfagan las necesidades de sus clientes actuales o potenciales?".

Así se pregunta mi amigo Eduardo Durón en una de sus "value talks".

En su podcast, Lalo hace referencia a lo que denomina la fórmula de Steve Jobs para triunfar. Una ecuación de 3 partes:

  1. Perspicacia (insight). Ir más delante de lo estándar.
  2. Audacia. Tomar riesgos, actuar. De otra forma, es rollo.
  3. Partir siempre del cliente.

Buena forma de simplificar las lecciones de un genio problemático. Porque como bien dice Lalo, Jobs también fue un hijo de la tiznada.

Ya hace algunos años te platiqué sobre las 14 lecciones que derivó Walter Isaacson (su biógrafo) sobre el liderazgo de Jobs: enfoque, simplicidad, responsabilidad de cabo a rabo, dar saltos gigantes, productos primero que utilidades, no a la esclavitud de los grupos de enfoque, distorsionar la realidad, la importancia del empaque (es la primera impresión), empujar a la perfección, tolerar sólo a jugadores "A", creatividad "cara a cara", ver tanto bosque como árboles, combinar ciencias sociales y ciencia y mantenerte hambriento y tonto.

Pero también te advertí sobre los riesgos de un liderazgo como el de Jobs, que fue un jefe tóxico y déspota.

Jobs es una paradoja: es a la vez ejemplo y antiejemplo.

Pero regreso a la fórmula, que está buena pero que también es peligrosamente incompleta, tal como le comenté a Lalo.

Y es que la capacidad de creerse perspicaz y de luego tener las armas (recursos y autoridad) para poder ser audaz en implementación tiene que ver mucho con el poder que se tenga.

O sea, es más fácil para un jefazo sentirse muy perspicaz y luego ser muy audaz poniendo sus ideas en práctica.

Eso puede ser buenísimo... o puede ser terrible.

Es buenísimo si la perspicacia parte de buenas ideas y es terrible si ese ingenio transformador parte de ideas terribles.

Porque en la segunda condición no es perspicacia, sino pendejez poderosa, como le propuse a Lalo en una voice note.

En México tenemos el ejemplo perfecto de esto.

Sí, ya sabes a dónde voy. Ni modo.

Vamos para 6 años de sufrir a un líder muy perspicaz y con un gran poder para transformar audazmente todo lo que quiera.

El problemita es que trae la brújula chueca. El problemita es que transforma para mal. El problemita es que destruye lo que funcionaba. El problemita es que añora al pasado y rechaza al futuro. El problemita es que prefiere pobreza que desarrollo. El problemita es que aleja al experto, eligiendo porras sobre consejo sabio. El problemita es que ignora las señales de que va mal. El problemita es que es terco como una mula.

El problemita es que no es perspicacia... es pentontez poderosa.

¿Cómo puede un jefe poderoso ser realmente perspicaz?

No es física cuántica:

  1. Rodeándose de talento.
  2. Dejando que actúe el talento.
  3. Procurando la diversidad (no puros clones).
  4. Debatiendo sobre ideas y no sobre personas.
  5. Premiando al mérito y no a la jerarquía o lealtad.
  6. Cuestionando incesantemente sus propias ideas.
  7. Estando muuuy atento a tecnología y competencia.
  8. Anticipando problemas.
  9. Estableciendo mecanismos de retroalimentación frecuente y precisa.
  10. Ajustando en el camino, reforzando lo que funciona y, por supuesto, corrigiendo lo que no.
  11. Aprendiendo de los errores.

Así de fácil... y así de difícil.

Y completo la docena con un ingrediente final: antes de empezar, haz un benchmark sobre tu perspicacia.

Responde al menos dos preguntas tan importantes como básicas: ¿Quién más lo ha intentado? Y, ¿cómo le fue?

Antes de ser audaz, siempre será mejor experimentar en perspicacia ajena, para asegurarse de que ese ingenio propio que tanto amamos no termine siendo pura pentontez poderosa.

Hombre, responder esas preguntitas (y actuar en consecuencia) sí que le hubiera ahorrado a México muuuchas jaquecas y tiempo perdido.

¿A poco no?

Posdata. Y hablando de pentontez poderosa: "no hay cosas graves en seguridad". En la madre...

EN POCAS PALABRAS...

"Más vale malo conocido que bueno por conocer".

Proverbio universal.