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Maquiavelismo: el lado oscuro en las organizaciones

Por: MPO. Jennifer Amozorrutia
Experta en Cultura y Ambiente Laboral
jamozorrutia1@gmail.com

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Todos hemos conocido al típico colega o jefe tóxico que quiere ganar a como dé lugar. Aquel que hace de la frase “el fin justifica los medios” su lema personal, no importando los efectos o las consecuencias de su pensamiento y sus acciones. Este tipo de situaciones exponen un fenómeno común en muchas organizaciones, alabado por unos y reprobado por otros. Esto es el maquiavelismo organizacional.

Una mirada al lado oscuro

En términos organizacionales, el concepto de “maquiavelismo” fue estudiado a partir de autores como Richard Christie y Florence L. Geis en los años 70 y posteriormente retomado por Delroy Paulhus y Kevin Williams en el año 2002 como un componente de la “triada oscura”, así denominada por sus efectos nocivos, que describe una configuración de la personalidad integrada por tres características: el narcisismo (autoimportancia excesiva), psicopatía (o cinismo organizacional) y el maquiavelismo.

El maquiavelismo es el fenómeno en el cual la persona explota, manipula y engaña a los demás y en el que recurre a las mentiras, indirectas y trampas para lograr sus propios objetivos en el trabajo. Superficialmente pueden percibirse como personas persuasivas, altamente competitivas, eficaces, estrategas y excesivamente enfocadas en el logro de objetivos a corto plazo. No obstante, cuando estas llegan a ser tóxicas, exageradas o llevadas al extremo, son capaces de causar estragos en el ambiente laboral. Pueden llegar a ser colaboradores que no confían en los demás, poco empáticos, constantemente insatisfechos, pesimistas, gustosos de la ambigüedad e incluso disfrutar de los momentos críticos para la compañía. Los líderes con estas características suelen mostrarse abusivos, efectivos pero desvinculados de las necesidades de los demás, controladores, fríos, con aires de superioridad, y hasta presionan a sus equipos con tal de autopromocionarse y mejorar su imagen, sin culpas.

Las consecuencias del lado oscuro

¿Cuál es el costo de lograr metas llevándose en el camino a las demás personas? Las consecuencias de una personalidad maquiavélica es una verdadera amenaza para las organizaciones. Aumenta los niveles de estrés y ansiedad causando frustración, desgaste y agotamiento emocional. Merma la calidad de las relaciones interpersonales, disminuye los comportamientos prosociales, reduce el capital social e incrementa la incidencia de conductas destructivas en el lugar de trabajo.

Estrategias para el manejo del maquiavelismo

Para prevenir y manejar el maquiavelismo organizacional, a continuación, se incluyen algunas estrategias para las áreas de Recursos Humanos:

  • Hacer énfasis en la filosofía organizacional y la vivencia de valores organizacionales, reforzando acciones positivas y competencias que estén alineadas a las máximas organizacionales.
  • Procurar, desde el momento de reclutamiento y la selección de personal, una correcta alineación de la persona a la cultura y valores organizacionales.
  • Escuchar constantemente a los colaboradores por medio de prácticas de comunicación ascendente, y monitorear la temperatura del clima laboral.
  • Documentar, implementar y comunicar políticas y procesos organizacionales, cuidando que su aplicación sea igualitaria para todos los colaboradores, independientemente de su jerarquía o posición en el organigrama.
  • Mantener disponibles procesos y prácticas de trato justo y de apelaciones para salvaguardar la ética, la justicia y la equidad interna.
  • Analizar qué tipo de comportamientos, actitudes y conductas se incentivan y se premian de manera formal o informal en la organización, para evitar que actitudes o comportamientos tóxicos sean perpetuados. Asimismo, monitorear periódicamente la identificación de casos particulares de acoso, violencia y hostigamiento en los colaboradores.

El manejo del maquiavelismo en las organizaciones puede ser todo un reto, sobre todo porque en muchas de estas su propia cultura incentiva comportamientos que pudieran transformarse en acciones tóxicas. Es importante cuidar de no etiquetar a los colaboradores cuya conducta se asemeje a la personalidad maquiavélica. El enfoque, más que punitivo o persecutorio, debiese ir hacia la prevención y al manejo adecuado y objetivo de situaciones no deseadas para la cultura organizacional.