El mundo está cambiando a pasos acelerados, los países, las economías, las regiones, todo gira hacia un nuevo orden mundial, las características que marcan este nuevo orden son acciones de geopolítica y diplomacia que últimamente han llevado a cabo los líderes de los países desarrollados: la visita del presidente Macron de Francia, la del presidente Da Silva a China, la petición de Argentina para formar parte de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) apoyando así la multipolaridad y la yuanización, es decir, una nueva divisa que haga frente al dólar en las transacciones comerciales mundiales. Estas acciones repercuten en la hegemonía global y tienen efectos en México, quien debe decidir qué rumbo tomar a pesar de estar casados históricamente con Estados Unidos y su moneda.
Francia se acercó a China para evidenciar el riesgo que enfrenta Europa a una inminente crisis, el apoyo que brinda Macron es un arsenal nuclear, se manejan alrededor de 250 ojivas nucleares. Macron se salta a los alemanes, siendo un país potencia, pero habiendo perdido pasadas guerras mundiales y al parecer también va la tercera, a Annalena Baerbock le falta experiencia geopolítica para asuntos internacionales. La rebeldía de Macron le ha dolido a Estados Unidos, pero está consciente de que a Francia la situación de las jubilaciones lo tiene más entretenido que las cuestiones exteriores.
Por otro lado, Ucrania está al borde de una fuerte derrota de la mano de Estados Unidos, inclusive hasta los Pentagono Papers dan a entender que no se encuentran en buenas condiciones para ganar esta guerra, por lo que Europa, a pesar de Ucrania y Estados Unidos, ha decidido disminuir su dependencia del dólar estadounidense.
Da Silva, por su parte, ha decidido llevar a cabo la yunización apoyando a China e invitando al resto de países latinoamericanos a hacer lo mismo, a encontrar alternativas que reemplacen al dólar en el comercio exterior, apoyando vastamente a China en su hegemonía mundial. Brasil llama la atención de Latinoamérica debido a que tiene 220 millones de habitantes, casi el doble de toda Sudamérica y económicamente su producto interno bruto es el doble de Sudamérica, por lo que a Estados Unidos le afecta perder ese mercado externo, y ahora más, ya que Rousseff tomó posesión como nueva presidenta de los BRICS.
Argentina pretende integrarse al bloque hegemónico y se menciona que estará en esta apuesta de geopolítica mundial y simultáneamente bajo una estrategia para obtener crédito fresco y respaldar proyectos de infraestructura e incrementar las reservas del Banco Central Argentino. Las grandes economías pactaron sus posturas en el G7 para luego llevarlas al G20, donde se enfrentan al mundo en desarrollo al que necesitan atraer. Muchos países subdesarrollados refutan las sanciones contra Rusia por considerarlas dañinas, pero el riesgo que Rusia y China simbolizan para la paz y el orden mundiales les es lejano, las grandes fuerzas económicas han firmado un frente común para mandar un claro mensaje a Estados Unidos.
En fin, el mundo se reacomoda entre una guerra de globalistas contra soberanistas, y van ganando los soberanistas, al resto nos queda hacernos varias preguntas: ¿por qué la mayoría de los países quieren basar su comercio en el dólar?, ¿quién decidió después del patrón oro que la divisa sería el dólar estadounidense?, ¿quién decidió que nuestras divisas eran débiles o que no tenían la fuerza suficiente para valer en otros países? Históricamente el dólar ha sido la moneda del comercio mundial, está involucrado en el 90% de las transacciones comerciales y representa casi el 60% de las reservas de los bancos mundiales, sin embargo, no olvidemos y tengamos en la mira que el euro tiene un 20% de las reservas de divisas y el yuan ya casi 3% como alternativas para ser el dominio que enfrente al dólar.
México sólo se encuentra como espectador, entre la guerra contra el fentanilo y defendiéndose de la dura crítica republicana de los Estados Unidos, y frente a que las empresas estadounidenses están observando los riesgos de depender de las plantas chinas para fabricar sus productos. Al tomarse en cuenta a México como país que sustituye en proveeduría a China, se hace más difícil el quitar a Estados Unidos de socio comercial y unirse a China, o a Rusia o a los BRICS, México tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos.