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5 actitudes para afrontar positivamente el desempleo

Por: Dafne Miranda
Especialista en Capacitación Empresarial, DE&I y Desarrollo Humano

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Dentro de todas las situaciones que a diario vivimos en el trabajo, hay una especial que nadie quisiera enfrentar…

Existe una infinidad de momentos incómodos que podrías experimentar en el trabajo. Recibir una llamada de atención por una conducta inadecuada, los malos olores provocados por la comida del compañero, sentir cómo te gana el sueño a mitad de una junta o que te cachen navegando en el buscador de empleo. Pero hay una situación en particular que algunos jamás quisiéramos afrontar, el famoso: “recoge tus cosas y pasa a recursos humanos”.

Ser liquidado, despedido, desvinculado o como le quieran llamar es sólo el inicio de un proceso asociado con la pérdida y la incertidumbre frente a la vida. Por más que las empresas promuevan el trato digno para el exempleado, este se verá obligado a lidiar con una nueva realidad: el duelo, y para esto jamás se está preparado.

Y si me pasa, ¿qué hago?

El desempleo duele porque en él está implícita una pérdida de dignidad, de pertenencia, de realización y de relacionamiento con el mundo.

Las personas cercanas tratan de apoyarte con mensajes como: “todo estará bien, mira la oportunidad, sé resiliente, no te preocupes”. Y uno sabe que sí, que en algún momento todo irá mejor, pero la realidad de las cosas es que no siempre se tiene la actitud para afrontar positivamente el desempleo.

No estaría aquí hablándote de este asunto si no lo hubiera vivido. Y es que, a un año de mi última pérdida laboral, quiero compartirte cinco actitudes que descubrí y que, si logras identificar, te pueden ayudar a transitar por el desempleo, desde la negación hasta la aceptación.

  • Actitud humilde. Enojo, tristeza, miedo o frustración son las principales emociones que acompañan a una persona en el momento en que está desempleada. La pregunta más recurrente es ¿por qué a mí? Implica una buena dosis de culpa y, por consecuencia, conductas compulsivas. La mejor forma de transitar la primera etapa del duelo por desempleo, la negación, es con el acompañamiento de un coach o terapeuta. Estos profesionales te ayudarán a asumir tus emociones, sentirlas, expresarlas y canalizarlas hacia comportamientos de bienestar y autocuidado.
  • Actitud de confianza. Transitar por el desempleo implica una sobrecarga mental de incertidumbre sostenida y prolongada, donde lo único seguro es que no hay algo realmente asegurado, al menos en el corto plazo. La frase “hay un tiempo para dejar que las cosas sucedan” te puede ayudar a tomar una posición de serenidad y esperanza firme en que aquel empleo deseado sucederá. Además, permitirá reducir mental y físicamente los niveles de estrés y preocupación, disminuyendo así riesgos en la salud.
  • Actitud de grandeza. Es común que al perder el empleo la autoestima se vaya por los suelos. No tengas miedo de verte grande. Conviértete en tu propio RP, pon la hoja en blanco y empieza por identificar tus fortalezas profesionales, resalta aquellas cualidades que te harán destacar en el mercado laboral, redacta un statement para proclamar tu promesa de valor y haz una sesión fotográfica donde proyectes tu mejor sonrisa. Haz que tu CV sea más que una hoja descriptiva de puestos y funciones.
  • Actitud de autoconocimiento. Cuando empecé a participar en las entrevistas de trabajo me sentía agobiada y dudosa por no tener las respuestas correctas. Esto lo comenté con mi terapeuta, quien me ayudó a ver que la entrevista laboral puede ser una excelente herramienta para conocer más acerca de mí. La fase de preparación previa y la entrevista te permitirán hacer un repaso por tus principales éxitos o fracasos, conocerás qué es lo que realmente disfrutas hacer en el trabajo, aquello que puedes o no negociar, en qué ambiente laboral deseas convivir, cuáles son tus necesidades y las expectativas económicas en tu futuro empleo.
  • Actitud protagonista. En caso de que el empleo no se obtenga en un plazo establecido, se abrirá el paso a la fase de la aceptación. Aquí es cuando debes actuar con responsabilidad, ser capaz de valerte de todas tus habilidades para dar respuesta a la pregunta: ¿de qué otra forma me puedo emplear? La autoempleabilidad puede funcionar, temporal o permanentemente, para que ejecutes una actividad en la cual trabajes para ti mismo, te mantengas ocupado y generes ingresos.