
La palabra "honor", de acuerdo con la Real Academia Española, significa “la cualidad moral que lleva al cumplimiento de los propios deberes respecto del prójimo y de uno mismo”, siendo un significado profundo y ambiguo, lo que genera que en algunos países se sigan cometiendo crímenes hacia la mujer, ya que en épocas pasadas la palabra “honor” era sinónimo de honestidad y recato.
La organización Human Rights Watch define los crímenes de honor como los actos de violencia, generalmente asesinatos, cometidos por los varones contra las mujeres de la familia al considerar que han deshonrado al clan. Pueden ir desde el maltrato físico hasta el asesinato –manifestándose con lapidaciones, apuñalamientos, envenenamiento, estrangulación, degollamiento o quemaduras con fuego o ácido, que dejan marcas de por vida–, pero lo más increíble es que los perpetradores son sus tíos, primos, hermanos, padres o esposos. Son una práctica que hasta la fecha se sigue cometiendo principalmente en las regiones de Oriente Medio, África Oriental, el Magreb, India, Pakistán, Filipinas, el norte del Cáucaso, Latinoamérica, África del Norte, Egipto, Yemen, Sudan, Chipre, Francia, Albania, Alemania, Reino Unido, Italia y Asia del Sur.
Estos crímenes son a menudo tolerados por parte de las autoridades a través de la pasividad y la falta de acción legal hacia los criminales, ya que son justificados y defendidos con el argumento de tradición o religión. La apología del delito, según algunas culturas, radica en que la víctima ha provocado, con sus acciones, la deshonra y el desprestigio de la familia a la que pertenece, algunas de estas causas de “deshonor” son las siguientes:
A través de los “castigos” o el asesinato se termina lo que la familia considera “una vergüenza”, saldando con sangre lo que para ellos era una ofensa; es increíble que esta práctica aberrante ni siquiera dé pie a la réplica de la mujer, ya que las pruebas no son necesarias, un rumor o una sospecha puede justificar el delito.
Las Naciones Unidas estiman que más de cinco mil mujeres al año son víctimas de crímenes de honor en todo el mundo, sin embrago, las organizaciones de Derechos Humanos, a la fecha, siguen considerando que la cifra de casos reportados son sólo una parte de los que suceden; muchos de los maltratos y crímenes por honor, al ser consentidos por la familia, suelen ser encubiertos como suicidio, accidentes o asaltos por terceros… o ni siquiera los denuncian.
Definitivamente no hay ni el mínimo rastro de “honor” en torturar y matar a una mujer por el hecho de creer que deshonra a alguien, pues son una violación flagrante de los derechos humanos y una forma de discriminación, persecución y violencia contra las niñas y las mujeres en el orbe, por lo que los organismos internacionales deben promover el respeto a los derechos humanos, en miras de la equidad de género e igualdad entre los seres humanos, rechazando tajantemente cualquier forma de violencia, aunque trate de defenderse por usos y costumbres o religión.