INICIO | STRATEGIAS
STRATEGIAS

Imagen personal como capital simbólico en contextos empresariales

Por: DCH. Edgar Josué García López
Doctor en Ciencias y Humanidades, por la UNAM y la UAdeC; investigador de la UCEM y del GICOM
edgarjosuegl@hotmail.com

Share This:

La imagen personal es todo aquello que emana de la identidad de un ser humano y que se refleja en cómo se ve y cómo actúa. Esto incluye su forma de vestir y su apariencia física; pero también considera su comunicación verbal y no verbal, así como su actitud y las habilidades que posee para socializar con otros. Cuando se habla de una imagen personal en actividades laborarles es común identificarla como imagen profesional, ya que a través de ella es que se van a transmitir conocimientos, habilidades y competencias con que se cuenta para el desempeño de un oficio o profesión.  La parte más importante de una imagen personal no radica en parecerse a otros o acercarse a un estereotipo, se trata más bien de proyectar que se está listo y preparado para hacer lo que se espera que se haga en determinadas funciones. No es sólo verse bien, es estar ad hoc para la ocasión.

Ahora bien, de manera muy sencilla, pero ilustrativa, permitámonos plantear estas reflexiones en el contexto en que lo define el sociólogo francés Pierre Bourdieu, uno de los pensadores más influyentes de nuestro tiempo. El autor identifica que cualquier ser humano es un ser social, es decir, una persona que se encuentra inmersa en una red de relaciones con otras personas y que dicha interacción le ha de ser más o menos satisfactoria o exitosa a partir de qué tanto cumpla sus expectativas ahí adentro. Para gestionar su movilidad en ese campo social toda persona cuenta con cuatro tipos de posesiones, a las que se les denomina capitales, así encontramos capital económico, capital social, capital cultural y capital simbólico. De una u otra forma cada uno le sirve para intercambiarlos por lo que desea del otro, por lo que para satisfacer sus necesidades tendrá que plantearse bien cómo administrarlos.

Particularmente el capital simbólico es el valor que un grupo social le da a un objeto, una cosa o una persona a partir del significado que les representa en su interacción cotidiana, como por ejemplo el honor de una persona, el prestigio de una marca o la confianza en un producto. Como puede asumirse, el capital simbólico es un poder intangible que cada uno debe gestionar en colectivo, ya que son los demás quienes lo otorgan, nadie puede asignárselo a sí mismo, aunque sí promoverlo.

Específicamente se podría decir que la imagen personal es el receptáculo natural del capital simbólico de cualquier persona, ya que es en ella donde recaerá todo el poder intangible que se tenga para intercambiar por algo que se quiera obtener de alguien más. Cuando una persona invierte en su imagen personal, en realidad lo que está haciendo es, en parte, administrar su capital simbólico, porque lo que hace es acumular diversas posesiones como prestigio, honor, confianza o lealtad, entre otros, que tarde o temprano le redituarán en lo personal y lo organizacional.

Cinco puntos clave para comprender la imagen personal como capital simbólico en las organizaciones:

  1. La imagen personal es el mensaje que las personas comunican con su presencia y comportamiento en diversos contextos, como el laboral.
  2. El capital simbólico es un poder intangible que sólo pueden otorgar los otros, es decir, es lo que uno provoca en los demás.
  3. Con este capital también es posible intercambiar posesiones con el resto de la sociedad, tal y como ocurre con el dinero en el capital económico.
  4. La imagen personal es un activo del capital simbólico porque representa un factor de intercambio para fortalecer, al interior y al exterior, la dinámica organizacional.
  5. Quien invierte en su imagen personal, está gestionando con éxito su capital simbólico y el de la organización.

Toda organización debería suscitar una gestión adecuada de la imagen personal de sus colaboradores, pero no sólo de manera superficial, sino profunda, para ello hay que invertir en la consolidación de la identidad empresarial. La imagen corporativa se alimenta, en gran parte, de la imagen personal de quienes la conforman, una identidad corporativa sana y fuerte también debe ser considerada como un activo importante. El capital simbólico personal suma al capital simbólico organizacional.