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Criptoapocalipsis, ¿qué ocurre con la caída de las criptomonedas?

Por: LCC. Gabriel Moreno Rodríguez
Productor; académico en el ITESM; director de noticias; analista en temas de tecnología y CEO
@gabofanfare

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Entre las cuentas de sátira y humor (que se cuentan por millones en Twitter) una de las más exitosas lleva como título Crypto Bros taking Ls que, traduciendo e interpretando la jerga usada, se leería en español como “Cripto hermanos sufriendo derrotas”. Con más de medio millón de seguidores, la popular página subió memes, extractos de video y grabaciones en TikTok sobre algunos descalabros que han sufrido inversionistas en su camino por enriquecerse usando algún tipo de criptomoneda o NFT, todo hasta inicios de este año, cuando las cosas tomaron un giro inesperado.

Después de casi dos años de contenido satírico de pronto páginas como la mencionada comenzaron a compartir contactos para la prevención del suicidio e, incluso, líneas de emergencia para tratar depresión y otros padecimientos relacionados con la salud mental. Las razones conducían a un mismo camino y fue el desplome millonario que sufrió este mercado en menos de 6 meses.

Pero ¿qué pudo haber salido tan mal para que, de pronto, expertos hablaran de un “criptoapocalipsis”?

A finales del 2021 el valor de las criptomonedas como Dogecoin, Ethereum y Bitcoin, además de la venta e intercambio de NFT (tokens sin un valor fungible), se calculaba superior a los 3 trillones de dólares, la explosión en la compra y venta de este tipo de valores económicos hizo millonarios a entusiastas de la noche a la mañana.

De pronto, en Internet veíamos a individuos presumiendo mansiones, yates, autos deportivos de lujo y diversos excesos financiados por sus ganancias en cripto.

¿Qué ocurrió entonces? Algunos expertos mencionaban a la pandemia provocada por el virus COVID-19 como un elemento crucial que cambió los hábitos de consumo e inversiones de millones de personas en todo el globo. Y es que Bitcoin (por ejemplo) era una moneda que existe desde hace años, con valores que fluctúan de manera constante, pero que (previo a la pandemia) poseía un nicho reducido de usuarios, quienes usaban esta forma de cambio difícil de rastrear para realizar compras en la red de manera anónima (y también para prácticas de dudosa legalidad, como el lavado de dinero).

Con la llegada de las restricciones impuestas por los gobiernos en todo el mundo para prevenir la propagación del COVID-19, millones de personas quedaron atrapadas en sus hogares con horas adicionales libres y un surplus de dinero derivado del ahorro en gastos como transporte y comidas fuera de casa. En algunos países como Estados Unidos, miles de ciudadanos recibieron cheques de estímulos económicos por parte del gobierno.

Con un capital económico adicional sólo hizo falta algún mechero en Internet que sedujera a aquellos oficinistas atrapados en su hogar con dinero adicional y la promesa de un esquema para hacerse ricos de manera rápida llegó con las historias de los millonarios en NFT y criptomonedas.

La moda hizo que el mercado se disparara en el valor mencionado de los 3 trillones de dólares, suficientes para superar incluso el PIB de pequeños países y que prometía ser el futuro de la economía global, pero este paraíso tomó un giro hacia el desastre apenas comenzaron a sentirse los golpes económicos del COVID-19 y la guerra en Ucrania, desatando colapsos inflacionarios que empezaron a golpear a casi todos los países en el planeta.

La crisis económica e inflacionaria ha traído una mentalidad restrictiva en torno a inversiones por parte de entusiastas, siendo este el tema central por el que de pronto millones de inversionistas dejaron de gastar dinero en Bitcoins y similares, y de un día para otro el criptoapocalipsis llegó para todos esos que no vieron venir la tormenta.

¿Algún día volverá el auge en NFT y cripto? Los expertos no son optimistas, de hecho, en tanto sigamos en la vía de crisis económica y el planeta no vuelva a ser golpeado por otra pandemia que encierre a los oficinistas de nuevo en sus hogares, lo más recomendable, para aquellos que siguen aferrando a sus valores no fungibles, es que mejor vendan.