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PANORAMA POLÍTICO

¿México en el precipicio?

Por: Xavier Ginebra Serrabou
Máster y doctor en Derecho de la Competencia; profesor investigador y exsubdirector jurídico de la Comisión Federal de Competencia
xgs9@hotmail.com

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El libro, escrito en forma amena y accesible, como Schettino sabe hacerlo, es un análisis desde el final de su jefatura de gobierno en 2005, cuando el autor formó parte del gabinete económico de López Obrador, en especial, es un relato crítico de las finanzas del obradorato y un augurio del final del sexenio.

El autor, sumamente crítico, parte de una premisa un tanto discutible en economía según premios Nobel como Joseph Stiglitz: cuando se supera un déficit público del 3% y se llega a niveles de 5 o 6% empiezan a preocupar las cifras de los presupuestos públicos. El gobierno de AMLO, consciente de la austeridad que debe mantener para que el fin de sus seis años de gobierno no termine en tragedia nacional, había guardado hasta ahora la ortodoxia económica. El problema se le ha ido complicando a medida que sus elefantes blancos –el Tren Maya, el AIFA y la refinería de Dos Bocas– y sus compromisos sociales han chupado más dinero del presupuestado y, en particular, cuando ha tenido que irle metiendo dinero a Pemex, para rescatarlo y poder convertirlo en el tren de la recuperación económica de México, sin obtener contraprestación.

Schettino señala que ya hemos superado los límites del 3%; que AMLO maquilla las cifras como nadie –de lo que nos hace un deleite Elena Chávez en su libro El rey del cash–, por lo que no conocemos las cifras reales, pero debemos andar superando el 4%. Su película es que el dinero que tendrá que meterle a Pemex y a sus obras faraónicas llevará al final del sexenio a una crisis fiscal o a una economía con alfileres como las de López Portillo y Salinas de Gortari: un endeudamiento público del 6-7%, que dejará sin margen de maniobra al que lo sustituya en 2024, a no ser que explote antes. Critica las ayudas sociales que nos llevan a una cultura de la dependencia y que no resuelven realmente los problemas de la pobreza. En el caso de los subsidios, además, han impedido el aumento salarial de la masa de los obreros y trabajadores del decil inferior, pues al ayudar a personas que percibían salarios aproximados al mínimo han evitado que este aumente indirectamente.

Otra tragedia del obradorismo han sido sus caprichos personales: cada estupidez –por decirlo suave–, para dejar un legado (Dos Bocas, el nuevo aeropuerto y el Tren Maya), nos ha costado a los mexicanos alrededor de 500 mil millones de pesos, a esto hay que añadir el dinero mal invertido en Pemex y las ayudas sociales, que rondan cifras similares a las mencionadas. En total, estaríamos hablando de un desgaste de aproximadamente 2 billones de pesos. Nada mal, cuando la base debe ser la austeridad republicana. Todo ello sin reforma fiscal para aguantar semejantes choques.

¿México al fin del precipicio? no responde si la crisis fiscal, que acarreará la económica y social, tendrá lugar al fin del sexenio o al principio del otro. Lo que queda claro es que con López Obrador el ciclo de las presidencias imperiales ha regresado, y volvemos otra vez a los fines de sexenio convertidos en tragedia nacional. ¿Para eso necesitábamos una Cuarta Transformación?