¿Sabías que cuando la batería de tu smartphone está por debajo del 15% lo más probable, es que, si en ese momento solicitas un transporte privado, desde alguna app, la tarifa será más elevada? ¿Por qué? Porque existe el sesgo de urgencia, los desarrolladores de aplicaciones lo utilizan en tu contra, ya que es probable que los usuarios paguen más si la batería de sus teléfonos está baja y ¿de dónde sacan estas ideas? Vayamos a la universidad de Stanford, específicamente al laboratorio de tecnología persuasiva, fundado por B. J. Fogg en 1998 con la misión de “crear máquinas que puedan cambiar lo que la gente piensa y lo que hace, y hacerlo de manera automática”, inspirado por el experimento de “la caja de Skinner”, que demuestra cómo el castigo y la recompensa activan un mecanismo de aprendizaje inconsciente en el cerebro. Fogg adoptó la frase de Skinner “somos lo que hacemos una y otra vez”, él tiene una receta para sus alumnos: psicología + economía + neurología + estadística + computación = $; en ese laboratorio surgieron las ahora famosas big tech como HP, Yahoo, Cisco Systems, Sun Microsystems, eBay, Netflix, EA, PayPal, LinkedIn, Silicon Graphics. De la universidad de Stanford y de sus alumnos egresados nace StartX, una incubadora de start-ups, sus instalaciones se encuentran entre Facebook, Apple, Google y Sand Hill, el laboratorio de Fogg, al día de hoy, sigue nutriendo de talentos los departamentos de I+D+i de las big tech.
De todos ellos surge el nombre de Peter Thiel, alumno de Fogg y cofundador de PayPal, a su vez mentor de Mark Zuckerberg y fue de esta relación que surge la idea de utilizar big data como un tema de defensa nacional en Estados Unidos, es entonces que Thiel convence a la CIA para crear Palantir, considerada una de las start-ups más secretas de Silicon Valley, básicamente fue gracias a su tecnología que la captura de Osama Bin Laden fue posible.
B. J. Fogg, que comprende los sesgos bajo los que el ser humano vive, entiende la importancia de la psicología social con la estadística para comenzar a potenciar el desarrollo de aplicaciones y crear hábitos en los usuarios tan inconscientes como sea posible, se le conoce por crear competencias para generar aplicaciones sencillas para Facebook, pidiéndoles a sus alumnos que no se complicaran con detalles y distribuyeran lo más rápido posible, el reto era: quien consiguiera la mayor cantidad de usuarios, ganaba; tal como se dice internamente en Facebook “move fast and break things”, ¿el premio? Un puesto directo en cualquiera de las big tech de la incubadora StartX.Sus competencias se hicieron tan famosas que muchos inversionistas comenzaron a asistir para reclutar talentos y apoyar proyectos, para ejemplo el mismo pentágono ha anunciado el desarrollo de una inteligencia artificial que analiza big data para predecir el futuro con días de antelación. Hoy en día se tienen almacenadas enormes cantidades de datos de millones de personas, que se piensan analizar para detectar patrones sociales de comportamiento; Amazon ya trabaja en ellos y su jefe de ciencia de datos comentó que pueden predecir cuando una de sus clientas está embarazada, sin que ella lo sepa, gracias a su análisis de datos que observa los cambios de hábitos y comportamientos de sus usuarias.
El pentágono parece estar creando una herramienta para predecir pequeños cambios en el comportamiento social que pudieran prevenir algún intento de estallido o amenaza a la seguridad nacional. De esta manera, el ejército de Estados Unidos estaría preparado ante cualquier amenaza; la primavera árabe, el estallido social de Chile, el movimiento Black Lives Matter pudieran pasar a ser de los últimos movimientos sociales orgánicos, el eterno dilema entre la libertad y la seguridad.
Te sugiero que conozcas más tus propios sesgos y te preguntes cuáles son los gatillos mentales que te impulsan a tomar decisiones, para que la próxima vez que te estés quedando sin batería, y solicites un transporte, cuides tu bolsillo, víctima de los desarrollares de aplicaciones que suelen conocerte más que tú mismo.
El big data es el nuevo plutonio. En su estado natural tiene fugas, contamina y hace daño. Contenido y aprovechado de manera segura puede iluminar una ciudad.
Robert Kirkpatrick, director de la iniciativa Pulso Mundial, de las Naciones Unidas.