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CIENCIA Y TECNOLOGÍA

¿Estás listo para que tu jefe sea un algoritmo?

Por: LI. José Eduardo Carrillo Castillo
Gerente de sistemas e informática STRATEGA Consultores
eduardo.carrillo@strategamagazine.com

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En plena entrada hacia la cuarta revolución industrial, donde la automatización y la inteligencia artificial (IA) se aproximan a sustituir poco a poco a la fuerza humana laboral, tenemos que comenzar a plantearnos si el día de mañana los algoritmos podrán dirigir un área o a toda una empresa en sí. Antes que nada, debemos analizar qué es lo que define a un director dentro de una organización, básicamente las características principales son: planificar, dirigir, coordinar, evaluar el trabajo, asignar tareas, revisar el cumplimiento de instrucciones y validar la eficacia con que se hace el trabajo. Partamos de esta definición de “jefe” y tratemos de llegar a un consenso, ahora te invito a que hagamos el siguiente ejercicio mental:  imagina que eres un chofer de Uber y te llega una solicitud de un cliente, ¿me puedes describir qué es lo que la aplicación, en su versión para conductores, está haciendo? ¿Te asigna tareas? ¿Te evalúa y premia cuando cumples tus objetivos? ¿Coordina con tu cliente y planifica tu ruta? Entonces, con base en las características antes mencionadas, ¿la app es tu jefe? Podrías decir que tú decides la ruta por la que vas a manejar, defines tus horarios y cuándo descansar, pero a su vez la app te está avisando sobre las horas pico cuando más gente consume la aplicación, incitándote a pensar que es la hora ideal para salir a trabajar, dado a que, al haber más pasajeros, obviamente tendrás un mejor ingreso, pero tampoco puedes caer en la desobediencia total, ya que los usuarios avisarán de tu pésimo servicio y Uber te dará de baja.

Comenzamos a vivir bajo el nuevo paradigma de la IA, la cual, plantean, vino a solucionar el “problema” de que no se puede tener un jefe por cada empleado, para así vigilar de manera eficiente que este último sea productivo y, a su vez, que el ingreso económico vaya en aumento, pues ahora existe un algoritmo que le dirá al trabajador qué hacer y, de esta manera, cada decisión alimentará una gran base de datos que después ayudará a seguir mejorando la toma de decisiones. Un ejemplo práctico está en Guadalajara, donde el gobierno, a través del de la aplicación de servicios de transporte DIDI, planea reducir el tráfico y optimizar los tiempos de transporte; el diagnóstico y análisis del tráfico que la compañía china tiene de dicha ciudad es bastante preciso, registra los atascos, las horas con mayores solicitudes de clientes, el promedio de accidentes diarios, la demora de las personas a la hora de tomar un transporte y la movilidad.

El debate es ético, no contamos con antecedentes históricos para evitar errores, estamos entrando a una singularidad tecnológica, donde lo único que nos queda es la prueba y el error, por ahora no hay respuesta a preguntas de cómo sabremos la moral, el prejuicio y las condiciones subjetivas con las que una inteligencia artificial puede llegar a tomar sus decisiones, al final del día, ya tenemos la experiencia de que Microsoft tuvo que apagar una IA porque terminó manifestando ideologías nazis. El otro dilema es que, si comenzamos a depender cada vez más, ¿quién será responsable cuando algo salga mal? En Rusia ocurrió el caso de Sergey Ustinov, de 18 años de edad, que por seguir las indicaciones de Google Maps terminó perdiendo la vida. Y la última cuestión es la transparencia, un jefe no debe explicar siempre por qué toma una decisión, pero debe poder darla cuando, por cuestiones legales, se le solicite, ¿qué o quién juzgará si la decisión fue la correcta?

No está mal tener jefes humanos con los que se pueda negociar, pues con un algoritmo poco importarán tus argumentos cuando algo falle; hoy en día somos más conscientes de cómo Facebook y Amazon utilizan estas nuevas herramientas de tecnología disruptiva para implantar ideas de consumo, donde poco a poco los lenguajes de programación comienzan a ser los que dirigen y organizan el día a día de las personas, las críticas sobran, pero la evidencia demuestra que es algo que ya se aplica en grandes empresas, así que vale la pena preguntarte: ¿estás listo para que tu jefe sea un algoritmo?