En una escena de la película The Holiday (2006), el personaje del Eli Wallach dice la siguiente línea, “nueve películas se estrenan hoy, recuerdo cuándo nueve películas se estrenaban en un mes; ahora una película tiene que hacerlo excelente el primer fin de semana o está muerta. ¿Se supone que esto conduce a un gran trabajo?”.
Antes que nada, hay que dejar en claro qué es un Blockbuster. Este término se acuñó en los años 40 por los canadienses, durante la guerra, para nombrar a las bombas que se dejaban caer desde los bombarderos; después se lo apropió el cine para nombrar a esas películas que tienen entradas masivas de público. El primer Blockbuster como lo conocemos podría ser Jaws (1975), pues antes las cintas se estrenaban gradualmente a través de Estados Unidos, incluso del mundo. La campaña publicitaria de este largometraje de Steven Spielberg fue considerablemente mayor a todo lo que se había visto con anterioridad, y vino con su estreno simultáneo en todo el país, lo cual generó algo nunca antes visto: una gran entrada de dinero en un solo fin de semana. Por supuesto que los siguientes estrenos de temporada quisieron emular dicha hazaña y cintas como Superman (1978) o la secuela de Star Wars (1980) tendrían una estrategia similar. Fue así que poco a poco, entrando a la década de los 80, nacería la era de los Blockbusters. Si miramos de cerca a estas películas veraniegas todas tienen en común una carga de elementos fantásticos que, por supuesto, va acompañada de un buen presupuesto, guiones relativamente fáciles de asimilar e historias para toda la familia, aún cuando en gran parte de esta década los gigantes taquilleros estuvieron comprendidos por películas que no necesariamente son para todo público como Aliens (1986) o Top Gun (1986). En un principio, la temporada de Blockbusters comenzaba de manera “oficial” el último fin de semana de mayo (para aprovechar el Memorial Day en EUA), sin embargo, ahora abarca todo el año, lo que conduce a la pregunta ¿esto es sano para las finanzas?
Prácticamente desde la segunda mitad de la primera década del siglo XXI, salvó muy pocas excepciones, todos los grandes Blockbusters son parte de una franquicia, es decir, son precuelas, secuelas o spin-offs de historias o personajes que ya se habían visto. Como menciona Jack Wibbe en su página de LinkedIn: “los estudios (de cine) son tan adictos a los Blockbusters basados en franquicias conocidas y seguras que invariablemente irán al pozo con demasiada frecuencia…”.
Estas “seguidas visitas al pozo” han causado una verdadera industrialización de los guiones que verán la pantalla y el éxito de una película dejó de medirse por la aprobación de la audiencia y comenzó a ser una mera recaudación taquillera. En principio, como todo negocio, eso está bien; pero, como producto, conlleva una fecha de caducidad. 2023 vio una racha de fracasos en taquilla como nunca antes, aunque no del todo inesperada. Cintas como The Flash e Indiana Jones and the Dial of Destiny tuvieron cuantiosas pérdidas dando incluso el dudoso título al largometraje del corredor escarlata del mayor fracaso de una película de superhéroes. Se veía venir. Un mercado inundado de oferta por fuerza verá mermadas sus ganancias y después de la pandemia muchas personas cambiaron sus hábitos dando preferencia al streaming. Veamos algunos números…
De acuerdo a The Wrap, Furiosa (2024) de George Miller generó 32 millones de dólares en su primer fin de semana (el ya mencionado Memorial Day), lo que se considera la cifra más baja para la película número uno en cartelera en la misma fecha desde 1995. El filme número uno en taquilla ese año fue Casper, que, adaptado a la inflación, obtuvo 45 millones de USD. Si bien hay ejemplos de obras muy taquilleras como Oppenheimer o Barbie, que han logrado superar la barrera del billón de dólares, la norma se está convirtiendo en que los Blockbusters queden “a mano” o con apenas las ganancias suficientes para justificar una secuela, en ciertos casos. Encontrar la nueva franquicia que atraerá a las masas al cine es el santo grial para los estudios en nuestros días.
¿Estamos entrando en una nueva era del séptimo arte?, tal vez. Lo único seguro es que cuando Bob Iger, el CEO de Disney, salió a decir “…nos enfocaremos más en la calidad” uno no puede sino preguntar: ¡¿hasta ahora?!