
Life lie (mentira de vida), como lo dice su significado, es un concepto que se define mediante la “ilusión” de vivir una vida que mantenemos con el fin de estar en un entorno seguro, evadiendo la incomodidad. Somos seres sociales y tenemos mecanismos de defensa que buscan protegernos de espacios en donde nuestro organismo genere estrés, y esto puede llegar a ser algo contraproducente a largo plazo. El dramaturgo Henrik Ibsen explora más a detalle este concepto y afirma que por medio del life lie las personas crean falsas narrativas que nos proporcionan comodidad y eso impide el crecimiento personal.
Cuando hablamos de nuestro concepto o del cómo percibimos nuestro entorno podemos identificar que todos tenemos un diálogo interno que forma parte de nuestras decisiones, metas y aspiraciones. En pocas palabras, somos lo suficientemente conscientes de nuestra realidad, pero muchas veces preferimos afirmar que “ya es muy tarde para lograr ese sueño” o “esto es lo que soy y no puedo mejorarlo”. Este tipo de diálogos internos incluso pueden llamarse excusas, por lo que al buscar alcanzar alguna meta es necesario desafiar estas perspectivas y preguntarnos si estamos viviendo con base en lo que queremos o si estamos siguiendo el curso de la cotidianidad porque “es lo que se tiene que hacer”.
Vivir en un sistema de life lie nos puede generar mucha seguridad, ya que estamos en un entorno en donde no se confrontan narrativas impuestas ni se redefine la manera en que construimos nuestra identidad. Desafortunadamente, a largo plazo, al cumplir los 80 y ver como la vida pasó demasiado rápido te das cuenta de que no evolucionaste, te sientes insatisfecho o estancado, es por ello que necesitamos atrevernos a escribir nuestra propia historia.
El life lie está siendo afectado por redes sociales, expectativas, influencers a los que seguimos y nuevos conceptos de una “vida exitosa”. Este medio de comunicación e interacción nos enseña que la felicidad se mide en logros tangibles, validación y perfección. Estas expectativas pueden ser una trampa, ya que la realidad de unos no es la de otros. La promesa del esfuerzo no garantiza la estabilidad ni la acumulación de bienes. Somos parte de una generación en la que el futuro es incierto y necesitamos replantearnos el concepto de éxito. Vivir sin un life lie significa cuestionar lo que nos han dicho que debemos querer; ¿estoy persiguiendo metas porque me hacen feliz o porque la sociedad dice que debería hacerlo?, ¿necesito seguir este camino o puedo diseñar una vida más alineada con mis sueños?
Es necesario seguir ciertos pasos que guíen la transición de mentiras colectivas a una vida auténtica, comprendiendo que al redefinir tu propósito puedes construir una vida más genuina, a pesar de que las expectativas externas nos orillen a ajustarnos a un molde predefinido. Existen técnicas que pueden fortalecer esta transición como el autoconocimiento profundo, el aprender a escuchar tu intuición, la definición de tus valores y principios, el aceptar el miedo y la incomodidad.
Entre las acciones que siguen podrían estar la división de áreas en tu vida (trabajo, salud, crecimiento personal), la meditación o las acciones que permitan estimular la conexión personal, la definición de prioridades, enlistar y tener claro qué cosas van alineadas con tu esencia, cuestionar las expectativas externas respondiendo a la pregunta “¿esto lo quiero o es lo que se espera de mí?”, ser consciente de tu percepción del éxito y la felicidad, implementar decisiones alineadas con lo que deseas, aprender a seguir y definir a las personas indicadas para que fortalezcan tus aspiraciones así como aceptar la incomodidad como parte del crecimiento.
Si te das cuenta de que has vivido en una life lie es una oportunidad para escribir un nuevo ciclo de tu vida alineado a tus objetivos y a tu esencia. El proceso de autenticidad no es lineal, pero cada paso que tomes en esa dirección te acercará a una vida con más sentido y libertad.